‘La Nariz’ de Shostakóvich en la Ópera de Múnich: Una bomba de relojería

                                                                         La Nariz Ópera Múnich Por Luc Roger

Una velada llena de giros en la Ópera de Múnich para la reposición de La nariz de Shostakóvich, durante la cual un portavoz de la ópera vino dos veces a anunciar cambios en el reparto. Boris Pinkhasovich, que iba a cantar Kovaljov, nada menos que el papel principal, cayó repentinamente enfermo, y hubo que encontrar un sustituto, una tarea difícil ya que La Nariz no se interpreta a menudo y no abundan los cantantes que tengan estudiado el papel. El cantante de origen moldavo Vladimir Samsonov, de la compañía Mariinsky de San Petersburgo, estaba disponible, pero no los aviones entre Rusia y Alemania. El día antes de la actuación, un coche tuvo que llevar al cantante hasta Helsinki, desde donde sí pudo volar a Múnich. Para entonces, no le quedaba mucho tiempo para familiarizarse con la puesta en escena. La Nariz Ópera Múnich

Otro de los cantantes, que tenía varios papeles pequeños, se rompió una pierna antes del estreno. En un primer momento, se pensó que podría cantar desde un lateral del escenario. Sin embargo, tras el intermedio, que duró mucho más de lo previsto, el portavoz anunció que el infortunado había caído enfermo y que sería sustituido por uno de sus compañeros. Tras revisar la partitura durante el intermedio, cantaría igualmente desde un lateral intentando descifrar la partitura. The show must go on ! Estos anuncios fueron acogidos con aplausos y risas por parte de un público muy amable. La pandemia y los accidentes siguen causando muchos problemas a los cantantes y a los directivos, cuya profesionalidad sólo puede admirarse. La Nariz Ópera Múnich

En su primera ópera, Shostakóvich, que tenía 24 años en el momento de la composición, realizó una aguda crítica a la Rusia poszarista, asolada por la guerra mundial, una sangrienta guerra civil y un creciente terror de Estado. La imagen de una sociedad brutal, llena de personajes violentos y deformados física y moralmente, se plasma en una partitura grotesca que alterna estilos contrastados: música de circo y de iglesia ortodoxa rusa, galopes, polcas, marchas y fugas se combinan en un dramático estilo cinematográfico. Pero detrás del humor mordaz se esconden el miedo y la violencia.  La ópera se basa en el cuento homónimo de Gogol, que inventó una singular forma de literatura fantástica, mezcla de lo sobrenatural y lo absurdo. Se considera la primera obra moderna de la literatura del absurdo.

Personas en favor de la represión con varias narices © Wilfried Hösl / Bayerische Staatsoper 2022

Vladimir Jurovsky se ha atrevido a iniciar su carrera como director musical de la Ópera de Múnich con la primera ópera compuesta por el joven Shostakóvich, una desafiante obra futurista en la que destacan la percusión (triángulo, pandereta, castañuelas, tambor, sonajas, platillos, caja, tam-tam, glockenspiel, campanas, xilófono, por citar algunos) y los instrumentos de viento. Las balalaikas se añaden a las cuerdas habituales. La dirección de Jurovsky es inspirada y meticulosamente precisa, y subraya lo exigente que la partitura es para la orquesta, a la que el director pide que se supere para hacer accesible al público esta obra atonal (aunque no dodecafónica). La atonalidad se refleja también en la expresión musical de los coros, cuyos sonidos no pueden vincularse a un lenguaje comprensible.

Esta ha sido la primera colaboración entre el director de orquesta y Kiril Serebrennikov, el director de escena, escenógrafo y diseñador del vestuario de la producción. Su trabajo se complicó por el hecho de que este último fue puesto bajo arresto domiciliario en 2017 tras ser detenido y acusado de presunta malversación de fondos públicos. Estuvo privado de libertad hasta 2020, por lo que diseñar una puesta en escena como esta por videoconferencia, sin estar nunca presente, resulta aún más meritorio. La producción se estrenó en octubre de 2021 y, desde entonces, la guerra en Ucrania no ha hecho más que subrayar su relevancia y actualidad.

