La Fura dels Baus de la mano de Carlus Padrissa y Worls Orchestra Soloist bajo la batuta del director mediatico Josep Vicent han ofrecido un acercamiento escénico a la partitura de Carl Orff Carmina Burana en el Teatro Tívoli de Barcelona.
A veces uno no deja de sorprenderse de si ciertos errores en las campañas publicitarias de algunos espectáculos son fruto de la ignorancia de quien redacta dicha publicidad o verdaderamente hay una intención de engaño por parte de dichos publicistas.
Carl Orff, el compositor y pedagogo alemán que compuso Carmina Burana, intituló su obra como Cantiones profanæ cantoribus et choris cantandæ comitantibus instrumentis atque imaginibus magicis (en español: «Canciones laicas para cantantes y coreutas para ser cantadas junto a instrumentos e imágenes mágicas») en ningún momento pretendió que fuera una “ópera” como se anuncia en la publicidad del espectáculo ya que carece de algo básico para los que conocen dicho género musical que es un libreto que trasmita una argumento más o menos complejo.
Orff desde su estética del Elementare Musik compuso su trilogía de “Triunfi” del cual esta Carmina Burana es la obra primera y la que más fama le otorgó a partir de su estreno en 1937 y que como contrapeso le abrió las puertas de una relación cercana con el régimen nazi imperante en el Munich donde vivió y trabajó la mayor parte de su vida.
Con este contexto La Fura dels Baus han ofrecido una visión muy colorista, ente primitiva, orgiástica y pseudo-monacal con un toque orientaloide de estos poemas goliardos del s.XII-XIII utilizando su propio lenguaje de proyecciones impactantes, elevadores, estructuras móviles, danza y vestuario-maquillaje casí ente expresionista y sado.
Escénicamente el espectáculo tiene bastante ritmo y de ahí parte de la razón de su éxito que ya ha recorrido tres continentes y ha sido aplaudido por más de cien mil espectadores en los últimos años. El juego escénico entre danza, olores y música, movimiento teatral tanto del coro como de los actores-bailarines por todo el teatro y solistas que cantan sin partitura siendo los diferentes personajes que están cantando no de una manera estática sino absolutamente dinámica, y que a veces debido a este exigente movimiento escénico pasa factura en la calidad musical aunque hemos de reconocer que es una interpretación muy digna y coherente con el montaje.
Hay momentos muy conseguidos como la parte del “In Taberna”, el magnífico juego de “Si cum puer cum puellula” entre el coro de hombres externos y los que aparecen en la escenografía central, o la “Dulcissime” de la soprano Amparo Navarro sobre una grúa y en medio de una proyección de una planta carnívora cual seductora y postmoderna nacimiento de Venus, o el impactante “Olim lacus colueram” del magnífico contratenor Jordi Domènech.
Pero si hay que destacar a algún solista en esta propuesta es al barítono Toni Marsol que supo encarnar los cambiantes personajes de sus solos combinando erotismo con sadismo sin perder la calidad vocal de un instrumento generoso y expresivo.
El compositor Orff en 1956 realizó una reelaboración de su partitura original para orquesta sinfónica en una reducción para dos pianos e instrumentos de percusión que suponemos que está en la base, por no decir que es la versión mínimamente retocada (añadir una flauta y un contrabajo…) para no pagar ciertos derechos de autor, que aparece en el programa como arreglos de Josep Vicent el director músical del espectáculo. Dichos “arreglos” funcionan muy bien pero es una lástima que con la calidad coral de la Polifónica de Puig-Reig se haya escogido esta versión y no la sinfónica para estas funciones del Teatro Tívoli invitando una de tantas orquestas que hay en los países catalanes y que hubiera redondeado la propuesta.
Ójala que este espectáculo se pueda ver de nuevo en un espacio más grande donde se pueda contar con la versión orquestal y que no haga falta la amplificación musical que se utilizó en el teatro sin ninguna necesidad.
Ecce gratum et optatum ver reducit gaudia!
Robert Benito