Lucia Lammermoor Viena Por Luc Roger
Edgar Allan Poe se encuentra con Walter Scott en la producción de Laurent Pelly, que, en colaboración con la escenógrafa Chantal Thomas, se ha inspirado directamente en la famosa película muda de terror de 1928 de Jean Epstein La Chute de la maison Usher. El desnudo decorado, reducido a lo básico y en blanco y negro como la película, muestra una casa fantasmal en la distancia, frente a la cual el páramo escocés toma la forma de una simple duna gris cubierta de nieve en el primer acto. Laurent Pelly es siempre el diseñador de vestuario de sus producciones; su trabajo como dibujante le ayuda a penetrar mejor en la psicología de sus personajes.
Y el vestuario refleja el mundo decadente de los Lammermoor, oscuro y lúgubre. Sólo Lucía aparece con ropas cuya blancura brillante simboliza la inocencia y la pureza, antes de que el rojo sangre lo tiña todo, tanto su ropa como el decorado. Por otro lado, grandes paneles translúcidos con diseños geométricos insinúan probablemente la arquitectura de un castillo que, como el de Candide de Voltaire, tiene puertas y ventanas, un castillo que puede volverse opresivo cuando uno de estos paneles desciende como una guillotina sobre el cuerpo tendido de una Lucía aplastada y vencida por la desesperación. A medida que se desarrolla la acción, el castillo se acerca cada vez más, y su silueta evoca tal vez los barrotes de una jaula o de una prisión donde están encerrados los protagonistas.
Laurent Pelly ha intentado situar a la desafortunada protagonista en un entorno en el que los límites entre la realidad, el sueño y la deriva mental son fluidos y poco claros: Lucía, psicológicamente inestable desde la muerte de su madre, se convierte en el instrumento inocente y la víctima indefensa de un mundo masculino enredado en luchas de poder. La puesta en escena y los decorados no parecían reflejar la riqueza de la música y el canto, y si pudimos disfrutar de una gran velada de ópera fue gracias al magistral trabajo de la orquesta, su director y los cantantes.
Evelino Pidò ha realizado un meticuloso trabajo de investigación musicológica a fin de transmitirnos toda la variada y colorida paleta belcantista que encierra este gran título, lo cual nos permitió vivir la música de Donizetti lo más cerca posible de lo que el compositor concibió. Estudioso incansable y preciso, Evelino Pidò nos lleva al corazón mismo de la partitura original y, a lo largo de numerosos ensayos, consigue superar sus retos, con una orquesta unida en torno a su director, en la que cabe destacar la belleza sensible del acompañamiento del arpa en el aria «Regnava nel silenzio» y la armónica de cristal en la gran aria de la locura. Evelino Pidò señala que Donizetti había planeado utilizar la armónica en el aria de la locura, pero el mayordomo del San Carlo, ansioso por ahorrar dinero, se negó a utilizarla en favor de la flauta.
Los cinco cantantes rivalizan en excelencia. El hecho de que la puesta en escena sea relativamente silenciosa es una ventaja para los intérpretes, que suelen estar de pie frente al público y, por tanto, pueden concentrarse totalmente en su canto.
La reposición de Lucia de este año cuenta con un nuevo reparto, a excepción del barítono rumano George Petean, que interpretó a Enrico en el estreno de 2019. George Petean da bien en el papel; está especializado en villanos y con su voz poderosa y dominante es capaz de dotar a Enrico del carácter insensible y brutal de un tirano hambriento de poder, con especial énfasis aquí en la psique de un personaje cuyo comportamiento bárbaro puede tener sus raíces en la historia familiar.
El bajo Roberto Tagliavini, muy elogiado en Viena por sus recientes papeles en Macbeth y Nabucco, encanta con sus bellas notas graves, prefiriendo, apropiadamente, componer su papel con una bella línea melódica en lugar de buscar el efecto. Josh Lovell, miembro del conjunto, presta su voz de tenor ligero, claro y luminoso al papel de Arturo. Dos miembros del Opera Studio, Patricia Nolz e Hiroshi Amako, interpretan a Alisa y Normanno respectivamente.
En el firmamento estelar brillan el extraordinario Edgardo de Benjamin Bernheim y la brillante Lucía de Lisette Oropesa. El tenor francés hizo un aclamado debut como Edgardo de Ravenswood con un fenomenal poder de interpretación. Todo apunta a un gran cantante: su interpretación actoral, que sabe detallar toda la complejidad de un personaje con estados de ánimo y emociones cambiantes; una técnica vocal impecable; una voz bien proyectada y poderosa; la belleza solar de un timbre claro; la seguridad en los agudos; el volumen brillante; la seducción; el heroísmo; la pasión tanto en la expresión del amor como en la de la ira o la desesperación. Escucharle es puro placer. En mayo y junio, Benjamin Bernheim repetirá el papel en Zúrich con Lisette Oropesa como Lucía en una producción de Tatjana Gürbaca.
La soprano cubano-estadounidense Lisette Oropesa asumió el papel en Londres en 2017 y desde entonces se ha consolidado como una de las mejores intérpretes, si no la mejor, de este papel, formidable tanto por su dificultad como por la resistencia vocal que requiere. Lisette Oropesa detalla brillantemente la compleja paleta emocional de esta joven golpeada por la muerte de su madre, que en realidad fue sólo el comienzo de un largo calvario acompañado de una deriva mental que la lleva a la locura. Los primeros síntomas de locura se pueden ver en el primer acto, cuando la joven confía a Alisa que el fantasma de la mujer asesinada por un Ravenswood la persigue en sueños («…¡Ed ecco! ecco su quel margine…»). La calidad de la actuación de Lisette Oropesa culmina en la larga escena de la locura en la que Laurent Pelly la hace realizar un peligroso paseo sobre una serie de sillas dispuestas correlativamente. La voz ligera y clara de la soprano hace brillar su filigrana de plata en los adornos de una coloratura sorprendentemente flexible. Las largas ovaciones de un público extasiado saludaron cada una de las intervenciones de la prima donna a lo largo de la velada.
La calidad de los cantantes y de la dirección musical nos hizo olvidar las morosidades de la puesta en escena y salimos de la Wiener Staatsoper con la sorprendente impresión de haber tenido el privilegio de escuchar a grandes intérpretes.
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Staatsoper de Viena, 24 de abril de 2022. Lucia di Lammermoor, música de Gaetano Donizetti y libreto de Salvatore Cammarano. Director musical: Evelino Pidò. Director de escena y diseñador del vestuario: Laurent Pelly. Escenografía: Chantal Thomas. Diseño de iluminación: Duane Schuler. Enrico (Lord Henry Ashton): George Petean. Lucía, su hermana: Lisette Oropesa. Edgardo (Sir Edgar Ravenswood): Benjamin Bernheim. Arturo (Lord Arthur Buklaw): Josh Lovell. Raimondo: Roberto Tagliavini. Alisa: Patricia Nolz. Normanno: Hiroshi Amako. Orquesta y Coro de la Wiener Staatsoper. En coproducción con la Ópera de Filadelfia.