fille régiment Quincena Musical Por Federico Figueroa
La Quincena Musical Donostiarra, en su edición número 83, ha vuelto con energía tras la pandemia programando, además de una atractivo programa de conciertos, zarzuela (La tabernera del puerto en versión concierto) y ópera. El título elegido, La fille du régiment, es una “opéra-comique” en la que, como característica de este género de teatro musical nacido en París en el primer cuarto del siglo XVIII, se alternan partes habladas y cantadas.
Y esta característica salió imponiéndose en la propuesta escénica que firma Guillermo Amaya al ofrecer los textos hablados en las lenguas vernáculas de San Sebastián (castellano y euskera). El director traslada la trama, originalmente situada en el Tirol, al País Vasco, manteniendo las partes cantadas en el francés del libreto original. Por otro lado, de las partes habladas no se hizo una traducción literal, lo que permitió añadir chascarrillos semejantes a las “morcillas” zarzueleras. La Quincena Musical Donostiarra es un festival veraniego y estos cambios dan frescura a obras que se ven con cierta frecuencia en las carteleras de temporadas oficiales. Se había anunciado una obra “semiescenificada” pero lo que finalmente se vio fue una representación escenificada al completo: la orquesta en el foso, una escenografía (Enrique Sancho) sencilla pero funcional, un concepto en el vestuario (Raquel Porter) en toda regla y una iluminación (Ion Aníbal), si bien un tanto plana, buscando subrayar el hecho teatral. En resumen, Amaya nos ha presentado una original y divertida manera de hacer una correcta, e imagino que económica, producción de un título que se pone cuando se cuenta con unos cantantes que puedan ofrecer solvencia o maravillarnos. No olvidemos que el gran público tiene en la memoria a Kraus, Pavarotti, Flórez y en los últimos años Camarena; y a Sutherland, Devia, Dessay o Pratt, ya sea porque les escuchó en directo o por los vídeos de Youtube. «La fille du régiment» Quincena Musical
Y en San Sebastián contaban con dos cantantes, donostiarras por más señas, para asegurarse un resultado más que airoso: la soprano Elena Sancho-Pereg como Marie y el tenor Xabier Anduaga como Tonio. Lo de nadie es profeta en su tierra, por fortuna, no ha sido cierto con estos dos cantantes de trayectoria internacional. En esta función, la segunda de las dos ofrecidas, encontré en la protagonista un desarrollo parecido al que observé en su Susanna (Le nozze di Figaro) del Teatro Real el mes de abril: Sancho-Pereg va de menos a más, construyendo paso a paso su personaje. Por algún motivo, su voz, de caudal justo para hacerse escuchar, necesita de un proceso para estar del todo colocada y mostrar el brillo del que la joven es capaz. Pero su vuelo es siempre ascendente y consigue terminar la función en lo más alto. Es una artista muy bien entrenada en lo escénico y, como todo suma, el balance final fue con saldo a su favor.
Por el contrario, Xabier Anduaga es dueño una voz portentosa, aunque en este personaje y especialmente en el famoso y esperado “Ah, mes amis” carece de la homogeneidad óptima que se espera en un gran tenor ligero. Además, su pobre prestancia escénica le resta credibilidad a su interpretación global. Hubo varios momentos en que él se olvidaba de Tonio y nos ofrecía un concierto con orquesta, vestido de marinerito o de militar, con un coro que le acompañaba o una chica (¿su enamorada Marie?) sentada o de pie cerca de él. Cantó de maravilla y, ya lo dije, su instrumento tiene un potencial apabullante. En su ciudad el público pidió, y fue concedido, el bis al final de “Ah, mes amis”, y debo decir que en la segunda función, con teatro a dos tercios de público, los aplausos fueron calurosos pero no un reclamo imperioso para que bisara. Anduaga debutará en el Met el próximo año, y mi deseo es que vaya a por todas con todas las armas: el canto, que ya lo tiene, y el desarrollo escénico. Esto último, obviamente, también dependerá de la simbiosis que desarrolle con el director de escena de turno.
Como Sulpice, el barítono Damián del Castillo fue convincente en lo vocal y sobresaliente en la faceta actoral. Se nota que ha trabajado en zarzuela y domina el escenario. También las mezzosopranos Anna Alàs (Marquesa de Berkenfield) y Paula Iragorri (Duquesa de Krankenthorp) se hicieron notar con su canto y con la acción teatral. Esta última interpretó, acompañada por un pianista que no figura en el programa de mano, una canción típica en euskera. El resto de los personajes estuvieron muy bien defendidos por Juan Laborería (Hortensio), Darío Maya (Cabo), Luken Munguira (Aldeano) y Gerardo Quintana (Notario). «La fille du régiment» Quincena Musical
El Coro Easo hizo un estupendo trabajo escénico y musical. Sonó muy bien empastado y con hermoso sonido. La Orquesta Sinfónica de Euskadi fue dirigida con más oficio que inspiración por Lucas Macías. La briosa obertura que nos ofreció nos ilusionó con una lectura ligera, pero una vez pasados los primeros minutos nos encontramos con tempi lentos que no permitían muchas fantasías a los solistas ni hacía volar a cotas superiores a la orquesta. Lo que sí está claro es que con estas funciones la Quincena Musical Donostiarra se ha hecho escuchar en el circuito lírico español, algo de lo que nos congratulamos y que agradeció el público del Kursaal aplaudiendo a raudales puesto en pie.
San Sebastián. Auditorio Kursaal. 12 de abosto de 2022. G. Donizetti: La fille du régiment. Equipo artístico: Elena Sancho-Pereg, Xabier Anduaga, Damián del Castillo, Anna Alàs, Juan Laborería, Darío Maya, Luken Munguira, Gerardo Quintana. Orquesta Sinfónica de Euskadi. Coro Easo. Director musical: Lucas Macías. Director de escena: Guillermo Anaya. OW