La originalidad de Barrie Kosky en una entretenida Flauta Mágica en Berlín

La Flauta Mágica en Berlín
La Flauta Mágica en Berlín.               ©Iko Freese /drama-berlin.de

En los últimos años procuro que en mis viajes a Berlín pueda haber un hueco para asistir a la Komische Oper, ya que desde que se hizo cargo de su dirección Barrie Kosky, los espectáculos que se ofrecen en este teatro merecen la pena. Aquí no se asiste para escuchar grandes voces ni versiones musicales excelsas, sino a disfrutar con los espectáculos escénicos que se ofrecen, sean óperas, operetas o musicales. Flauta Mágica en Berlín.

En esta ocasión he podido asistir a esta Flauta Mágica, cuya producción se debe al tándem formado por Barrie Kosky y Suzanne Andrade. La producción se estrenó en este teatro en 2012 y su éxito ha sido más que considerable, ya que ha viajado por muchos teatros de ópera en el mundo. Bueno será recordar que la pudimos ver en el Teatro Real y en el Liceu en Enero y Julio de 2016, respectivamente. Ahora la podemos ver en el teatro donde vio la luz y el resultado ha sido muy bueno, como siempre ocurre con esta producción.

La producción está llena de imaginación, ofreciendo la ópera como si de una película de cine mudo se tratara, donde el sonoro no existe sino a la hora de cantar, siendo sustituidos los diálogos por resúmenes escritos proyectados en una pantalla. La realización de la escenografía es obra de Esther Bialas, aunque podemos decir que la escenografía es inexistente, ya que no consiste sino en un telón de madera liso situado en la boca del escenario, donde se proyectan las imágenes y donde se colocan los cantantes en peanas abiertas a distintas alturas. El vestuario se debe a la misma Esther Bialas y en él destaca la caracterización de Papageno, en una recreación de Buster Keaton, y de Monostatos, representando a Nosferatu.

Como digo más arriba, la producción es un auténtico homenaje al cine mudo con proyecciones constantes de originalísimos dibujos animados, que complementan la actuación de los cantantes, o más bien habría que decir que son estos los que complementan con su actuación el constante bombardeo de imágenes. Las mencionadas proyecciones llevan la firma de Paul Barritt y son un auténtico hallazgo, algunas verdaderamente espectaculares, entre las que destacaría la entrada de Monostatos en escena, tirando o más bien arrastrado por sus perros. La verdad es que hay que descubrirse ante el trabajo de animación y la belleza de las imágenes.

La dirección de escena pasa prácticamente a segundo plano, por no decir que casi no existe, ya que los artistas no hacen sino acompañar – casi siempre en forma estática – a las imágenes. La complementariedad de artistas e imágenes funciona perfectamente bien.

La dirección musical estuvo encomendada a Jordan de Souza, a quien no había visto dirigir hasta ahora. La impresión ha sido positiva, con buen sentido mozartiano y controlando de manera muy satisfactoria el escenario y el foso. A sus órdenes estuvo la Orquesta de la Komische Oper, que tuvo una buena actuación, aunque su calidad no sea comparable a otras orquestas berlinesas. Buena la actuación del Coro de la Komische Oper, muy bien conjuntado.

La Flauta Mágica en Berlín
La Flauta Mágica en Berlín.               ©Iko Freese /drama-berlin.de

Como digo más arriba, a este teatro no se viene a escuchar grandes voces, aunque hay que decir que el reparto ofrecido ha sido bueno, aunque no particularmente brillante.

Lo mejor del reparto en términos vocales fue la actuación de la soprano Vera-Lotte Böcker en la parte de Pamina. Su voz es amplia y atractiva, corriendo perfectamente. Además sabe cantar, ofreciendo buenos piani. La impresión es muy favorable.

Tamino era el tenor iraní Tansel Akseybek, que ofreció una voz atractiva, aunque un tanto ligera para el personaje. Canta con gusto, aunque hay una zona no muy atractiva alrededor del paso.

Correcto vocalmente, aunque corto escénicamente, el Papageno de Dominik Köninger, al que le faltó más chispa.

La Reina de la Noche fue interpretada por la soprano Nora Friedrichs, que ofreció una voz de soprano muy ligera, teniendo algún problema en las notas más altas, especialmente en la primera de sus arias.

El bajo Jens Larsen fue un adecuado Sarastro, que dobló también como Orador. La voz es amplia, aunque no está sobrada de calidad.

Correcto el Monostatos de Emil Lawecki. Adecuada la Papagena de Alma Sadé. Lo hicieron bien las Tres Damas de la Reina de la Noche, que fueron interpretadas por Mirka Wagner, Maria Fiselier y Caren Van Oijen.

Seguros y musicales los Tres Genios, interpretados por miembros de los Tölzen Knabenchor. Correctos los Hombres Armados, interpretados por Christoph Späth y Samuli Taskinen.

La Komische Oper colocó el cartel de No Hay Billetes. El público disfrutó con el espectáculo y dedicó una muy cálida acogida a los cantantes, siendo los mayores aplausos para Pamina y Tamino. La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 39 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de de 2 horas y 8 minutos. Seis minutos de aplausos. La localidad mas cara costaba 76 euros, costando 12 euros la más barata..

José M. Irurzun