Málaga acoge la cuarta edición de los Premios Ópera XXI, marcados por las ausencias

                                                         Cuarta edición Premios Ópera XXI Por Majo Pérez

Y Málaga se vistió de gala para premiar a lo mejor que había pasado por los escenarios líricos españoles en la temporada 2020/2021, consumándose así la itinerancia de los galardones que entrega Ópera XXI. La gala del próximo año se celebrará en el Teatre Principal de Palma de Mallorca. Cuarta edición Premios Ópera XXI

Málaga estaba radiante de sol y primavera. Por sus calles fluía la vida a borbotones con esa alegría contagiosa que es tan propia del sur. Sin embargo, la ceremonia de entrega de premios, dirigida por Joan Anton Rechi y presentada por la soprano Berna Perles y el contratenor Xavier Sabata, resultó más bien tristona y deslavazada.

Es cierto que en todo momento estuvo presente el horror que está asolando Ucrania. En referencia a este hecho, Lluís Pasqual, quien recibió el Premio honorífico por su trayectoria artística, comenzó su brillante discurso de agradecimiento excusándose: “Da vergüenza subirse al escenario para recoger un premio o celebrar algo”.

Lluis Pasqual y Joan Francesc Marco Ceremonia de entrega en el Teatro Cervantes de la cuarta edición de los Premios Ópera XXI. Foto: Daniel Pérez / Teatro Cervantes

Eso del “show must go on” tiene ciertamente sus excepciones. Pero si los premios van a rotar, como ya se ha dicho, y puesto que la lírica en nuestro país se merece una gala de Ópera XXI digna, es necesario cuestionarse por qué lo que presenciamos en el Teatro Cervantes este sábado no logró ni siquiera contagiarnos de ese calor humano que quizá no pare la guerra, pero al menos no nos estaría alejando del objetivo de pararla, más bien todo lo contrario.

La gala estuvo pensada por Rechi para el streaming y no para los asistentes, como si hubiera que optar por una u otra cosa. Quizá fuera ese el motivo por el que buena parte de los invitados se quedó en casa; los asientos vacíos en el patio de butacas se contaban por decenas. Por otro lado, los constantes problemas técnicos de sonido, sobre todo, pero también de iluminación y de dirección de movimientos jugaron en contra de la credibilidad del acto. Una gala de esta envergadura requiere de un número de ensayos que por alguna razón no se llevaron a cabo. Cuarta edición Premios Ópera XXI

Galardonados de la cuarta edición de los Premios Ópera XXI. Foto: Daniel Pérez / Teatro Cervantes

Además, las ausencias no se notaron solo entre el público. De los galardonados apenas acudió a recoger el premio la mitad: Fundación Ópera Oviedo (Premio Honorífico a la Institución), Fundación BBVA (Mejor Iniciativa de Mecenazgo), el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo de Bogotá (Mejor Nueva Producción Latinoamericana), Marina Monzó (Mejor Cantante Joven), el Teatre del Liceu (Mejor Nueva Producción) y el ya mencionado Lluís Pasqual.

Los que no vinieron, a saber: Ivor Bolton (Mejor Dirección Musical), Laurent Pelly (Mejor Dirección de escena), Asmik Grigorian (Mejor Cantante Femenina), Ludovic Tézier (Mejor Cantante Masculino) y Colón Fábrica (Mejor Iniciativa de Fomento y Difusión de la Lírica), agradecieron la distinción a través de mensajes de vídeo. Y si a esto se suma que Rechi obligó a los que sí que acudieron a recoger su premio a sentarse frente al espejo de un tocador (dándole la espalda al público presente en el teatro) para pronunciar su discurso, la conclusión no puede ser otra que “demasiada pantalla”. Más aún para un país que, en plena pandemia, abrió sus teatros antes que cualquier otro, demostrándole al mundo que era seguro, y dejando claro que nada iguala la experiencia del aquí y ahora en carne y hueso. Cuarta edición Premios Ópera XXI

Necesitamos cercanía, corporeidad, piel, más teatro y menos pantallas. La irrupción de Xavier Sabata por el pasillo del patio de butacas cantando con micrófono –por muy justificado que estuviera al tratarse de una pieza del musical Evening Primrose– fue un presagio de que a la gala le iba a faltar precisamente piel y le iban a sobrar otras cosas. “Puto micro” se le oye protestar a Xavier tras las bambalinas. Pues eso… Ahora bien, no es difícil llegar a la conclusión de que lo mejor de la noche fueron las actuaciones del contratenor, de Marina Monzó y de Berna Perles con música de Sondheim, Donizetti, Purcell y Mozart.

Marina Monzó y Berna Perles interpretando el dúo ‘Canzonetta sull’aria’ de Le nozze di Figaro – Cuarta edición de los Premios Ópera XXI. Foto: Daniel Pérez / Teatro Cervantes

Y también me quedo con las palabras de los protagonistas. Oriol Aguilà, por ejemplo, que es el presidente de Ópera XXI inauguró la gala afirmando: “(con estos premios) queremos seguir consolidando el compromiso ineludible con nuestra comunidad y seguir trabajando en lo que es una obsesión para nosotros, hacer vivir la ópera y el arte como expresión de creatividad que nos ayude a transformar y servir mejor a la sociedad«. Compromiso del que se hicieron eco otras personas que subieron al escenario, como Juan Carlos Rodríguez, presidente de la Fundación Ópera de Oviedo, quien recordó que la lírica nos proporciona y nos debe seguir proporcionando modelos de humanidad y valores, claves para reflexionar y comprender nuestro mundo.