Federico Figueroa ha entrevistado a María Bayo (Fitero, 1961). 20 de julio de 2021. María María Bayo El artista nace y se hace Sobre todo se hace
Con más de 35 años de carrera, en la que ha recorrido el camino que va de una joven debutante hasta la docencia, pasando por una importantísima carrera internacional, ¿cómo ve el panorama actual de lírica?
Es un mundo muy complejo. Mis referencias fueron figuras que hicieron grandes y largas carreras, como Berganza por ejemplo, que continuó cantando en los teatros hasta entrada en los 70. Yo admiré a Caballé y a Victoria de los Ángeles, y fui aprendiendo de ellas, porque se les permitió cantar. Hoy parece que las cantantes de cierta edad no existen, como si el canto estuviese limitado a la juventud. Hoy tenemos una cultura de usar y tirar. Y eso no es la cultura, porque ésta se hace con un pozo de muchos años. Actualmente, yo participo en muy pocas producciones operísticas y podría estar haciendo óperas interpretando ciertos personajes. Y me gustaría hacerlo, pero ya no me lo piden.
En cambio, su nombramiento como responsable vocal en el Centro de Perfeccionamiento de Les Arts puede verse como un reconocimiento implícito a su exitosa carrera y a su gran valía… ¿Estamos ante una paradoja?
Debo dejar claro que mi presencia en el Centro de Perfeccionamiento del Palau de Les Arts no me lo dieron por ser una figura. Yo presenté un proyecto, al igual que otros cuatro candidatos, y resulté elegida. Obviamente, mis méritos artísticos fueron una ayuda, pues es importante que alguien con experiencia transmita sus conocimientos y todo su bagaje a lo largo de una carrera profesional. Los alumnos elegidos para estar en el Centro de Perfeccionamiento tienen una gran suerte porque durante dos años vamos a compartir, a crecer, a estudiar hacia dónde deben dirigirse sus primeros pasos. Nosotros, los cantantes con una carrera a cuestas, podemos ofrecer nuestro conocimiento, la experiencia en el cantar e interpretar. La sociedad actual está encauzada en lo visual y olvida que somos audiovisuales. El audio se está perdiendo, el valor del sonido, de la música, lo estamos perdiendo. Ya en los carteles vemos, por ejemplo, anunciar un Così fan tutte de determinado director de escena, olvidándose del genio Mozart, el creador de esos sonidos y esa música que ha permanecido a lo largo de los años. Nosotros somos los encargados de que esa cadena de conocimientos, de su idea, su concepto, nos llegue y que siga vigente.
Según su experiencia, ¿los cantantes nacen o se hacen?
Un artista nace y se hace. Está claro que para ser cantante debes tener unas facultades, una voz, para poder desarrollarla. Y se hace porque, creo yo, el 90% del artista es el trabajo que uno mismo hace con esa facultad. Si a tu voz no la haces trabajar, si no aprendes idiomas, si no logras un desarrollo escénico, si no estudias la música a fondo, pues esa voz sola no va a ir a más. La carrera de un artista es larga como la vida y por eso hay que tener la vocación. Un cantante tendrá que renunciar a muchas cosas, y cada día tendrá que trabajar. Yo ahora mismo estoy trabajando, preparando un recital con música de Francis Poulenc, de Antoni Parera Fons, un gran amigo mío, y canciones de Antón García Abril, quien ha muerto hace muy poco. Nunca, mientras estés en activo, se puede dejar de trabajar la voz, por lo tanto como respuesta a la pregunta digo que el artista nace y se hace. Sobre todo se hace.
La pandemia ha acelerado el proceso de ofrecer las funciones en retransmisiones en directo. ¿Cree que habrá un cambio en el concepto del teatro lírico a medio plazo?
