Una magnífica orquesta, un sexteto de cantantes notables, una puesta en escena tan sencilla como adecuada y unas direcciones musicales y de escena que sacaron lo mejor de cada uno de estos elementos para ofrecernos una velada magnífica de humor y calidad musical de esta ópera bufa en un acto de Rossini.
Ya se cumple un lustro o cinco ediciones de esta iniciativa que por discreta no es menos valiosa nacida en uno de los barrios altos de Barcelona, que con cantantes jóvenes y puestas en escena sencillas pero bien pensadas e imaginativas nos han ido ofreciendo óperas de pequeño formato del XVIII y XIX que raramente se ofrecen en teatros de capacidad y recursos más pudientes.
Esta temporada 2018-19 ha comenzado entrado ya el año 2019 con la farsa u ópera bufa La scala di seta con música de Rossini y libreto de Giussepe María Foppa estrenada en Venecia en 1829 y basada como muchas otras de la época en una obra francesa de teatro en este caso de la autoría de Eugène de Planard con el típico argumento vodevilesco de enredos amorosos entre primas y el siempre manido tutor engañado por su pupila.
Tras las dos primeras representaciones en el teatro del barrio de Sarria la producción ha comenzado una pequeña gira que nos ha llevado a verla en una bombonera de teatro recién restaurado en la localidad costera de Sitges y que es heredero de la tradición de juntar juego y cultura ya que el teatro en cuestión se llama Teatro Casino Prado de Sitges y que tras su restauración ha quedado más que digno para mantener la cultura de esta localidad con sus grupos de teatro activos así como propuestas como la presente que aunque no llenó esperemos que tras el éxito de la representación el boca a boca y una mejor campaña de marketing por parte del ayuntamiento y con un precio especial para jóvenes haya que poner en futuras propuestas el cartel de “todo vendido”.
Anna Ponces traslada la escena de una casa burguesa del París decimonónico a una habitación en plena mudanza de los años 70 bastante bien conseguido el cambio de época sin forzar ni herir la acción que excepto por la caracterización de los personajes en algunos momentos está abierto a cualquier modificación. Su dirección de actores y movimiento escénico es adecuado, dinámico y resaltando el carácter de enredo y comicidad del argumento con una buena configuración de cada uno de los personajes cuidando bien la coreografía escénica y un adecuado juego de luces.
Los personajes de la obra son seis y aunque tienen diferente importancia y presencia, la necesidad de la implicación de cada uno es esencial para mantener el interés y tensión dramatúrgica en los casi cien minutos que dura la representación.
El tutor burlado, Dormont, tuvo en el tenor Elías Juan Ongay un correcto intérprete.
Lucilla, la prima de la protagonista fue interpretada por la mezzo Núria Vinyals que con una voz aterciopelada supo sacar partido de un papel más de conjunto que de solista si bien su dúo con Blansac fue un momento de canto dominado y perfecta línea por parte de esta cantante sin perder el carácter de picardía de su personaje.
El donjuanesco Blansac tuvo una buena replica en el barítono catalán Carles Pachón que supo demostrar su buena disposición escénica junto con una voz en constante crecimiento y seguridad demostrando en el aria incorporada en la representación de otra ópera de Rossini Il turco in Italia su buena técnica y bello timbre.
El tenor Jorge Franco posee una voz digna de seguirse. Sabe combinar un registro agudo generoso, seguro y timbrado con una facilidad para las agilidades propias de este repertorio como demostró en la representación de su largo y comprometido rol de Dorvil. El único aspecto que este cantante debería profundizar es su capacidad actoral ya que partiendo de una entrega absoluta su interpretación quedó un poco estática y más fría que la del resto de sus colegas.
La protagonista de la obra, Giulia, contó con la soprano Irene Mas como alter ego. Tanto su voz agil, timbrada, segura en las agilidades, llena de matices dinámicos, corrección estilística de principio a final en el rol más largo de la obra enamoró al público desde la música y desde su capacidad cómica en un movimiento escénico trepidante. Esperamos verla en otros roles y títulos con la misma calidad.
Sin duda el factótum de la obra fue Roberto Maietta, que hizo del personaje de Germano el centro de la representación. Pocas veces en tan poco tiempo un cantante-actor-personaje logró concentrar tanto interés desde su primer número. Su interpretación fue soberbia, una voz metálica, más baritonal que de bajo bufo pero que en vez de quitarle mérito se lo otorga para este personaje. Su técnica del estilo rossiniano es más que notable, su proyección es generosa y la seguridad en la combinación canto y escena en que en algunos momentos podía peligrar por las exigencias de la dirección escénica añadió mérito a este cantante que esperamos ver y disfrutar en otros roles y escenarios.
Tanto esta iniciativa como sus buenos resultados estilísticos se deben a la sabiduría y generosidad de uno de los tenores ligeros más importantes de la segunda mitad del s.XX, el argentino Raúl Gimenez que encargado de la dirección atística y vocal de la temporada aporta su experiencia y buen criterio para hacer de estas farsas una experiencia lírica inolvidable.
Por último destacar el buen trabajo de Assunto Nese desde el foso de una orquesta que no por pequeña dejó de tener una presencia y calidad notable.
La labor de Nese fue una combinación de perfecta concertación en los endiablados números de conjunto, atento acompañamiento de las arias y absoluto criterio estilístico desde una obertura lleno de ese pathos rossiniano con unas manos expresivas cuidando tempis llenos de vida y de lirismo en las arias requeridas.
Ojalá que instituciones y responsables culturales vean la necesidad de llevar iniciativas como estas a sus poblaciones tanto por su calidad como por su formato que es una manera de acercar a la ópera más allá de las necesarias igualmente instituciones líricas.
Esperamos con curiosidad las siguiente propuestas de la temporada la desconocida Cenicienta de la compositora Pauline Viardot en marzo y en mayo Il matrimonio segreto de Cimarosa.
Roberto Benito