Lisette Oropesa triunfa en Múnich con ‘La traviata’

                                                             Lisette Oropesa Múnich ‘La traviata’ Por Luc Roger

Con el paso de los días, el reparto para la representación del 28 de junio sufrió bastantes cambios: el tenor ucraniano Dmytro Popov pasó a cantar el papel de Alfredo en lugar de Stephen Costello, Simon Keenlyside el papel de Giorgio Germont que debía cantar Leo Nucci y, por último, Milan Siljanov el papel del jardinero destinado originalmente a Roman Chabaranok. Afortunadamente el papel principal no se desvió: fue la esperada Lisette Oropesa quien encarnó magníficamente a Violetta Valéry en la Bayerische Staatsoper de Múnich. Lisette Oropesa Múnich ‘La traviata’

Una imagen de "La traviata" de Múnich. Foto: © Bayerische Staatsoper
Una imagen de «La traviata» de Múnich. Foto: © Bayerische Staatsoper Lisette Oropesa Múnich ‘La traviata’

La puesta en escena no ha cambiado, lo que es una pena. Sigue siendo la vieja producción de 1993 firmada por Günter Krämer y con escenografía de Andreas Reinhardt: una propuesta bastante oxidada. Para la primera escena, sólo se utiliza la parte inferior del escenario: un pasillo formado por una franja roja y negra con una serie de puertas que se abren a un segundo pasillo en el que tendrá lugar el trasiego de aristócratas y burgueses y de las mujeres del «demi-monde» que les entretienen a aquellos. Las puertas se abren tal vez a otras tantas habitaciones separadas donde uno puede retirarse para disfrutar de placeres más particulares. Este trasiego es el único momento dinámico en una producción extremadamente estática. Un parque-jardín cuajado de hojas muertas con sillas apiladas tal vez compradas en una tienda de chatarra, a la derecha un columpio, a la izquierda un candelabro como un globo aerostático con sus guirnaldas en borlas de cristal que, en el último acto, acaba medio desplomada en el suelo: la fiesta ha terminado, Violetta va a morir. El coro de bohemios y matadores es angustiosamente estático, al igual que la introducción al fondo del escenario de una extra bien vestida, la hermana casta y pura de Alfredo, que no tiene cabida en una casa cortesana. En el último acto, Violetta está postrada en un sofá en el suelo delante del escenario, de modo que no se puede ver si ha encontrado un asiento en el suelo. Esta puesta en escena minimalista beneficia a los cantantes y al coro, que no tienen que desplazarse y pueden concentrarse plenamente en el canto. 

Una imagen de "La traviata" de Múnich. Foto: © Bayerische Staatsoper
Una imagen de «La traviata» de Múnich. Foto: © Bayerische Staatsoper

La directora lituana Giedrė Šlekytė, que también es asistente del director musical Vladimir Jurowski, ya ha dirigido varias representaciones de La Traviata de Giuseppe Verdi con la Orquesta Nacional. Apreciamos las cualidades de su dirección meticulosa, elegante y precisa, que se hizo notar cuando a la joven directora se le confió la nueva producción de L’infedeltà delusa de Haydn en el Teatro Cuvilliés el pasado mes de marzo. 

Una imagen de "La traviata" de Múnich. Foto: © Bayerische Staatsoper
Una imagen de «La traviata» de Múnich. Foto: © Bayerische Staatsoper

Lisette Oropesa, una de las mejores Violetta del momento, puso al público en pie en esta velada, con su interpretación que apoyada en una notable técnica le permitió expresar sin fisuras todas las facetas del personaje: alegría despreocupada e impulso apasionado, fragilidad del cuerpo y del corazón, enfermedad y miseria, renuncia y grandeza moral, desesperación y agonía. La compleja paleta emocional de la Traviata está magistralmente representada. Lisette Oropesa fue la reina indiscutible de la noche. Dmytro Popov, invitado habitual en Múnich, lleva cantando Alfredo desde 2004 en los escenarios más importantes, con una voz bien proyectada que suena brillante, redonda y una pronunciación algo entrecortada que no siempre permite una buena comprensión del texto cantado. El padre Germont de Simon Keenlyside es bien conocido por el refinado enfoque psicológico del barítono en el papel, y en particular por su notable expresión de la angustia paterna en «Di provenza il mar, il suol…». El coro dirigido por Stellario Fagone completa felizmente este buen reparto. Lisette Oropesa Múnich ‘La traviata’

La Traviata es una ópera para el público en general y el teatro de la ópera de Múnich tiene las entradas agotadas. Sin embargo, cabría esperar más brillo y atreverse a sugerir una nueva producción.


Director musical: Giedrė Šlekytė ; Dirección de escena: Günter Krämer; escenografía: Andreas Reinhardt; diseño de vestuario: Carlo Diappi; Iluminación: Wolfgang Goebbel; Coros: Stellario Fagone; Violetta Valéry: Lisette Oropesa; Flora Bervoix: Daria Proszek; Annina: Emily Sierra; Alfredo Germont: Dmytro Popov; Giorgio Germont: Simon Keenlyside; Gastón: Galeano Salas; Barón Douphol: Bálint Szabó; Marqués de Obigny: Daniel Noyola; Doctor Grenvil: Martin Snell ; Giuseppe: Granit Musliu; Un servidor de Flora: Theodore Platt; Un jardinero: Milan Siljanov. Bayerisches Staatsorcher; Bayerischer Openchor. OW