Compañía Antonio Márquez Cristina Marinero
Auditorio de San Lorenzo de El Escorial. 21 de agosto. En octubre se cumplirán dos años desde el reestreno de Medea (1984) por la Compañía Antonio Márquez. El bailarín, exestrella del Ballet Nacional de España (BNE), donde se terminó de formar a principios de los años ochenta y fue ascendiendo en su escalafón por su calidad, había abandonado los escenarios años antes pero quiso volver y se celebró.
Ahora, la Compañía Antonio Márquez se ha presentado por primera vez en la Comunidad de Madrid, que no en Madrid capital, aunque lo hará antes de que termine 2021, por lo que Medea ha vuelto a verse aquí –la última vez fue en 2012, por el BNE, en el Teatro de La Zarzuela- , en una única función en el I Festival Internacional de Verano del Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, que gestiona Teatros del Canal.
Ha sido una Medea muy cercana a la magia, con Helena Martín interpretando a la hechicera a un nivel excelente, con momentos que nos recordaba a Manuela Vargas en su jondura. La artista invitada se llevó la ovación de la noche, con los espectadores puestos en pie durante diez minutos aplaudiendo a toda la compañía por su calidad en la interpretación de este ballet que ya es un clásico absoluto de nuestra danza, creado por José Granero sobre la partitura de Manolo Sanlúcar –quien lo compuso como tal, como ballet- y los diseños de Miguel Narros, quien también adaptó el libreto a partir de la obra de Séneca. Antonio Márquez volvió a ratificar que, junto al Jasón del estreno de 1984, Antonio Alonso, es el que mejor ha dado vida al personaje, dandy, consciente de que es el galán, mostrando la agresividad en su danza hacia la madre de sus hijos cuando está a punto de abandonarla definitivamente y casarse con Creúsa, hija del rey Creonte.
La también invitada Lupe Gómez estuvo perfecta como Nodriza, otorgándole una palpable cualidad humana y de mediadora en el enfrentamiento Medea/Jasón. Quizás Alba Franco no desprendió la luz e ingenuidad como Creúsa que se nos quedaron grabados para siempre de Maribel Gallardo cuando esta lo estrenó y en sucesivas reposiciones de los años ochenta. Currillo interpreta a su padre, Creonte, con aplomo, pero tiene que desarrollarlo en su magnanimidad, como rey que es. La compañía bailó con entrega, respetando el estilo de sus personajes. Medea es perfecta y aunque la hayamos visto ¿cuarenta, cincuenta veces?, siempre nos dejamos envolver por ella, desde que empieza, ya en plena acción, otro de los motivos de su calidad teatral y dancística, porque nos envuelve enseguida con su historia casi-de-terror contada perfectamente con la danza.
El programa se completó con la coreografía de Javier Palacios, Macadanza, realizada sobre Danse Macabre, de Camille Saint-Saëns, que bailó toda la compañía como pieza coral, en la tradición de la danza estilizada de grupo, separándose de la narrativa detrás de la partitura: es la noche de difuntos y la Muerte les convoca para este baile anual. También se ha incluido el cuarto movimiento de Sinfonía española, coreografía de José Granero sobre la composición de Edouard Lalo, interpretada por Paula García y con Virginia Domínguez como repetidora, y Bolero, obra de Márquez y Currillo, sobre la archi-mega-conocida composición de Maurice Ravel.
Es de celebrar que una iniciativa privada como es la de la Compañía Antonio Márquez haya recuperado una obra maestra de la danza española, Medea, sobre todo por la dificultad para que la danza en nuestro país tenga vida más allá de los entes públicos.
Si todo continúa como nos han contado, esta formación que tiene detrás la producción y distribución de Bataclán Ideas y Espectáculos romperá la “norma no escrita” por la que la danza en Madrid y España solo se programa por una o dos funciones, en general. Van a tener una temporada jugosa, instalándose en un mismo escenario varias semanas y es la mejor noticia para nuestra danza coreográfica patria. Es única, qué pena que no se trate por los responsables públicos con el respeto y entidad que merece. Con Antonio Márquez y sus colaboradores va a resurgir.