El pasado fin de semana se inauguró la temporada lírica del Teatro Cervantes de Málaga con la representación de la ópera Fidelio, de Ludwig Van Beethoven. La producción se comparte con el Teatro de la Maestranza de Sevilla, que desarrolla la producción escénica, mientras que el Cervantes de Málaga se encarga de la producción musical.
El público agradeció el comienzo de la temporada lírica llenando el patio de butacas para una de las producciones más ambiciosas de la temporada. El recital de Javier Camarena; La favorita de Donizetti, con Carlos Álvarez; La casa de Bernarda Alba, de Miguel Ortega; o El Barbero de Sevilla, de Rossini, son los títulos que nos esperan durante este curso.
Fidelio, canto a la Justicia y la Libertad
La obra de Beethoven es especialmente moderna en su concepción: clama contra las injusticias y los autoritarismos de los gobernantes, premia la bondad, el tesón en la búsqueda de la justicia y pone en valor la valentía y la destreza femenina, en los tiempos del #MeToo.
Beethoven tomó como inspiración un suceso real acontecido en Francia durante los años del terror: Mme. de Samblaçay se disfraza de hombre para liberar a su esposo injustamente encarcelado. De esta manera, Beethoven combina magistralmente los ideales de la Ilustración y las tradicionales óperas de rescate, con la tradición narrativa de la anagnórisis, donde la revelación de la verdadera identidad del/la protagonista supone el eje narrativo de la obra.
Como se conoce, el estreno fue un sonoro fracaso pese a la multitud de planos y lecturas de la obra. Beethoven rescribió y reestructuró varias veces la partitura y su organización, pero su frustración le llevó a no volver a escribir una ópera durante su vida. Por esto, de la importancia de Fidelio y su acertada elección como pieza para la inauguración de la temporada lírica en Málaga.
Una producción muy cuidada
En primer lugar, destaca especialmente la impactante escenografía de Francisco Leal. Por un lado, se agradece su sobriedad y, por otro, se aprecia su potente simbolismo. Los personajes deambulan entre dos grandes bloques metálicos horizontales, que los oprimen y hunden. No olvidemos que la obra transcurre completamente en una cárcel y Florestán vive encadenado bajo las mazmorras. El momento en el que los prisioneros son liberados se representa magníficamente con la desaparición de uno de los bloques por la parte alta de la escena, mostrándose el perfil resplandeciente de la ciudad de Sevilla.
En el aspecto interpretativo, debemos mencionar el buen canto expresivo de la soprano malagueña, Berna Perles, que demuestra también gran fortaleza y resistencia vocal, pese a la merma en su capacidad interpretativa. La obra de Beethoven adopta la forma de singspiel, que alterna la palabra hablada y la palabra cantada que exige una perfecta pronunciación en alemán junto a una interpretación correcta.
El personaje de Florestán está interpretado por César Gutiérrez, un tenor con muchísima fuerza de tesitura alta, que demuestra su oficio. No aparece hasta el segundo acto, pero interpreta un papel muy intenso, repleto de notas altas.
La sustitución en el papel de Rocco, el jefe de los carceleros, por el belga Tijl Faveytsno no ha restado aciertos en ningún caso a la calidad de la obra. La precisión del bajo en el fraseado y su potencia de voz acaparan protagonismo y atención en las primeras escenas, arrancando, además, grandes aplausos en el cierre final. Especialmente, en esos dúos, tríos o cuartetos, donde Beethoven hace hablar a los personajes para ellos mismos, aunque estén en presencia de otros.
También, descuellan la agilidad y capacidad vocálica de Beatriz Díaz, que interpreta al personaje de Marzelline, la enamorada de Fidelio, que ve frustradas sus aspiraciones cuando se descubre la verdadera identidad de la protagonista.
De la cuota local, también hay que destacar la labor de Luis López en el papel de Don Fernando, y, por supuesto, del fabuloso Coro de la Ópera de Málaga. No podemos cerrar la crítica sin alabar la solvencia y profesionalidad del conjunto de voces para abordar el conocido coro de los prisioneros de la obra, O welche Lust!, del acto I de la ópera.
En la ópera, Beethoven da tanta importancia a la orquesta como a las voces. En este sentido, se ratifica la excelente labor tanto de Manuel Hernández Silva, como Director musical, como la de los músicos de la Orquesta Filarmónica de Málaga, que brillan en el extraordinario inicio de la obertura y su carácter heroico.
El concierto comenzó con varios minutos de retraso y tuvo una duración de 2 horas y 37 minutos, incluyendo un intermedio. El precio de la localidad más cara era de 90 euros. La localidad más barata con visibilidad plena costaba 24 euros, perfectamente asequibles para disfrutar de una ópera mítica.
Andrés Sánchez Miranda