La Metropolitan Opera de Nueva York pone sobre las tablas la brillante ópera de Jules Massenet, Manon, con la soprano Lisette Oropesa y el tenor Michael Fabiano como voces protagonistas. Maurizio Benini dirige la orquesta del Met en la versátil producción de Laurent Pelly. El resultado se podrá ver en directo en cines el sábado 26 como parte de las retransmisiones de The Met: Live in HD.
Antes de la retransmisión internacional en directo del próximo sábado, en Opera World asistimos a esta Manon con la expectación creada por el atractivo elenco y las reservas propias del inicio de temporada. Poco se le puede reprochar al espectáculo, que tiene elementos de sobra para redondear una gran noche de ópera. El público internacional podrá valorar la extensión del éxito de la producción, si bien es en los detalles en los que podemos encontrar elementos de análisis interesantes.
La propuesta escénica del conocido director francés Laurent Pelly, estrenada en el Met en 2012, traslada la acción al París finisecular de la Belle Époque, en contraposición a la novela original del Abbé Prévost que sitúa la historia de Manon Lescault en el siglo XVIII. Pelly es capaz de silenciar las pocas disonancias que esta transposición introduce en la ópera, y propone ambientes impersonales y planos que rompen un tanto con el cromatismo musical de la obra. No obstante, la dirección actoral y la presentación general en escena de los solistas, el coro y el ballet dan muestra de la inteligencia del escenógrafo francés.
Tras las parejas Netrebko-Beczala y Damrau-Grigolo, el Met le da de nuevo a la manivela con Lisette Oropesa y a Michael Fabiano, dos cantantes consagrados y en gran estado vocal. Bendecidos por los premios más importantes de Estados Unidos y con ascendientes carreras en Europa, los dos solistas cantan con la ambición de los grandes.
La Manon de Lisette Oropesa destacó por la naturalidad de la proyección y la eficacia dramática que supo imprimir al personaje. La técnica de la soprano cubanoamericana está muy por encima de las dificultades vocales de la heroína de Massenet. Ello le permitió centrarse en perfilar psicológicamente una Manon de referencia, tan delicada como torrencial, tan inocente como sensual. La energía que despliega la soprano en escena es inaudita, una oleada artística que refresca el personaje y hace que lo redescubramos de nuevo. La voz, con un vibrato siempre al límite, mantiene la flexibilidad que la ha hecho famosa, pero ya se adivinan meandros líricos que, de ensancharse, pueden dar lugar a una tipología vocal más asentada, que apenas se adivina hoy. Oropesa cantará esta temporada Violeta en Madrid y Nueva York, Rosina en París y Lucia en Munich.
Michael Fabiano es un artista singular. Es difícil abstraer su personalidad de los personajes que interpreta, de manera que nunca es Rodolfo, Edgardo o el Duca, sino Fabiano haciendo de Rodolfo, Edgardo… lo que no quita interés alguno a sus apariciones. Su Chevalier des Grieux, aunque varonil y efervescente, está un tanto fuera de estilo, por la abundancia de sonidos abiertos y empujados, y la eliminación de la media voz en favor de la voz plena y los sonidos esquilantes, de lírico pleno. Fabiano abre la boca y el sonido aparece recio, pujante, insolente, como desafiando las dimensiones del Met. Pero llega el acto II con En fermant les yeux o el acto III con Ah! Fuyez, douce image, y toca replegar la voz en sonidos estrangulados o afalsetados. Fabiano sale airoso de todas las pruebas, pero su aparición como des Grieux se antoja como un lujo innecesario. Esta temporada Fabiano hará de Alfredo en Madrid, Don Carlo en París y Londres y don José en Berlín. Nada menos.
Junto a ellos, encontramos a un entrañable Guillot de Morfontaine a cargo de Carlo Bosi y un espléndido Lescaut cantado por Artur Rucinski, que será Giorgio Germont en Madrid, y que se ha convertido en una apuesta segura en todas sus intervenciones. La voz de Rucinski corre que es una gloria, bien timbrada y articulada con gracia y musicalidad. Cerró la terna de secundarios masculinos el bajo Kwangchul Youn, que dejó un adusto y bien presentado Conde des Grieux, luciendo al máximo una voz pesada y de registro estrecho, pero manejada con mucho oficio. Será interesante asistir esta temporada a su Jacopo Fiesco en Hamburgo.
Laura Krumm, Maya Lahyani y Jacqueline Echols fueron Poussette, Javotte y Rosette, puede que respectivamente. Juntas aportaron chispa y color a una producción que sin ellas hubiera sido mucho más gris.
Las prestaciones de los cuerpos estables del Met rindieron como de costumbre. El director italiano Maurizio Benini pudo extraer del foso el sonido fresco y lucido que piden las melodías de Massenet, y supo mantenerse en su sitio, a salvo de veleidades o efectismos.
Manon de Massenet se retransmitirá en directo en cines el sábado 26. Seguro que la disfrutarán.
Carlos J Lopez