Mamma mia! o Dos conciertos encantadores  

Mamma mia! o Dos conciertos encantadores  
Mamma mia! o Dos conciertos encantadores

El inverno no se ha marchado de estas tierras de Montevideo  y el  viento y el frío hacen un intento infructuoso para detener algunas actividades artísticas. Pero no han podido con la preparación y presentación  de dos conciertos de “Un canto a la esperanza”. Me parece que se trata de un “must” porque considero que los artistas cuando emprenden una tarea gigantesca logran llevarla a cabo. El artista es Martin Bergengruen a quien se lo conoce  y se lo aprecia mucho. El, ha llevado una vez más a coros y orquesta a brindar “Un canto a la esperanza”.

Conozco bien a Bergengruen músico y sé cómo ha llegado a la presentación de dos conciertos memorables. Trabaja “al antico” con las partituras y sabe extraer de ellas lo que necesitan quienes las interpretarán. He tenido ocasión de escuchar atentamente la grabación de algunas partes de las obras didácticamente hablando.  La voz del maestro las canta “a tempo” y guía así a los intérpretes en modo.   Después vendrán los ensayos.

Sabemos bien cómo surgió en el corazón de Martin Bergengruen la idea de dar forma a lo que él denominó “Un canto a la esperanza”. Un músico como él ha sido capaz de reunir a instrumentistas y coreutas para brindar un programa extraordinariamente bonito, medido, pleno de calor. Los coros de Los Pilares, el del Carrasco Lawn Tennis Club, el de Stella Maris y el propio de Bergengruen, se reunieron bajo una sigla simpática.  Es Coro UCALE 2018. Una fuerte agrupación coral  para trasmitir  los hondos mensajes de las canciones elegidas. 

Una vez más, el Salón  Dorado del antiguo Hotel Carrasco regido hoy por la cadena Sofitel, reunió a coros e instrumentistas en un sitio  ideal y de jerarquía  Las obras interpretadas pertenecen a diversos compositores. Quizás la nostálgica “Je ne regretted rien” de Edith Piaff o “Cuatro valses de J.Strauss” dieron al público el consuelo de lo romántico.   Bergengruen agrupó  varias obras  en un “Mamma mia visto por J.Strauss”. Los italianos usan mucho la expresión “Mamma mia” y hasta nos hemos contagiado cuando decimos “¡Mi madre qué exigencia!” La sorpresa, la admiración  llegó al público. Fueron al menos cuatro valses magníficamente interpretados.   

“Mamma mia” tiene sus connotaciones y permitió que orquesta y coros transitaran por un programa “asai difficile”. Para mí fue algo así como una epopeya y no exagero. La música llevó a ofrecer el corazón  soñando a veces porque es importante la cercanía de los demás. Quizás y fuera de duda los dos conciertos brindados nos llevaron a pensar en la tarea gigantesca de revalorizar los valores humanos. La gigantesca tarea instrumental y coral logró hacernos sentir bien, mejorados. Vale la pena el esfuerzo y la dedicación. El público aplaudió. No podían director e intérpretes dejar de recibir las felicitaciones que merecían. 

Roberto Sebastián Cava