Aunque se interpreta toda la partitura, el maestro y el director decidieron de mutuo acuerdo trasladar las secuencias 6 y 7, en las que Kovaljov encuentra su nariz, a las posiciones duodécima y decimotercera, en aras de una mejor legibilidad teatral.

Vista general de la escena en ‘La nariz’ de Shostakóvich © Wilfried Hösl / Bayerische Staatsoper 2022

La dirección de Kiril Serebrennikov nos devuelve al Absurdo: ha creado yuxtaposiciones de imágenes fuertes; las inspiradas en la Rusia actual, que nos sumergen en la frialdad helada del invierno ruso, en una ciudad que intenta luchar contra la exceso de nieve y los ventisqueros sin conseguirlo, en una ciudad sometida a la dictadura de una desproporcionado estado policial cuyas narices oprimen a la minoría de aspecto humano. Kovaljov, un personaje similar a Gregor Samsa en la Metamorfosis, es un funcionario mediocre que se somete a una transformación porque su peluquero le ha cortado sin querer sus múltiples narices y que quiere recuperar el aspecto horrible de sus congéneres. Es una ópera sobre la mediocridad, la estupidez y la brutalidad humanas, tratada por Shostakóvich con humor y sarcasmo, y no sólo en el tema: esto también se percibe muy bien musicalmente, sobre todo en los pasajes de música popular y folclórica, que el compositor trata con sorna. La Nariz Ópera Múnich

Cubiertos por horribles máscaras polinásicas, la mayoría de los cantantes que interpretan los papeles de la clase policial dominante no son reconocibles. Sólo Kovaljov, que ha perdido las narices, y los oprimidos muestran sus rostros. El resultado es una producción en la que predominan el trabajo en equipo y el trabajo coral. Vladimir Samsonov, barítono moldavo con un repertorio impresionante, lleva mucho tiempo cantando el papel de Kovaljov. Y ya puede decir que lo ha debutado con gran éxito en Múnich, adonde llegó como un deus ex machina (automovilístico y aéreo), como un salvador… Pero no sólo eso, sino que interpretó a un Kovaljov sobresaliente tanto en lo musical como en lo actoral.

La fuerza dramática del barítono lírico ruso Sergei Leiferkus es también impresionante. La estadounidense Laura Aikin, a la que le gusta cantar repertorio contemporáneo –su Lulu es famosa– y cuyo rango abarca tres octavas, ofreció una brillante Praskovaja Osipovna.

Vladimir Jurovsky describe la composición de La nariz como una bomba de relojería musical («eine Zeitbombe»). Hoy ha estallado en Múnich, dejándonos en los oídos un eco siniestro de monstruosidad de todos los regímenes dictatoriales, represivos y bélicos, y en nuestra retina una triste imagen de la historia contemporánea más reciente.

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Bayerische Staatsoper, 20 de julio de 2022. La nariz (Nos), música de Dmitri Shostakovich y libreto de Yevgeny Zamiatin, Georgi Ionin, Alexander Preis y el compositor, basado en el cuento homónimo de Nicholas Gogol. Dirección musical: Vladimir Jurowski. Dirección escénica: Kirill Serebrennikov. Escenografía: Olga Pavluk. Diseño vestuario: Tatyana Dolmatovskaya. Diseño iluminación: Michael Bauer. Máscaras: Shalva Nikvashvili. Reparto: Platon Kusmič Kovaliov: Vladimir Samsonov. Ivan Jakovlevič : Sergei Leiferkus. Praskovia Osipovna: Laura Aikin. Jefe de policía: Andrey Popov. Ivan: Sergey Skorokhodov. La nariz: Anton Rositskiy. Lacayo de la condesa: Sean Michael Plumb, entre otros. Bayerisches Staatsorchester. Opera World