La del manojo de rosas. Sorozabal. Madrid

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Teatro de Zarzuela

“La del manojo de rosas”, sainete lírico en dos actos y seis cuadros de Cuadrado Carreño y Ramos de Castro, con música del maestro Sorozábal, se representa del 18 de diciembre al 12 de enero en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Se trata de la brillante producción de Emilio Sagi de 1990, que se ofrece con dos repartos en 16 funciones. El teatro se llena en cada una de ellas.

La obra, estrenada en noviembre de 1934, es una vuelta de tuerca al género del sainete, que introduce una visión renovada de la zarzuela. Aunque el tema medular sigue siendo de carácter amoroso y la complejidad argumental sigue sin despegar de los usos populares, los autores crearon un sainete interesantísimo por lo que se dice y lo que se insinúa. La tensión callejera anterior a la guerra y la lucha de clases del Madrid republicano se refleja en los diálogos y en los personajes, y la crítica social es una constante que enriquece cada conflicto. Todo ello con la música de Pablo Sorozábal, de una calidad indiscutible, que juega la baza del eclecticismo para componer un todo artístico apasionante, que puede satisfacer los apetitos de los más melómanos.

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El éxito de la obra obedeció, en su día, más a esa temática social subyacente y a la calidad y modernidad musicales que al argumento propiamente dicho (un triángulo amoroso de baja tensión). “En nuestro concepto, el sainete debe ser como un reflejo sentimental y gracioso de la vida popular; y la vida popular se repite con una reiteración a prueba de revoluciones.”, dicen los propios autores. La de manojo de rosas triunfó en su estreno en ese Madrid que pronto caería en la histeria prebélica. Personajes del momento (un mecánico, un aviador, un conductor de autobús de dos pisos), presentados con honestidad, sin buscar tipismos en el pasado, con los que los espectadores del estreno se pudo identificar, se muestran unidos por una forma “madrileña” de vivir y de enamorarse.

La producción de Emilio Sagi sirve al texto y a la partitura a la perfección. Sin duda, supuso un espaldarazo del director y un punto de inflexión de la zarzuela en lo escénico. Sobrino del protagonista que estrenó la obra (Luis Sagi Vela) sabe ver y mostrar cada matiz del texto, introduciendo graciosos guiños a Cantando bajo la lluvia. La escenografía de Gerardo Trotti propone un Madrid creíble. Nada menos.

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El reparto del día 28 contó sobre las tablas con Carmen Romeu (Ascensión), José Julián Frontal (Joaquín), Ricardo Bernal (Ricardo) y Ruth Iniesta (Clarita).  Los cuatro cantantes resolvieron su parte con oficio y frescura y fueron muy aplaudidos por el público. Entre ellos, destacó Carmen Romeu, por su timbre bellísimo y su técnica vocal. Gracias a ella la representación pudo tomar vuelo, sobre todo en el matizado dúo con José Julián Frontal en el segundo acto. La veremos en los próximos meses en Bélgica cantando la Desdémona del Otello de Rossini. Ruth Iniesta, muy resuelta en lo vocal, resultó un tanto afectada y chillona en lo actoral. Frontal cantó algo engolado y sus agudos se escucharon algo cubiertos, aunque demostró gran sensibilidad en el uso de los reguladores.

El actor madrileño Luis Varela estuvo entrañable y guasón encarnando a Espasa, un camarero lexicómano y licencioso, que si no se interpreta canónicamente puede caer pesado (plúmbeo, que diría él).

La orquesta titular sonó, salvo algún pequeño desliz, a un gran nivel bajo la batuta del maestro Miguel Ángel Gómez Martínez, con la dificultad añadida que tiene esta zarzuela, rica en géneros y estilos. Muy bien la coreografía de Goyo Montero, con la alegría propia de los más coloristas musicales americanos.

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La música de Sorozábal, que no por vasco pintó peor el carácter del madrileño, emociona y divierte como los personajes. Antes de la guerra, aquellas gentes salían al paso del fatalismo y el negro horizonte que cada vez se sentía más próximo. Ascensión, esa madrileña bonita, es aquí el nuevo tipo de mujer lista, moderna y valiente, que sabe lo que quiere. Florista de flores madrileñas (que son metáfora de toda belleza femenina) parece como si la obra palpitara al ritmo de su corazón. Como ella, la música pasa de la risa al llanto con arte y gracia, se hace eco con ilusión de los nuevos tiempos y celebra que el amor triunfa “con una reiteración a prueba de revoluciones”.

Carlos Javier López Sánchez

@CarlosJavierLS

Ficha técnica: Miguel Ángel Gómez Martínez (director musical), Emilio Sagi (director de escena), Gerardo Trotti (Escenografía), Goyo Montero (coreografía), Carmen Romeu (Ascensión), Ruth Iniesta (Clarita), Pilar de la Torriente (doña Mariana), Luis Varela (Espasa), José Julián Frontal (Joaquín), Ricardo Bernal (Ricardo), Carlos Crooke (Capó), Ricardo Muñiz (don Daniel), César Sánchez (don Pedro), Javier Crespo (un inglés), José Carlos Quirós (un camarero), Daniel Huerta y Juan Ignacio Artiles (parroquianos), Javier Alonso (el del mantecao).