La del manojo de rosas está croquética. Por Majo Pérez
A las puertas del teatro, las ganas y la expectación de siempre en una noche de estreno. Y además, bastantes caras conocidas, una manifestación de trabajadores del INAEM con el tema Resistencia de Ska-p sonando a toda pastilla y la triste constatación de que La croqueta de enfrente sigue cerrada. El sainete podría haber comenzado ahí mismo, porque afortunadamente, y a pesar de todo, Madrid sigue siendo Madrid.
Esta reposición –que es ya la quinta– de La del manojo de rosas constituye un homenaje por partida triple. Se homenajea a la producción del Teatro de la Zarzuela que posiblemente más ha viajado por España (Barcelona, Sevilla, Valencia, Bilbao, Oviedo, Valladolid, Santander…) y el extranjero (París y Roma), cosechando éxitos allá donde ha ido. Se rinde tributo también a Emilio Sagi en el cuarenta aniversario de su debut como director de escena. Y como no, al barítono Carlos Álvarez, quien hace treinta años interrumpió su formación como médico para decir sí a la lírica, y a Emilio Sagi, precisamente con esta producción.
De las muchas virtudes que encierra esta propuesta escénica de Sagi, quizá la más destacable es que sigue tan fresca y vigente como el primer día. Todo lo que pasa en el escenario, que es mucho, está pensado para servir al libreto y a la música con fluidez y naturalidad. La escenografía de Gerardo Trotti, que representa de manera muy realista una calle madrileña, también continúa impresionando por su monumentalidad como la primera vez. Si hay que poner una pega, la encuentro en el traje de chaqueta tan poco favorecedor que lleva Ascensión en el segundo acto, algo que quizá por su poca importancia podría haberse remediado fácilmente.
El reparto vocal fue encabezado por Ruth Iniesta, cuya voz ha evolucionado desde la brillante Clarita de hace seis años a una lucida Ascensión que hizo las delicias del público con su romanza “No corté más que una rosa”. La zaragozana frasea con buena intención y su centro ha ganado en carnosidad, lo cual, sumado a sus buenas dotes como actriz, resulta en una notable interpretación a lo largo de toda la obra. Carlos Álvarez impacta por la calidad de su rotundo chorro de voz, manejado con una técnica sobresaliente, y se llevó la ovación más clamorosa de la velada tras su estupenda interpretación de la romanza “Madrileña bonita”. Dicho esto, a su personaje de señorito en apuros le sobró algo de seriedad. Vicenç Esteve, tenor ligero pero de ley, compuso un Ricardo a la altura de sus compañeros de reparto. La pareja de cómicos estuvo bien defendida por Sylvia Parejo y David Pérez-Bayona, ella con su voz al estilo Brodway y él con bastante más empaque.
El reparto actoral contó con el buen hacer de Ángel Ruiz en el papel de Espasa, quien bordó al típico camarero resabiado, entrometido y follonero. Rivalizó con él en protagonismo, aun teniendo un personaje más pequeño, la apreciada Milagros Martín como doña Mariana. Ella fue quien, hace treinta años, estrenó esta producción en el papel de Ascensión junto a Carlos Álvarez. Durante los saludos del final, Emilio Sagi reunió en un abrazo a tres bandas a la pareja protagonista y a Milagros Martín, abrazo que simbolizó un puente entre el pasado y el futuro de la zarzuela y sirvió de emocionante broche para una excelente función.
La orquesta estuvo muy bien dirigida por Guillermo García Calvo, titular del teatro, quien con apenas una veintena de músicos pero con elegancia y sentimiento nos hizo transitar por los distintos ritmos que agrupa la partitura, desde el pasodoble al fox-trot pasando por la habanera. En conclusión, solo me queda decirles, emulando al graciosete de Espasa y con acento castizo, que aunque “La croqueta” esté cerrada, La del manojo de rosas está croquética. No se la extravíen.
Ficha artística
Madrid, 10-11-2020. Teatro de la Zarzuela. La del manojo de Rosas (Pablo Sorozábal). Carlos Álvarez (Joaquín), Ruth Iniesta (Ascensión), Vicenç Esteve (Ricardo), David Pérez Bayona (Capó), Sylvia Parejo (Clarita), Ángel Ruiz (Espasa), Milagros Martín (Doña Mariana), Enrique Baquerizo (Don Daniel), Cesar Sánchez (Don Pedro), Eduardo Carranza (Un inglés). Coro Titular del Teatro de la Zarzuela. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Dirección musical: Guillermo García Calvo. Dirección de escena: Emilio Sagi.