La crítica musical: decálogo de buenas prácticas

La crítica musical Por Majo Pérez, director de Opera World

Gustave Surand (1860 – 1937): Orphée charmant les animaux   La crítica musical

Un taxista curioso me preguntó hace unas semanas qué era eso de hacer crítica, al haberme escuchado hablar por teléfono con uno de los colaboradores de Opera World. Su pregunta, de entrada, me sorprendió por inesperada. Sin embargo, un par de tristes y dolorosos sucesos en los que se han visto involucradas dos personas que deberían saber muy bien qué es eso de hacer crítica me llevan hoy a intentar dar una respuesta a esta cuestión a modo de manual de buenas prácticas.

Conozco a muchos incondicionales de la lírica que no se pierden un espectáculo pero nunca han leído una crítica. Quizá les parece innecesario porque solo se fían de su criterio. O tal vez, como buen número de artistas, consideran al crítico como el aguafiestas pedante que, movido por un karma decimonónico, se empeña en hacer observar una serie de preceptos que solo existen en su cabeza. Eso, en el mejor de los casos. Haciendo gala de su comedimiento, Wagner llegó a pedir la abolición de “la inmoral profesión de la crítica musical”.

Entonces, ¿por qué seguir haciendo crítica? Porque el crítico de arte, experto en la materia y dotado para la comunicación, realiza un análisis riguroso del hecho artístico, contextualizándolo, desmenuzándolo, nutriendo el vínculo entre el arte y la sociedad. Por otro lado, en una época en la que la mayoría de teatros de ópera están subvencionados con fondos públicos, resulta necesario que alguien debidamente informado dé su opinión al respecto de cómo se emplea dicho dinero. Y por último, desde un punto de vista diacrónico, musicólogos e historiadores encuentran una fuente de información valiosa en las crónicas de ‘las personas que estuvieron allí y lo contaron’.

La profesión de crítico es ardua y compleja, a veces incluso desagradecida. Además, hoy en día, la mayoría de los colaboradores de las revistas especializadas realizan su labor sin recibir retribución económica, movidos exclusivamente  por un profundo amor al arte, a los artistas y a lo que hacen. Este es también mi caso. Pero si algún taxista vuelve a preguntarme qué es eso de la crítica musical, he preparado un sencillo decálogo que hago extensible a todas las personas que colaboran para Opera World. Les invito a que contacten conmigo para hacerme cualquier comentario que crean oportuno.

DECÁLOGO DEL BUEN CRÍTICO MUSICAL

  1. Respetamos y admiramos de corazón a los artistas, a las instituciones culturales y al hecho creativo en sí, de manera que nuestras opiniones persiguen el desarrollo de los profesionales sobre quienes escribimos.
  2. Apoyamos a los artistas locales y damos visibilidad a aquellos talentos que aún no han tenido su oportunidad de oro.
  3. Trabajamos por que la lírica deje de ser percibida como un arte elitista, propio de épocas pasadas, y fomentamos el interés por esta expresión artística.
  4. Basamos nuestra profesionalidad en el rigor, la honestidad y la independencia a fin de dar el mejor servicio a nuestros lectores.
  5. Intentamos enriquecer el punto de vista del espectador dándole nuevas claves para interpretar el hecho artístico.
  6. Apostamos por un estilo legible y ameno, redactando con esmero y fundamento, documentándonos y manteniéndonos al día de cuanto acontece en el mundo lírico.
  7. Velamos por que teatros y promotores de espectáculos hagan buen uso de los fondos públicos.
  8. Tratamos de conocer las condiciones económicas y laborales que hay detrás de cada espectáculo para tenerlas en cuenta a la hora de realizar la crítica y, si fuese necesario, para denunciar situaciones de injusticia laboral.
  9. Reafirmamos en cada publicación nuestro compromiso con una sociedad plural, justa y ecológica, donde todas las personas, independientemente de su género, origen, orientación sexual y posición socioeconómica tengan igualdad de oportunidades, sobre todo en lo que respecta el acceso a la cultura.
  10. No nos dejamos intimidar por haber expresado una opinión fundamentada, contrastada y con respeto. Al mismo tiempo, asumimos nuestros errores e intentamos repararlos de la mejor manera posible.