La cenerentola. Rossini. Atenas

Greek National Opera. 3 de Noviembre-. Inauguración la temporada de la Greek National Opera en el Teatro Olympia de la capital griega.

Se trata de una nueva producción  dirigida brillantemente por Rodula Gaitanou. La joven griega residente en Londres y fogueada en el escenario de Covent Garden, hace transcurrir la escena en el interior de un teatro sumido en la crisis de la América del 29, donde el difunto padre de Ramiro, que era el director del teatro,  entre sus últimas voluntades pide  que su hijo ha de hacerse cargo de la continuidad del teatro, dejando así su vida bohemia y casándose con alguna de las chicas de la compañía. En el teatro está Alidoro mano derecha del padre de Ramiro y que le intentará ayudar en su cometido y el promotor Don Magnifico, que se encarga de programar una vez tras otra espectáculos nefastos de sus dos hijas Tisbe y Clorinda, teniendo relegada a los cargos de mantenimiento del teatro a su tercera hija Angelina (magnífica la gran caldera que preside los bajos del teatro y que nuestra Cenerentola alimenta con grandes cantidades de carbón) Ramiro llega acompañado de su gran amigo Dandini  que es el encargado de hacer la gran performance para desenmascarar a las chicas que sólo quieren casarse con Ramiro por el interés económico y la posición social; haciendo así Gatinaou,  de una manera magistral, la lectura y crítica social de la época .

Tisbe y Clorinda fueron encarnadas por Eleni Davou y Myrsini Margariti, ambas cantantes formaron un tandem perfecto tanto vocal como escénicamente, dignas hijas de Don Magnífico encarnado por el bajo argentino Carlos Esquivel, que encarno su personaje con entidad y aunque, a veces, su voz resulta demasiado clara y su movimiento escénico demasiado grácil para un personaje que ya tiene una edad, la magnífica caracterización hizo que nos olvidarnos de ello.

El personaje de Alidoro fue interpretado por el bajo-barítono griego Petros Magoulas, una voz conocida para el público asiduo a la temporada  y que en este caso sorprendió muy positivamente interpretando el aria “ Là del ciel..” con una muy buena vocalidad rossiniana, muy diferente a lo que nos tiene acostumbrados, su voz que en muchas otras ocasiones resulta un tanto tosca, se ha tornado mucho más flexible en este repertorio que parece ser mucho más justo para él, esperemos que siga en esta línea.

Otro habitual para el público del Teatro Olympia  es el tenor griego Antonis Koroneos, seguramente la voz que a priori representa mejor este repertorio. Nos encontramos ante una clara voz de tenor ligero, con una facilidad apabullante para el sobreagudo y para la coloratura y que en cambio no logró lucir al máximo  porque sus incursiones en repertorios más anchos le están haciendo perder la frescura que años atrás poseía, aunque se deja entrever aún ese buen hacer rossiniano y su solvencia escénica y su inteligente canto le hacen saber dónde tiene sus punto fuertes, así lo demostró con un fantástico “Do” al final de su aria, y con algunas fermatas coronadas con fantásticos “Re” sobreagudos que el público supo agradecer con uno de los números más aplaudidos de la noche.

Sustituyendo a la magnífica Mary Ellen Nesi  que ha sido  la Angelina del primer reparto, encarnó el personaje de La Cenerentola  la joven Mezzosoprano griega Artemis Borgi; una joven que conoce bien la música de Rossini y que aunque su juventud  y su falta de experiencia escénica no juegan en a favor, la elegancia natural y su canto fresco, su coloratura trepidante y su  extensión vocal  le permitieron jugar con el personaje de a su antojo, sobretodo en su dificilísima escena final, que cantó cómodamente . Sin duda estamos ante una joven promesa del la escena.

Mención aparte merece el Barítono español David Menéndez que encarnó el personaje de Dandini. Nos encontramos ante una verdadera voz de barítono, de importante caudal y de proyección envidiable, que usa a capricho para jugar con una amplia paleta de colores y de matices, cantando con igualdad en todos los registros. Queda esto demostrado ya desde su aria de entrada   ”Come un´ape ne`gioni d´aprile” donde Menéndez hace alarde de fiato desde la primera frase y nos lleva del “panissimo” al ”fortissimo”, del agudo al grave, de los pasajes más liricos a las coloraturas y silabatos más endiablados sin inmutarse ,con coreografía incorporada y agudo final de aria incluido. He de decir al respecto que pocas otras veces he tenido la ocasión de escuchar este agudo final y menos aún mantenido hasta el acorde final del aria, realmente magnífico y que hizo que el público enloqueciera  ya en su primera intervención; pero lo mejor aún quedaba por venir ya que una vez que dejó claro que su voz la dominaba perfectamente hizo las delicias del público con su divertidísimo personajes manejando con gran maestría los recitativos en los que una perfecta dicción hacía que aún se le escuchara mejor aún incluso cuando casi susurraba. Una alegría encontrarnos con una cantante completo de esos que ponen su voz al servicio de la interpretación esto junto a su porte escénico ha hecho sin duda que el público griego reconociera en él una auténtica estrella. Prueba de ello fue la estrepitosa ovación que recibió por parte del público y que claramente marcó la gran diferencia con el resto del elenco.

La dirección musical corrió a cargo del joven griego y  de formación austriaca Konstantinos Diminakis, que en todo momento estuvo pendiente de los cantantes, haciendo un Rossini en el más puro estilo belcantista , a pesar de su juventud se ve en su actitud al servicio de los cantantes, que conoce perfectamente el estilo y que respira con la música haciendo que todos puedan hacer lo mejor en cada una de sus intervenciones incluso en los concertantes que funcionaron a la perfección a pesar de que a la dificultad de su interpretación se le sumaban en ocasiones pequeñas coreografías.

Mención especial  también para la buenísima intervención del coro muy bien dirigido por Rodula Gaitanou que hizo que se involucrara en la historia en todo momento, cosa que en este teatro no siempre ocurre, muchas noches hemos asistido a funciones donde el coro parecía estar en posición de concierto.

El vestuario simple pero elegantísimo de Alexia Theodoraki, no hizo más que engrandecer el resultado final del espectáculo  al igual que la escenografía y la magnífica iluminación del inglés Simon Corder.

Enhorabuena a todos, especialmente al intendente del teatro, Myron Michailidis, por tan excelente combinación de artistas. Este es un muy buen camino a seguir.

Vassilis Andreatos.