La prensa alemana y griega elogia la gira internacional de Joseph Calleja y Ramón Tebar

La prensa alemana y griega elogia la gira internacional de Joseph Calleja y Ramón Tebar
La prensa alemana y griega elogia la gira internacional de Joseph Calleja y Ramón Tebar

La prensa alemana y griega se ha hecho eco de la exitosa gira que han llevado a cabo, por estos países, desde finales del mes de junio a la primera semana de julio, el tenor Joseph Calleja y el director Ramon Tebar. Cabe señalar que ambos intérpretes registraron hace unos meses un CD para el sello Decca con arias de ópera de Verdi, acompañados por la Orquesta Sinfónica del Palau de les Arts, de la que Tebar es principal director invitado. El vínculo del tenor maltés con el maestro valenciano, supone la continuidad de otros habidos con la mítica casa de grabación inglesa y la colaboración de los maestros Steven Mercurio, Riccardo Chailly y Carlo Rizzi. La gira tuvo lugar en Bremen, junto a la Orquesta Philarmonia de Praga, Bad Kissingen junto a la Sinfónica de la Radio de Munich y Atenas en el festival de Epidauro en la sede del Odeon de Herodes Atico (que conoció las legendarias actuaciones de Karajan, Mitropoulos o Bernstein).

Periódicos como  «Weses Kurier» o «Kreiszeitung», se deshicieron en elogios sobre el tenor y el maestro alabando el muy importante nivel de los recitales.

La compenetración de ambos artistas, ya evidenciada en la grabación del referido disco que está alcanzando un considerable éxito de aceptación popular y crítica, fue extraordinaria y ello valió mas en un repertorio muy popular e importante para el tenor, que hoy está considerado como uno de los cinco más aclamados del mundo. El programa que se ofreció en los auditorios germanos y griego iniciaba la primera parte, toda ella compuesta por música de Verdi con obertura de «Nabucco», para seguir con el aria de Radames del primer acto de «Aida». La orquesta en solitario ofreció, a continuación, el baile de las brujas de Macbeth y el aria «Quando le sere al placido»  de «Luisa MIller». Para cerrar la primera parte, se alternaron las arias «A si ben mio» de «Il trovatore» o «Ma se me forza perderti» de «La forza del destino».

La segunda parte se inició con el aria de la flor del segundo acto de «Carmen» de Bizet, continuando las orquestas en solitario con el intermedio de «Manon Lescaut» de Puccini. Dio cuenta el tenor seguidamente de las arias «E la solita storia» de «L’arlesiena»de Cilea y de la celebérrima «E lucevan le stelle» de «Tosca», de Puccini. Un arreglo orquestal de la barcarola de «Les contes de Hoffmann» de Offenbach dio paso al aria de tenor de esta misma ópera y concluyó el recital con «Pourquoi me reveiller» de «Werther» de Massenet.

El tenor lució, en un programa de gran complejidad por el exigente nivel del repertorio,  la emisión de una voz hermosa, natural, de vibrante squillo, marcada expresividad, convicción matizada y muy sentida con una gama de recursos interpretativos que iban desde la emocionada sutileza a la enervante emoción. Las tres orquestas que actuaron bajo la mano sabia y poética de Ramon Tebar, se pusieron al servicio del solista siendo metafóricamente, el sedoso terciopelo que valora la calidad de la joya que se exhibe sobre él.  No es extraño que públicos bien distintos premiaran, con sonoras ovaciones, a los intérpretes, en cada una de las obras programadas obligándoles a conceder varias propinas, para satisfacer su entusiasmo. Por si el repertorio no había sido suficientemente exigente y comprometido Calleja se enfrentó  en Bad Kissingen nada menos que a cuatro bises con tres napolitanas del calado de «Mattinata» de Leoncavallo, «Non ti scordar di me» de Curtis y «O sole mio» de di Capua, más la repetición del «Adiós a la vida» de «Tosca», para satisfacer a una audiencia que no cesaba en sus aplausos.

Pues bien, aún quedó ingenio y jocosidad para hacer una fotografía (que se ha hecho viral en tuits, facebooks, y wasaps) en la que el tenor maltés, sonriendo muy divertido, aparecía echado sobre una camilla de ambulancias junto a dos auxiliares de enfermería, mientras el maestro, con gesto cómico, presionaba con las dos manos su corazón para recuperarle de la falta de aire que el agotamiento de tan exhaustivo programa debía haber provocado. El rapto de humor demuestra que aún quedaban recursos y ganas para volver a empezar.