Actor, cantante y director de escena mexicano, Leopoldo Falcón (Ciudad de México, 1955) es conocido como “El señor Zarzuela” por ser un promotor incansable de este género desde prácticamente su niñez. Concedió una entrevista (16 de agosto de 2021) a Federico Figueroa para Opera World. Leopoldo Falcón una vida entregada a la zarzuela

¿Cuál es el motivo de su visita a España en esta ocasión?
Son varios los motivos. Tendría que haber venido a España antes, pero el golpe de la pandemia en todo el mundo me obligó a posponer mi viaje. No obstante, el principal motivo es que fui invitado a participar en el Seminario de Zarzuela que organizó el Festival de Benicàssim. Roberto Turlo, director del festival, y Marcelo Pérez, director de Zarzuela por el Mundo, haciendo posible mi presencia aquí para trabajar con gente talentosísima en la Zarzuela, el género que amo y defiendo desde mi niñez, cuando felizmente la “descubrí”.
¿Y cómo fue ese descubrimiento al que acaba de aludir?
Hay que remontarse a cuando yo tenía entre 9 y 10 años. Yo formaba parte de una compañía de teatro para niños, la de Enrique Alonso “Cachirulo”, una figura muy respetada en este tipo de espectáculos en México. Muchas de las personas de la compañía, casi todos, estaban ligados de alguna manera a la zarzuela. En las obras de teatro yo interpretaba personajes como Pinocho o Hansel y también quería estar en eso que llamaban zarzuela. Enrique argumentaba que poco tenía que hacer yo en este género, pero por casualidades de la vida tuve la oportunidad de contactar a la señora Pepita Embil, esposa de don Plácido Domingo Ferrer. Hablando por teléfono con ella, me dijo: “por tu voz me parece que tú eres un tenor”. Esa fue la primera vez que escuché esa palabra. Yo no sabía qué era eso de ser “tenor” y le respondí: “sí, pero no mucho”. Debí caerle en gracia porque logré mi objetivo: me anotaron para la audición presencial. Al llegar al teatro donde la hice, doña Pepita le dijo a su esposo: “este es Polín, apenas un niño”. Otro golpe de suerte fue que estaban montando Luisa Fernanda y me aceptaron para hacer del lazarillo que acompañaba al personaje del Saboyano.
¿Y cómo fue desarrollando esa pasión por el género?
Con ellos, dentro de la compañía, aprendí a hacer, amar y casi venerar a la Zarzuela. Quizá de una manera “antigua”, como algunos dicen, pero desde luego con mucho respeto y vehemencia. Conforme fui creciendo, interpreté diferentes personajes, y a la vez fui tomando otras responsabilidades dentro de la compañía. Poco a poco el género entró en decadencia en México, por muchas razones. Los Domingo-Embil, con la estupenda carrera que su hijo, Plácido Domingo, estaba forjándose en el mundo entero, tuvieron la prudencia de ir disminuyendo su presencia y discretamente ir cediéndome el manejo de la compañía. Tengo el privilegio de haber heredado algunas partituras, el vestuario y atrezzo de las producciones que ellos habían realizado. Y así continué, entre el ardor y la prudencia, con una gran competencia entre compañías que a la larga fue, desde mi punto de vista, perjudicial para el género.

En México, los que somos zarzueleros, conocemos su espectáculo titulado “Su Majestad, la Zarzuela”. ¿Cómo nació y en qué consiste?
Creé este espectáculo hace unos 17 años, después de haber visto la grandiosa Antología de la Zarzuela del maestro Tamayo. La realidad es que, al menos en América, no se programan más de seis o siete títulos y si abordas uno diferente, la taquilla lo sufre. Así que con el afán de cautivar a un público nuevo y exhibir extraordinarios números que pertenecen a zarzuelas que no están entre las más populares, creé el espectáculo a manera de una antología, con coros, romanzas, concertantes y bailes. El objetivo se ha cumplido, pues el público que asiste va más allá de la colonia española, la tercera edad o algún nostálgico de la lírica. Tenemos público “nuevo”, que nunca había visto algo de zarzuela y salen encantados y con ganas de repetir. Cuidamos que el elenco corresponda a lo que el personaje pide, por ejemplo una joven como Luisa Fernanda, un atractivo joven como Javier o una Amapola (La leyenda del beso) que, además de cantar bien, sea guapa, como el personaje lo pide.
Como director de escena, ¿hay un sello o característica reconocible como “Falcón”?
Una de mis características es respetar la esencia de la obra, y con esto no quiero decir que rechace las propuestas novedosas. Por ejemplo, la base de la escenografía de Su Majestad, la Zarzuela hace 17 años consistía en una serie de telones pintados y hoy día usamos telones “virtuales”, con proyección de imágenes y vídeos. Otra de las características “Falcón” es que siempre serán puestas en escena en un sentido tradicional. Yo no consigo sacar a una obra del contexto original. No va conmigo ni con el género. Dicho esto, los textos se pueden “pulir”, quitando algunas cosas que en esta época no funcionan bien.
¿Cree usted que aún podemos rescatar la Zarzuela, es decir, devolverle aquella popularidad que tuvo tiempo atrás?
¡Sí, como no! Considero que hay un gran vacío y que nosotros, los que nos dedicamos a esto, estamos obligados a que las nuevas generaciones aprendan a amarla. Debemos hacer que los jóvenes con talento se preparen para afrontar nuestro género con respeto y apego partiendo de la tradición.

