La Tafelmusik Baroque Orchestra retoma la actividad en Toronto con Vivaldi – L’estro armonico, en cartelera del 20 al 24 de enero de 2016 en el Trinity-St. Paul’s Centre. Violín solista y director huésped la Mª Mira Glodeanu, nacida en Rumanía y trasladada a Bruselas – donde sigue viviedo y enseñando Violín Barroco en el Conservatorio Real – después de haber concluído su formación musical básica en la Academia de Música en Bucarest. Glodeanu fundó en 2008, con Vincent Dumestre la orquesta Poème Harmonique, de la que es «Concertina», así como es Directora artística del Ensemble Philidor y docente huésped en la Universidad de Salamanca. Ella misma definió este concierto como «un viaje musical al corazón mismo de la música que es libre, llena de inspiración y sentido del humor».
El programa estuvo dividido en dos partes, la primera dedicada a Vivaldi con dos conciertos como L’estro armonico (n. 2 en Sol Menor y n. 4 en Mi Menor) y los sorprendentes Scherzi armonici sopra le quattro staggioni dell’anno de Giovanni Antonio Guido, una pieza casi desconocida que Guido compuso en París alrededor de 1729, a imitación de las superfamosas Quattro Stagioni de Vivaldi, quizás como complemento del encargo que su amigo pintor Antoine Watteau había recibido para decorar al fresco el comedor de un rico mecenas francés.
La segunda parte comprendió dos obras más de Vivaldi (L’estro armonico, concierto n. 11 en Re Menor, y el Concierto en La Menor para dos oboes, fagot y cuerdas) pero también un florilegio de compositores del mismo período: Francesco Venturini (Ouverture desde la Sonata en Sol Menor, op. 1 n. 9), un paso del Trillo del Diavolo de Giuseppe Tartini, la sonata Pastorale para oboe y cuerdas desde «Il Pastor fido» di Nicolas Chédeville, y dos bellas obras de Pietro Locatelli (Cantabile e Allegro desde la Sonata para 2 violines en La Mayor y las Introduttioni Teatrali n. 5 en Re Mayor). Mira Glodeanu es una extraordinaria violinista, que se formó en un principio como violín solista, que ama sin embargo la labor de grupo de la música de cámara, como lo demuestra el programa mismo de este concierto. En cada una de las obras presentadas, le dió un papel solista a casi todos los instrumentistas del ensemble Tafelmusik, primero a los violines (Aisslinn Nosky, llena de temperamento; Christopher Verrette, un maestro del violín barroco; las talentosas Julia Wedman y Cristina Zacharias; la óptima Patricia Ahern; y finalmente el agradable y divertido «diálogo» entre los violines de Julia Wedman y Geneviève Gilardeau con el chelo de Christina Mahler), y sucesivamente a los alientos (la «pastoral» para el oboe de John Abberger, primero; Abberger en trío con el oboe de Marco Cera y el fagot de Dominic Teresi, luego, en el concierto de Vivaldi). Mira Glodeanu los dirigió con gracia y expresividad, y con mucho respeto para el papel de cada uno de ellos. El resultado fue el de un grande, armónico fresco musical, enfatizado por la ausencia total, en la segunda parte del concierto, de pausas entre las varias piezas, que fluyen al oído como si fueran un continuum de movimientos musicales sucesivos, sólo punteado por los rápidos y discretos cambios de lugar de los concertistas. En la velada inaugural, le siguió al concierto una breve sesión de preguntas y respuestas dirigidas a la Mª Glodeanu, a la chelista Christina Mahler y a la violinista Julia Wedman.
Giuliana Dal Piaz