Nacimiento Rey Sol Por María Pardo
El director Sébastien Daucé ha hecho una gran labor de recuperación de un espectáculo creado en el siglo XVII para el ensalzamiento de un jovencísimo Louis XIV. Le ballet royal de la nuit, estrenado en 1653 en el Palacio Petit-Bourbon de París, contó con la actuación como bailarín del propio monarca, de apenas 15 años, representando al dios Apolo, símbolo del sol que vence a la oscuridad de la noche. Con este espectáculo, en el que personajes alegóricos interpretan ballets, recitativos, arias, dúos y números corales, se quería enviar el mensaje de que el joven rey traería la luz al reino de Francia, que acababa de salir de los disturbios causados por la sublevación de la Fronda de los príncipes contra el poder real.
El director del ballet y asistente del duque de Nemours, Sieur Clément, fue quien se hizo cargo de reunir y dirigir a los grandes artistas de la época. Encargó el libreto al escritor Isaac de Benserade quien, junto a Michel Lambert y Jean de Cambefort, que se ocuparían de la música, y Torelli, que diseñaría los decorados y los efectos, creó el primer ballet de cour.
El nacimiento del Rey Sol que hemos visto en el Teatro Real es un pasticcio, es decir, el resultado de la combinación de piezas de otras obras. En este caso, los compositores de los que se ha tomado la música son Jean de Cambefort (1605-1661), Antoine Boësset (1587-1643), Louis Constantin (1697-1779) y Michel Lambert (1610-1696), y también se han añadido extractos de Ercole amante (1662) de Francesco Cavalli (1602-1676) y de Orfeo (1647) de Luigi Rossi (1597-1653).

La agrupación Ensemble Correspondances nos permitió catar la parte musical de este ballet de cour con su versión concierto, dejándonos hambrientos del resto del menú, en el que hubiéramos degustado las danzas, los vestuarios, los efectos y demás manjares escénicos que nos hubieran dejado sabor a arte francés en todo su esplendor.
Diecinueve cantantes, algo desalineados en su aspecto físico y de actitud desgarbada, cargaron con los coros y se alternaron con los numerosos personajes solistas. Gracias al empaste que conseguían con sus voces, tan cuidado y en estilo, daban la sensación de ser uno más de los cuerpos instrumentales de la orquesta, mostrándose oportunos y sensibles a las intervenciones de sus compañeros, tanto en dinámica como en intensidad.
Por su parte, la orquesta estuvo compuesta por instrumentos de la época como once violines para cubrir todas las partes de violín, tres violas de gamba, cinco bases de violon, tiorba a cargo de Thibaut Roussel (siempre atento y preciso), dos flautas, cornetto, dos oboes, un taille hautbois, bajón, sacabuche, Sylvain Fabre en la percusión (que se llevó una lluvia grande de aplausos por sus acertadas intervenciones) y Arnaud de Pasquale al clave. El resultado fue una sonoridad brillante en la que, a veces, desaparecían los timbres de algunos instrumentos en los tutti.
El director Sébastien Daucé mantuvo una atención activa a nivel físico, intelectual y expresivo, marcando los cambios de tempo con gran precisión a base gestos pequeños. No necesitaba hacer grandes movimientos con sus brazos porque el propio impulso de su cuerpo, hasta las puntas de los dedos de sus manos, estaban llenos de indicaciones para sus músicos. Demostró un manejo de la dinámica excelente, llegando a crear momentos de atención absoluta: sobre todo en el terceto de la nana “Dormi, dormi”, uno de los números más impactantes de la velada por el empaste tanto vocal, como en la dinámica del conjunto completo con la orquesta incluida, en la que los dos Zéfiros y el río cantan cada vez más piano hasta que la armonía de sus voces se pierde en el silencio para dar paso al sueño. En este número intervinieron el barítono Etienne Bazola y el bajo Nicolas Brooymans, que destacaron a lo largo de la noche por su prestancia vocal y musical en cada uno de los números que interpretaron.
También destacó la mezzosoprano Lucile Richardot, que acompañó su primera aparición de personaje alegórico de la Noche con una especie de quironomía (movimiento de manos con significado propio con los que acompañaba su canto) que, fuera del contexto escénico, perdía toda su fuerza. Tenía graves autoritarios y agudos brillantes, aunque en su zona central sonaba algo gutural, sobre todo al principio de la noche, luego se fue igualando el timbre en todo su registro.
La soprano Caroline Weynants, más discreta vocalmente, dotó de seguridad y dulzura a sus personajes. Ilektra Platiopoulou nos ofreció una interpretación sólida en su papel de Juno, distinguida y elegante tanto en el vestuario como en su propuesta musical y vocal. También se mostró altamente competente el haute-contre David Tricou, implicado y con una alta precisión en el manejo de su instrumento vocal. El resto de cantantes mostraron su compenetración musical con un empaste cuidado y gran calidad vocal.
El Ensemble Correspondances demostró que ya tiene su oficio en la interpretación de El nacimiento del Rey Sol. Si es cierto que quizá incurrieron en exceso de confianza, descuidando algunos protocolos y sin guardar la estética de conjunto (cada uno “como Dios le dio a entender”), sin duda supieron transmitir la esencia de la obra. Louis XIV, brillando con luz propia, ve aquí justificado el apelativo con el que ha pasado a la posteridad: el Rey Sol.
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Teatro Real de Madrid, 19 de junio de 2022. El nacimiento del Rey Sol, semiópera en cuatro escenas y baile final. Libreto de Isaac de Benserade y música de Jean de Cambefort (1605-1661), Antoine Boësset (1587-1643), Louis Constantin (1697-1779), Michel Lambert (1610-1696), con extractos de Ercole amante (1662) de Francesco Cavalli (1602-1676) y Orfeo (1647) de Luigi Rossi (1597-1653). Estrenada en el Palacio Petit-Bourbon de París el 23 de fecrero de 1653. Estreno en el Teatro Real. Semiópera en versión de concierto.
Director y reconstructor musical, Sébastien Daucé. Lucile Richardot como La Nuit / Venere. Caroline Weynants como Euridice / una Gracia/ Belleza / un alma errante / Cintia. Caroline Bardot como Venus / el Silencio / una Gracia. Marie-Frédérique Girod como Una Gracia francesa. Eva Plouvier como Una Gracia italiana. Blandine de Sansal como La Luna / Deyanira / una Gracia / un alma errante. Ilektra Platiopoulou como Juno. David Tricou como Apolo / una Gracia / un seguidor de Endimión. Etienne Bazola como el Sueño / un seguidor de Venus / un río / la Aurora / un alma errante / un Zéfiro. Renaud Bres como Hércules. Nicolas Brooymans como un hombre grande / un Zéfiro / un seguidor de Endimión. Opera World