Manon Lescaut llega a Granollers

Manon Lescaut llega a Granollers. Foto: Dr. Galobart
Manon Lescaut llega a Granollers. Foto: Dr. Galobart

Una ópera grande y bien hecha, Manon Lescaut de Puccini,  para celebrar un gran acontecimiento de un gran complejo cultural, el Teatre-Auditori de Granollers que celebra 15 años de éxitos y buena programación.

Que una ópera como Manon Lescaut se programe en el 15 aniversario del Teatro-Auditori de Granollers dice mucho de la salud cultural de esta ciudad y de esta institución cultural que lo programa. Vaya por delante nuestra felicitación para todos los que en estos quince años han hecho posible tanto arte, cultura y belleza en las artes escénicas en la capital de la comarca vallesana.

La carrera ascendente de la Asociación Amigos de la Ópera de Sabadell en estas temporadas se ha traducido en incorporar nuevos títulos a su ya dilatado repertorio. Si en temporadas pasadas fue Aida, Turandot o el Otello verdiano de la última temporada con una dignidad y calidad admirable. Esas son las palabras que resumirían la reseña que sigue sobre la nueva incorporación y producción de la tercera ópera que compusiera Giacomo Puccini y que es estreno en esta Asociación que pasa ya de los tres decenios de existencia y que lleva por toda Cataluña su arte y enusiasmo por encima de limitaciones económicas.

No programar otra Tosca, u otra Boheme tiene sus riesgos como que la taquilla no sea tan generosa como en otras ocasiones, si bien la posibilidad de ampliar el repertorio de obras y dar a conocer nuevos títulos en el ciclo de Ópera a Catalunya por todo el territorio bien merece la pena más allá del rendimiento económico.

La elegancia en los decorados clásicos y realistas de Jordi Galobart, así como un historicista-reciclado vestuario de la propia Asociación dieron un toque de elegancia respetando el deseo del compositor de situar la acción en el s.XVIII.

Muy adecuada la regia de solistas y coro por parte de Carles Ortiz que suma otro positivo en su carrera como director escénico.

Este drama en cuatro actos que conformó el primer gran éxito del compositor de Lucca a pesar de la competencia que suponía la anterior Manon de Massenet alzó al joven compositor italiano a los mejores teatros europeos y a recibir posteriores encargos confirmándolo en una trayectoria  muy esperanzadora. Svetla Krasteva encarnó a Manon con un bello instrumento y con una gran técnica que ofreció una muy cuidada versión de sus dos arias más conocidas “In quelle trinemorbide” del primer acto con un fraseo amplio y un cuidado ataque en los agudos que sin embargo no conseguían brillar todo lo esperado, así como una muy bien proyectada “Sola, perduta, abbandonata” del cuarto acto que igual que su actuación resultó un poco distante y fría en un personaje tan visceral y apasionado como lo dibujó Puccini.

Manon Lescaut llega a Granollers. Foto: Dr. Galobart
Manon Lescaut llega a Granollers. Foto: Dr. Galobart

Enric Martínez Castignani fue Lescaut, rol en el que debutaba con mucha dignidad. Conocido por su gran profesionalidad dentro del repertorio bufo este barítono catalán ya ha participado en diferentes producciones rossinianas y donizettianas con verdadero éxito tanto en Cataluña como en otros teatros y festivales europeos. Si bien es un rol Lescaut que necesita otro tipo de vocalidad más lírica, Castignani supo compensar con su gran hacer como actor destacando en la gran escena del segundo acto con Manon y en el tercero con Des Grieux con una voz perfectamente proyectada y una línea de canto acertada.

El tenor madrileño Enrique Ferrer que ya triunfó como Otello en la temporada anterior vuelve en la presente con Des Grieux y un posterior Don José de la Carmen que cerrará la temporada.

Su voz de rico esmalte y gran proyección fue el más entregado de la noche tanto en lo escénico como en lo canoro aportando la pasión que faltaba en los dúos entre los protagonistas, destacando en los actos segundo y cuarto actos y haciendo una versión muy notable de sus momentos de protagonismo absoluto en “Donna non vidi mai” del primer acto. Pero donde fue más impactante su interpretación y sabiduría escénica fue su desesperación del tercer acto en la gran escena final de L’Havre donde quedó patente su conocimiento de la teatralidad canora del compositor Puccini .

Correctos los muchos comprimarios de la obra si bien el Edmondo de Carlos Cremadas no convenció en el aspecto canoro ni la parte escénica del Geronte de Juan Carlos Esteve que pareció compensar su juventud en un personaje marcado en la partitura como basso brillante con una sobreactuación fuera de credibilidad.

El coro titular ofreció una prestación correcta y equilibrada destacando el número del madrigal con la solista Laura Brasó.

La Orquesta del Vallés sonó muy compacta siguiendo la batuta de un Daniel Gil de Tejada que destacó por su equilibrio y expresividad en la batuta, sabiendo concertar con precisión como nos tiene acostumbrados si bien se le acusó cierta dureza en su versión del intermezzo del acto tercero en lo que a la sección de cuerda se refiere.

Como resumen retomamos las palabras que sugeríamos al principio de la recensión, una ópera de una dignidad y calidad admirables en lo musical y estéticamente muy bella en su propuesta escénica que perfectamente puede sentirse orgullosa la Asociación y su presidenta Mirna Lacambra en esta primera incursión a la Manon Lescaut de Puccini.

Robert Benito