¿Qué se está haciendo ya en este sentido que nos permita ser optimistas?
Creo que la defensa de la Zarzuela se ha hecho evidente en los últimos años, con concursos de canto donde se incluye el apartado de zarzuela y otros enfocados expresamente a ella. Aquí debo señalar, honor a quien honor merece, a Plácido Domingo. Yo tengo 50 años trabajando en este género y desde hace 30 muchas personas lo daban por muerto. Plácido Domingo fue quien, a un nivel grandioso, fue mostrando al mundo qué es la zarzuela. En sus conciertos y recitales ha incluído páginas de zarzuela y allá donde ha podido la ha llevado en esplendor. En Washington, hace 25 años, participé en el montaje de una Doña Francisquita que recibió los elogios de la crítica y el aplauso enloquecido del público. Y también hubo zarzuela en Los Ángeles por insistencia de él. Y
en Viena. Y tú sabes que en América Latina aún vive el amor por la Zarzuela. Se programa en Colombia, en Perú y Puerto Rico, además de en Cuba, Argentina y Costa Rica, por mencionar algunos países desde donde nos llegan noticias sobre presentaciones zarzuelísticas. Además, ha surgido la “Zarzuela por el Mundo” y con las redes sociales se genera interés donde antes era difícil llegar. El movimiento del grupo “Zarzuela Patrimonio de la Humanidad” crece cada día y vemos cómo figuras de la lírica fuera del ámbito hispano se interesan y cantan zarzuela (Elina Garanča, Sonya Yoncheva, Angel Blue, etc.). Cada uno de nosotros, desde nuestra trinchera, debemos luchar para que sea posible la inclusión de la Zarzuela como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en el listado de la UNESCO.
Usted es parte de “Zarzuela por el Mundo”, ¿qué es y cuáles son sus objetivos?
Es un grupo de personas que amamos la zarzuela y luchamos para que se dignifique el género. Es una asociación y se formó para darle formalidad y continuidad a un trabajo estratégico con el objetivo de lograr hacer más y mejor zarzuela, que es el eslogan de esta asociación. Marcello Pérez, su fundador y presidente, muy acertadamente nombró a Plácido Domingo presidente honorífico. Se van creando sinergias para lograr los objetivos planteados. Uno de mis alumno en el género zarzuela, el joven tenor Benito Rodríguez, es director del Operastudio Beckmann y eso facilitó el apoyo de la Fundación Beckmann.
¿Qué actividades promueve “Zarzuela por el Mundo”?
En los escasos cuatro años que lleva formada la asociación, y teniendo en cuenta las piedras que la pandemia nos ha puesto en el camino, se han realizado dos encuentros; el primero, en Tequila y el segundo, en Zapopan (ambos en el estado de Jalisco, México), gracias al apoyo de la Fundación Beckmann y de don Juan Beckmann de forma personal. Estos encuentros han sido de gran importancia para los que asistieron y para nosotros, por la visibilidad que se ha logrado. Llegó gente de Uruguay, España, Perú y se contó con la presencia de artistas como Nancy Fabiola Herrera, Ainhoa Arteta, Verónica Villarroel, Arturo Chacón y Plácido Domingo. En el segundo encuentro, celebrado hace pocos meses, se invitó a empresarios para que conocieran de cerca el proyecto, para implicar más a la iniciativa privada y a la sociedad en general.
Como intérprete, ¿qué personajes le han marcado más?
No sé si aquí en España se conoce la frase, que estoy seguro tú sí conoces, que dice en referencia a alguna persona, “este es más viejo que un galán de zarzuela”. Más que un personaje lo que a mí me marcó fue Luisa Fernanda. Como ya te conté, fue la primera obra en la que yo participé con la compañía de Pepita Embil, haciendo del niño lazarillo que acompaña al Saboyano. Ahí “descubrí” al personaje de Aníbal y me enamoré de él. Lo vi interpretado por grandes actores y de todos aprendí un poco. Yo hice el Geromo y otros de la misma obra, pero mi sueño era hacer Aníbal. Pasados algunos años por fin pude interpretarlo y se convirtió en uno de los que más he interpretado. Pero el tiempo sigue su curso y en la Luisa Fernanda del Palacio de Bellas Artes (1998), con dirección escénica de Javier Ulacia, decidí que sería mi despedida del personaje de Aníbal. En la actualidad interpreto a Don Luis Nogales y me siento feliz. Otro de mis personajes favoritos es de don Hilarión (La verbena de la Paloma). Durante muchos años me maquillaba con esmero para parecer mayor y hoy día salgo casi como soy y me siento fenomenal.
¿Tienes algún proyecto entre manos que esté relacionado con la zarzuela?
Asistiré, como jurado, al IX Certamen Internacional de Zarzuela en Valleseco (Gran Canaria), en octubre de este año. En 2022 tengo varios proyectos, pero mi objetivo primordial es dirigir una zarzuela mexicana en España, porque como tú bien sabes en México la zarzuela española se adaptó hasta adquirir unas características propias, como sucedió también en Cuba.
Mucha suerte y éxitos para tales proyectos y muchas gracias por conceder esta entrevista a Opera World. Leopoldo Falcón una vida entregada a la zarzuela
Fue un placer, Federico. Un saludo a los lectores de Opera World y hasta pronto.
