La Ópera de Sídney cumple 40 años

La Ópera de Sídney, diseñada por el audaz arquitecto danés Joern Utzon y clasificada patrimonio mundial de la UNESCO por ser «una de las grandes obras arquitectónicas del siglo XX», celebró este domingo sus 40 años.

Una multitud alegre abarrotó la explanada situada alrededor, para participar en los festejos junto con una flotilla de socorristas acuáticos, y en la que también hubo bailes aborígenes y una inmensa tarta.

Tres generaciones de herederos de Joern Utzon asistieron como invitados de honor a la ceremonia bajo un cielo azul impoluto, a orillas de la impresionante bahía de Sídney, que le recordaba al arquitecto danés los astilleros de su ciudad natal de Aalborg.

Utzon, discípulo del arquitecto finlandés Alvar Aalto, falleció en 2008 a los 90 años de edad. Un año antes, su obra maestra fue incluida en el patrimonio mundial de la UNESCO.

El arquitecto danés ganó en 1957, cuando era poco conocido, un concurso internacional para llevar a cabo la obra, imponiéndose a más de 200 candidaturas procedentes de 28 países.

Su proyecto, que elaboró con fotos y mapas antes de visitar el lugar, llevó 14 años y costó 102 millones de dólares australianos.

Pero a causa de un diferendo con las autoridades australianas, tuvo que abandonar el proyecto en 1966 y dejar que lo terminaran Peter Halln David Littlemore y Lionel Todd.

Su hijo Jan estuvo este domingo en Sídney, para decir que diseñar «un edificio así sólo ocurre una vez en la vida».

La Ópera es «la expresión de la voluntad y el entusiasmo que hacen el alma australiana», dijo también.

El edificio más famoso de Sídney, la mayor ciudad de Australia, acoge 2.000 representaciones y 8,2 millones de visitantes cada año.

La Ópera se ha convertido en «la carta de visita» de Australia en todo el mundo, hizo valer la gobernadora del Estado de Nueva Gales del Sur, Marie Bashir, cuyo esposo, Nicholas Shehadie, era alcalde de Sídney cuando el edificio fue inaugurado por la reina Isabel II el 20 de octubre de 1973.

La Ópera de Sídney se compone de tres partes «aladas», que según algunos se asemejan a unas velas de barco, y según otros a unas conchas. Dentro hay varias salas de concierto y un restaurante.

«En 1957, la decisión del jurado internacional de confiar la realización de la Ópera de Sídney al arquitecto danés Joern Utzon simbolizó la voluntad de adoptar un enfoque radicalmente nuevo en materia de construcción», escribió la UNESCO en 2007.

«Es una experiencia audaz y visionaria, que tuvo una influencia duradera en la arquitectura emergente de finales del siglo XX y posterior», añadió la UNESCO cuando añadió el edificio a su lista de patrimonio mundial.

El edificio fue uno de los proyectos más ambiciosos del mundo en su momento, por la idea de Utzon de construir una sala de conciertos con techos abovedados sin columnas ni pilares.

Para la ocasión se diseñaron especialmente grúas francesas, con las que se ensamblaron las famosas bóvedas blancas, recubiertas por más de un millón de tejas, fabricadas con piedra y arcilla.

Para su diseño, Utzon se inspiró de los cuencos de cerámica japoneses, y se dijo que su color blanco mate contrastaría perfectamente con el azul de los cielos y la bahía de Sídney.