La ‘Partenope’ de William Christie triunfa en Les Arts

William Christie triunfa en Les Arts  Por Pedro Valbuena

Partenope – De izquierda a derecha: Matthieu Walendzik, Helen Charlston, Ana Vieira Leite. Alberto Miguélez Rouco y Hugh Cuting   © Miguel Lorenzo – Les Arts 2021

La Partenope subió a escena por primera vez en febrero de 1730 y es una de las pocas aproximaciones de Haendel al género ligero que empezaba a abrirse paso con fuerza desde Nápoles y que, poco después, acabó por imponerse en toda Europa. El libreto había sido ya utilizado por varios compositores con gran aceptación del público y ello debió acabar de convencer al maestro que completó la partitura con la celeridad acostumbrada a pesar de que, como era habitual, la calidad del texto estaba muy por debajo de su capacidad creativa y no debió estimularle especialmente. Se trata, en esencia, de un enredo amoroso basado en el tradicional esquema de una dama y varios candidatos que, a través de un catálogo de arias preestablecido, pretenden obtener su mano. Todo se adereza con algún travestido que consigue engañar a todo el mundo contribuyendo a la confusión. Finalmente, se resuelve el conflicto  y todo concluye indefectiblemente con un  airoso y feliz coro final. A pesar de este esquema tan rígido, Haendel consigue una obra de gran calidad en la que todos los personajes están muy bien definidos psicológicamente a través de una música variada e imaginativa.

William Christie ha decidido recuperar esta obra y colocarla en el centro de una gira internacional que afortunadamente ha recalado en el Palau de Les Arts. En la mayoría de sitios en los que se interprete será un estreno absoluto. Su apuesta conjuga la visión erudita y sistemática que le caracteriza con la viabilidad de un espectáculo contemporáneo que prescinde de elementos tan básicos como la escenografía y que poda drásticamente la partitura para hacerla encajar en dos partes con un descanso. Con ello se lleva por delante un buen número de arias y de piezas instrumentales. También desaparece un número considerable de recitativos aunque, honestamente, no creo que nadie los eche de menos, y es que al igual que ocurría en la época, hoy en día se siguen considerando pasajes tediosos. Personalmente no me convencen del todo las versiones semiescenificadas porque suelen reducirse a ver a los cantantes correteando alrededor de la orquesta y lo que no se gana en riqueza dramática se suele perder en precisión musical. No obstante, comprendo que sea una solución de compromiso aceptable.

Comenzó la representación de forma ingeniosa. Para evitar el vacío escénico durante la obertura  se presentó, mediante subtítulos, a los personajes a la vez que éstos hacían su aparición, dejándolos en posición de tomar  el relevo nada más acabar la parte instrumental.

La carestía de recursos endémica del mundo de la ópera no es nueva. Ya en la época se especificaba en la partitura cuándo debían cantar los personajes conjuntamente y cuándo debía hacerlo un coro, por ejemplo, en los vítores del pueblo o el clamor de los ejércitos. En la práctica, esto resultaba muy caro y el coro quedaba reducido al agrupamiento de los solistas, dando lugar a momentos verdaderamente absurdos. En la versión que estamos comentando, la propia Partenope se une al pueblo de Nápoles y exclama ‘!Viva, viva¡’, perdiendo la regia compostura.

(Por cierto, espero que lo de encender y apagar luces a destiempo no se convierta en marca de la casa. Ocurrió en el concierto de presentación de Gaffigan y ha vuelto a ocurrir hoy.)

Partenope – Detalle de la escenografía                                                                   ©Miguel Lorenzo – Les Arts 2021

El jovencísimo elenco de voces proviene de Le Jardin des Voix, la cantera creada por el propio Christie y dirigida por el excelente Paul Agnew. Son personas seleccionadas de entre los valores más prometedores y formadas en una misma línea de trabajo, con resultados excelentes como esta noche ha quedado demostrado.

