La Danza durante el Estado de Alarma. El Real Conservatorio ‘Mariemma’ continúa sus clases por videollamada 

Cristina Camacho Gil, alumna de 6º de Danza Española del Real Conservatorio, en clase de barra en su casa
Cristina Camacho Gil, alumna de 6º de Danza Española del Real Conservatorio, en clase de barra en su casa

La Danza durante el Estado de Alarma. El Real Conservatorio ‘Mariemma’ continúa sus clases por videollamada 

Cristina Marinero

Si el confinamiento en casa, para intentar disminuir los contagios por la pandemia del Covid19 es duro para todos, para los profesionales del arte del movimiento, aún más. Nuestra disciplina necesita de gran espacio para su práctica, está marcada en España por la temporalidad y precariedad laboral, es absolutamente dependiente del dinero público, y su estudio debe comenzar en la niñez, como se sabe.

Cristina Marinero

Hablamos con Arantxa Carmona, directora del Real Conservatorio Profesional de Danza ‘Mariemma’ de Madrid (RCPDM), así llamado por la reconocida bailarina, coreógrafa y maestra que estructuró con rigor las enseñanzas de Danza Española desde que, en 1969, fuese nombrada directora de estos estudios en la Real Escuela Superior de Arte Dramático y Danza, sita entonces en el Teatro Real.

“Estoy muy contenta con los alumnos, porque demasiado bien lo llevan cuando ya vamos por la cuarta semana de confinamiento”, asegura Carmona, directora del RCPDM desde mayo de 2018. “Todos los profesores están mandando trabajos y reciben videos o archivos de sonido con los ejercicios de castañuelas, por ejemplo. Los alumnos tienen clase diaria de ballet con el profesor de clásico de su curso. Les ayuda porque así siguen sintiéndose bailarines y están contentos. Sobre todo, se utilizan aplicaciones como Skype o Zoom para hacer las videollamadas de grupo”.

Arantxa Carmona asegura que el equipo de profesores se mantiene muy alerta por los estudiantes del Real Conservatorio Profesional de Danza ‘Mariemma’ durante estos días de confinamiento. “Estamos todos más pendientes que nunca, por si tienen algún problema, nos quieren consultar cualquier asunto o si son sus padres los que necesitan hablar con nosotros. Nuestra máxima, sobre todo, es transmitir tranquilidad”.

A diferencia de la música o el teatro, “la danza necesita espacio, música, estar en grupo, que es lo que da energía”, señala Carmona. “La danza es emoción a flor de piel, para la que se necesita un alma especial y, por ello, se sufre más.  Para los alumnos, la danza es su vida”, subraya sobre un sentimiento hacia este arte que, quienes lo hemos estudiado también desde muy corta edad, sabemos que es muy, muy fuerte.

 En las fotos, vemos a dos alumnas del RCPDM. Cristina Camacho Gil, que acaba de cumplir 18 años y cursa 6º curso de Danza Española, utiliza una barra de ballet construida por su padre para realizar  en casa su clase con la profesora Mar Mel. Irene Carpintero Motos, de 13 años, estudiante de 4º de Enseñanzas Elementales., por su parte,  tiene suerte porque cuenta con algo más de espacio, en el garaje de su casa. Cada día, realiza su clase de ballet con el profesor Hervé Ilari por videollamada.

Irene Carpintero, de 4º de Enseñanzas Elementales, practica Escuela Bolera en su casa
Irene Carpintero, de 4º de Enseñanzas Elementales, practica Escuela Bolera en su casa

Mar Mel, anterior directora del Real Conservatorio Profesional de Danza ‘Mariemma’, utiliza la aplicación Zoom para sus clases de ballet con los alumnos de 2º y de 6º, de la especialidad de Danza Española. “Hacemos una tabla de ejercicio de acondicionamiento físico para calentar y estirar. Con los de 2º, dos o tres días en semana barra, no más, porque no quiero que adquieran vicios al no poder corregirles. Los de 6º no se apuntaron todos a esta clase: son mayores y están haciendo otras  que bailarines de todo el mundo imparten por las redes sociales y les he dado libertad, pero saben que estoy ahí para ellos cuando quieran”. 

“Lo que me transmiten», cuenta Mel, «es que se sienten orgullosos de mantener un ritmo en el día a día, dentro del caos que supone para ellos estar en casa”. “Si quiero sacarle alguna cosa positiva, sobre todo es que el grupo está muy unido. Les ayuda a mantener los pies en la tierra, a no perder la idea de futuro, tener en mente lo que quieren conseguir y saben que siempre tienen a sus profesores para seguir ayudándoles. Ese aspecto, dentro de esta situación, es muy positivo. Para los de 6º está siendo durísimo, porque es su último año de formación, tenían un montón de proyectos, experiencias escénicas, tantas cosas bonitas que se han quedado en el aire… Pero son duros, fuertes y siguen. Y es que, al fin y al cabo, si quieres dedicarte profesionalmente a la danza, sabes que todo depende de tu disciplina y voluntad”.

Además de utilizar las ventajas de la era digital, Arantxa Carmona nos explica que para aquellos que deban cuidar su alimentación “trabajamos todo el curso con un nutricionista y tiene su email para preguntarle lo que necesiten. Lo que está claro es que o reduces la ingesta o te verás afectado al no moverte tanto. Pero ése es el mejor de los males, lo importante es que estén sanos porque luego el cuerpo vuelve a su ser en cuanto se retoma la actividad que tenían”.

El cierre de los centros de enseñanza, antes del Estado de Alarma, desde el miércoles 11 de marzo, provocó que tuviesen que suspender las representaciones para nuevo público que iban a ofrecer desde el viernes 13 en el escenario de la Real Escuela de Arte Dramático, como cada año. Esta cancelación, dice Carmona, es lo que más pena le ha dado por los alumnos de los últimos años,  pues son unas actuaciones muy esperadas por ellos.

Con el teléfono del Conservatorio desviado al suyo, Arantxa Carmona espera noticias de la Comunidad de Madrid, a cuya consejería de educación pertenece el Real Conservatorio, ya que “los plazos del calendario se modificarán y darán instrucciones nuevas para exámenes e ingresos de nuevos alumnos para el próximo curso”.