Cristina Marinero
La noche del miércoles 16 de mayo en el escenario de la Royal Opera House vimos bailar a una pareja que seguro que volverá a destacarse en los titulares británicos. Lauren Cuthbertson y Reece Clarke protagonizaron “Manon” y su interpretación levantó la aclamación del público, de pie gran parte de él, aplaudiendo entusiasmado. Antes, habíamos visitado en Londres la Wallace Collection y admirado la extensa colección de pintura del XVIII, con la sensual, dinámica y obra maestra «El columpio», de Fragonard, como gran emblema. Es el mejor de los prólogos para ver el ballet de 1974, basado en la novela del Abate Prévost, de 1731, y que el director Martin Yates ha orquestrado, dando nueva vida a la música de Massenet que compilaron Leighton Lucas y Hilda Gaunt, ya que no es la partitura de la ópera del mismo compositor la que se hizo ballet, sino obras suyas independientes engarzadas para esta coreografía.
Una noche de despedida, en la presente temporada del Royal Ballet en Londres, que precede al gran estreno absoluto de hoy. Todos esperan la nueva producción de «El lago de los cisnes», este jueves 17 de mayo, firmada por Liam Scarlett, quien ha reestructurado su puesta en escena y ha creado coreografía adicional, sobre la original de 1895 de Petipa e Ivanov y la contribución hecha anteriormente por el emblemático británico Frederick Ashton. Además, ha situado el cuento de la princesa convertida en cisne en la segunda mitad del siglo XIX y añadido un paso a dos para los protagonistas, entre otras novedades, que se puede ver todavía online, en un video especial de los ensayos.
El ballet de Tchaikovsky en manos de Scarlett, con quien ha trabajado estrechamente el director de la compañía, Kevin O’Hare, y con nuevo vestuario y escenografía del reputado diseñador de producción John MacFarlane, viene a sustituir a la versión que ponían hasta ahora en escena, creada por Anthony Dowell en los años ochenta y para muchos de los críticos londinenses necesitada de reemplazo. En el foso, estará, cómo no, la magnífica Orquesta de la Royal Opera House y, al frente, el eminente Koen Kessels.
Además, «El lago de los cisnes» se emitirá en directo en cines el próximo 12 de junio, distribuida su señal en España por Versión Digital, y protagonizado por los mismos primeros bailarines que esta noche ofrecerán la primicia mundial en la Royal Opera House, Marianela Núñez y Vadim Muntagirov. Y, como ya saben, el Teatro Real de Madrid será el primer lugar, después de Londres, donde el Royal Ballet interpretará «El lago de los cisnes», ya que vendrán del 18 al 22 de julio para ofrecer seis representaciones en esos cinco días, seis porque el sábado 21 de julio habrá función a las 17h. y a las 22h. En anterior artículo ofrecimos la información de los diferentes repartos para cada día.
Como decíamos al principio, la aclamación recibida por Lauren Cuthbertson y Reece Clarke por su «Manon», en la noche anterior al gran estreno de «El lago de los cisnes», proporciona mucha buena energía para la esperada llegada del paradigmático título. El ballet de Sir Kenneth MacMillan, coreógrafo esencial en la historia de la danza, de quien se conmemora el 25º aniversario de su fallecimiento, es uno de los títulos más destacados de la coreografía de la segunda mitad del siglo XX y todo un tour de forcé para todo primer bailarín.
También intervinieron dos de los españoles de la compañía, la primera solista, Itziar Mendizábal, interpretó el papel de la amante de Lescaut con su especial sentido de la comedia y afinada técnica, a quien el público le dedicó sonoros aplausos, y el joven David Yudes, como uno de los clientes, bailarín en la categoría de primer artista que sigue avanzando en el Royal Ballet.
Lauren Cuthbertson fue la mejor partenaire para un Reece Clarke de sólo 23 años, altísimo -y apuesto- solista en el elenco de la compañía de Covent Garden, pero todo un nombre a seguir porque seguro que vamos a verle en lo más alto. La bailarina británica, además, cada vez está más perfecta en los matices que proporcionan humanidad a sus personajes, cada vez tiene su técnica más depurada y se muestra impecable en sus variaciones. El paso a dos de la alcoba, cuando Des Grieux y Manon culminan el flechazo que les ha atrapado y que marcará el inicio de la tragedia, fue interpretado por Cuthbertson y Clarke con una emoción sublime, además de perfecto rigor técnico.
Este paso a dos refrenda que, cuando se trata de hablar de amor, el lenguaje del ballet es el más poderoso para trasladarnos el sentimiento más bello del ser humano, si está tratado, por supuesto, en su más elevada expresión.