La soprano Ana Vieira Leite interpretó a la legendaria reina Partenope. Defendió su papel con un estilo ligero y fresco y solucionó su parte de coloratura con solvencia. Tiene un timbre cristalino muy adecuado para situarlo sobre un acompañamiento orquestal de estas dimensiones.  Dramáticamente hizo lo que pudo porque el Arsace que interpretó Hugh Cutting la relegó a un segundo plano. Este joven contratenor sabe muy bien lo que hace. Consiguió ganarse al auditorio desde su primera intervención solista gracias a un timbre hermoso y a una potencia excelentemente regulada, a pesar de que fue el más díscolo y acometió algunos tiempos de forma demasiado libre. Increíble su forma de resolver las cadencias a través de trinos reales, no disimulados o directamente omitidos como suele ocurrir. En el aria que compartió con el violín solista “Sento amor” hizo una variación tan arriesgada en el da capo que por un momento pareció que iban a desajustarse. El concertino le buscó eficazmente con la mirada, le resituó y llegaron a un acuerdo armónico que me reconfortó. Helen Charlston fue Rosmira. Su voz grande y sólida se quedó algo rígida cuando se enfrentó a las agilidades y quedó directamente sepultada bajo el bramido de las trompas que tocaron con tanto entusiasmo que se se alejaron de la tonalidad en un par de ocasiones. A pesar de ello fue segura, elegante y disciplinada respecto a la batuta.

Alberto Minguélez Rouco cantó el papel de Armindo con la belleza ligera de una voz que aun conserva algo de infantil, en el mejor sentido. Una voz natural, potente y bien colocada que se mantuvo afinada en todo momento pero que transmitió cierta frialdad.

Comiéndose la escena con su desparpajo y energía apareció el Emilio de Jacob Lawrence. Precipitado, desafiante y arriesgado mantuvo su columna de aire a través de los complicados y numerosos pasajes de bravura. Convenció el cantante y convenció el actor, a pesar de que al final casi acabó resultando simpático y creo que no era lo que se pretendía… Fue, junto a Cutting, lo mejor de la velada

El papel de Ormonte es quizá el menos agradecido, relegado a un segundo plano dramático y con una parte de sus pentagramas eliminados de la representación. Matthieu Walendzik cantó un tanto alejado del personaje pero consciente de sus limitadas oportunidades de lucimiento que, no obstante, aprovechó sin desmesuras. Su voz es cálida y resonante, aunque quizá el registro grave quedaba algo diluido en la orquesta. Se integró perfectamente en los números de conjunto y estuvo a la altura de sus compañeros de reparto.

Partenope – Ana Vieira Leite, William Christie y Hugh Cutting                                      © Miguel Lorenzo – Les Arts 2021

La orquesta de Les Arts Florissants estuvo francamente bien. Los violines comandados por su concertino Emmanuel Resche, que hizo un trabajo encomiable, maniobraron con efectividad para acompañar a las voces, doblándolas en algunos momentos, con el peligro que ello supone, y complementándolas con el volumen adecuado en otros. La sección grave estaba algo descompensada y en los pasajes de bajo continuo llegó a pesar demasiado. Los instrumentos de madera que tuvieron intervenciones solistas, muy acertadas, también fueron capaces de fundirse dulcemente en la textura orquestal. Las trompas tocaron con exceso de determinación y la trompeta con defecto, alejándose así del brillo haendeliano con el que se la suele asociar. La sección del continuo estuvo variada y ocurrente, quizá demasiado porque el cellista se empeñó en arpegiar por cuenta propia los recitativos, probablemente porque el clave, a pesar de ser un instrumento magnífico, no se oía suficientemente.

La dirección de Christie fue elegante, muy elegante. Confió tanto en su equipo que permaneció con las manos quietas durante una gran parte de la interpretación. Debió pensar que no es necesario deshacerse en aspavientos en todo momento. Con un gesto aquí y una sonrisa cómplice allá consiguió que esta excelente formación caminase con precisión milimétrica. En mi opinión utilizó algunos recursos en exceso, como las repeticiones de algunos ritornelli en pizzicato y permitió que las voces declamaran (más bien gritaran) determinadas palabras fuera de la armonía pero, en general, su versión me pareció excelente. Se le veía satisfecho. De hecho, en algún momento, se convirtió en un espectador mas que, girado hacia los cantantes, sonreía tímidamente con las manos cruzadas y una clara expresión de placidez. William Christie triunfa en Les Arts 

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Valencia, Palau de Les Arts. 24 de octubre de 2021. Director William Christie. Les Arts Florissants. Emmanuel Resche, concertino. Ana Vierra Leite, Partenope. Helen Charlston, Rosmira. Hugh Cutting, Arsace. Alberto Minguelez Rouco, Armindo. Jacob Lawrence, Emilio. Matthieu Walendzik, Ormonte. Sophie Daneman, dirección de escena.