Libretto de Francesco Maria Piave
Kennedy Center
12 de octubre de 2013
Era un aniversario redondo –los doscientos años del nacimiento de Giuseppe Verdi, ocurrido el 10 de octubre de 1813–, y fue un estreno que cumplió las expectativas. Fuera de algunas distorsiones en el intento de llevar a la época actual la historia del amor imposible entre Leonora y Don Alvaro, la nueva producción de La fuerza del destino en la Washington National Opera (WNO) alcanzó una alta nota. Sobre todo por el reparto de voces, sobresalientes en la mayoría de los principales papeles, y por la ejecución y dirección de la orquesta. Esta última corrió a cargo de la chino-estadounidense Xian Zhang, que lleva cinco temporadas como directora musical de la Orquesta Sinfónica de Milán Giuseppe Verdi. Xian se estrenaba con el conjunto de músicos de la WNO y les llevó a producir un Verdi brioso, en ocasiones dramático o sentimental, según le convenía al libretto. En el segundo acto, sin embargo, hubo ocasiones en las que la fuerza de la dirección de Xian tapó los registros de voz de los solistas, sin suficiente transición entre la algarabía del “dancing club” en que se convirtió el escenario, y su alternancia con las arias individuales. Algo que Xian rápidamente corrigió al avanzar sobre los siguientes actos.
Aunque lo habitual en una nueva producción es ir rápidamente a comentar el trabajo de la dirección artística, no debiera dejarse para el final lo más destacado de la noche. Fue una satisfacción comprobar la madurez vocal lograda por la soprano norteamericana Adina Aaron. Cuando intervino en la versión filmada de Aida de Franco Zeffirelli, en 2001, Aaron fue saludada como cantante revelación. La entonces promesa, ahora es una realidad. Su Leonora estuvo de principio a final llena de pasión y congoja. Llegó bien, sin aparente trabajo, a las notas exigidas. El tenor chileno Giancarlo Monsalve, como Don Alvaro, arrancó algo menos seguro, pero culminó adecuadamente el esfuerzo vocal que reclama el papel, tanto en el tercer acto como especialmente en el cuarto. El trío lo completó con éxito el barítono estadounidense Mark Delavan, encarnando a Don Carlo, el hermano de Leonora que jura venganza contra ella y su amante por la desgracia que han traído a la familia. El bajo italiano Enrico Iori (padre Guardiano), la mezzo de Georgia Ketevan Kemoklidze (Preziosilla) y el colombiano Valeriano Lanchas (hermano Melitone) llevaron bien el peso de lo más grave, de lo más festivo y de lo más gracioso, respectivamente, de la obra.
Francesca Zambello, directora artística de la WNO desde enero de este año, se estrenaba como tal con esta nueva producción de La fuerza del destino. La entrega permitió ahondar especialmente en el concepto de expiación. Por ejemplo, las escenas del interior del convento, donde primero Leonora y luego Don Alvaro buscan una vida de penitencia, fueron realmente poderosas, con el grupo de monjes vestidos de blanco en un decorado cenizo formado por contenedores de carga. Esos mismos contenedores, pero iluminados vívidamente (tres de ellos llevaban el nombre de España, en un guiño al origen de la historia, basada en la obra española de teatro Don Alvaro o la fuerza del sino, de 1835) constituyeron el background de lo que era un lugar de disfrute sexual, entre “sex shop” y “dancing lap”. Zambello sustituía la tradicional posada como lugar de mezcla de gentes, por un sitio actual de libertinaje. Con ello acentuaba el binomio pecado-redención de la obra, pero al tiempo introducía distorsiones, como que en medio de aquel jolgorio de disfrute, los presentes estallaran de gritos alegría porque empezaba una guerra.
Marqués de Calatrava: Peter Volpe
Leonora: Adina Aaron
Curra: Deborah Nansteel
Don Alvaro: Giancarlo Monsalve
Alcalde: Soloman Howard
Don Carlo: Mark Delavan
Trabuco: Robert Baker
Preziosilla: Ketevan Kemoklidze
Hermano Melitone: Valeriano Lanchas
Padre Guardiano: Enrico Iori
Conductor: Xian Zhang
Director: Francesca Zambello
Decorado: Peter J. Davison
Vestuario: Catherine Zuber
Luces: Mark McCullough
Emili J. Blasco