Yo espero ardientemente que esta situación sea pasajera y la gente vuelva a las salas, a llenar los teatros. En esta situación que estamos viviendo esta forma virtual ha sido muy útil. Sin embargo, eso no es la esencia de la música, al menos para mí. No es lo mismo ver una ópera o una zarzuela en una pantalla —sin que sea algo negativo— que estar presente como espectador o intérprete en un escenario en una función en vivo, en donde la sonoridad del directo, el calor y la comunicación con el público son únicas. Es ahí donde la gente joven pueden darse cuenta, y valorar si cabe, que los artistas de más edad, con muchos años de carrera, tienen mucho que ofrecer. Me aterra ver que hoy muchos cantantes son de usar y tirar, como si de un kleenex se tratara. Son aplaudidos, adorados, y 10 años después han desaparecido. ¿Qué está ocurriendo? ¿Problemas técnicos? ¿Temas de comunicación o marketing? ¿O simplemente es el mercado el que les jubila prematuramente? María Bayo El artista nace y se hace. Sobre todo se hace
Ahora que hablamos de este tema, ¿qué consejos ofrece María Bayo a las jóvenes generaciones de cantantes para realizar una carrera sólida?
Mucha paciencia y pasos firmes. Un joven cantante debe comprender que se necesita de una técnica sólida para afrontar partituras de diferentes estilos, las cuales conllevan dificultades varias. Porque una vez que estás en el teatro, esas dificultades técnicas van a acrecentarse. En el foso hay una orquesta, la sala es más grande que los espacios de estudio y hay mucha presión. También deben ser muy conscientes, toda la vida, de la evolución de su voz. Y adquirir herramientas y otros conocimientos para adaptarse a diferentes estilos musicales. Hay que estudiar mucho porque uno no debe enfrentarse de la misma manera a un recitativo mozartiano y a uno verista. Se necesitan muchos años de trabajo continuo para desarrollar una carrera y para presentarse en esas salas donde la presión es mayor. A mí me dicen que he sido ecléctica en mi repertorio, porque he abordado desde barroco contemporáneo, pero en todo me he tomado el tiempo necesario para adaptar mi voz a los requerimientos específicos de ese estilo de música. Cuando me dedicaba a producciones de ópera, cada año hacía un paréntesis de un mes para afrontar música de cámara. Ese tiempo y los conocimientos adecuados me han servido para adaptar mi voz al siguiente compromiso. La voz, como todo arte, va poco a poco, no es como pueden dar a creer los medios en esos programas de televisión en los que de un día a otro surge una voz espléndida y en tres o cuatro semanas ya están formadas. No es así, existe un gran trabajo detrás de todas las artes. Esos programas de televisión son poco rigurosos y dan a entender que un cantante se hace en tres meses.
¿Es difícil encontrar al profesor de canto que sea un guía para el buen desarrollo de la voz? Bayo El artista nace y se hace Sobre todo se hace
Bueno, pues yo voy a denunciar una cosa que siempre me ha parecido tremenda. En los conservatorios superiores, las cátedras quizás no se están dando a las personas adecuadas. Esto puede responder un poco a su pregunta. Quizá no tengamos las personas adecuadas en los puestos adecuados. Estoy viendo que jóvenes de 40 años se están presentando a las cátedras de canto porque no están haciendo una carrera y lógicamente tienen que vivir de algo. Sin embargo, esa responsabilidad requiere otro perfil. Una cátedra, como bien dice la palabra, debe estar ocupada por una persona con una categoría, con un pozo de conocimientos sobre el tema. Lo que estamos viendo en las cátedras de canto no corresponde con esta idea. Y quizá ahí empieza el problema para encontrar profesores que sean maestros y guías de los jóvenes.
En su larga carrera se le han concedido reconocimientos importantísimos y ha interpretado un amplio abanico de personajes, ¿qué le gustaría cantar, a medio plazo, a María Bayo?
A mí me gustaría volver a La voix humaine y a La dame de Monte-Carlo y seguir haciendo óperas de Händel. Sí, en el Barroco hay varios personajes que no he hecho y me parecen interesantes. Y también alguna ópera contemporánea que se pueda cantar. Además, mi intención es seguir abordando espectáculos como el que estoy haciendo con el nombre de Divina Cleopatra. Me gustaría interpretar personajes de mucha fuerza. Los programadores de los teatros podrían imaginar en qué puedo encajar.
La vida personal de María Bayo es poco conocida…
Bueno, yo vendo mi vida artística pero no mi vida privada, que es una vida tranquila. La comparto con una persona que está a mi lado en lo bueno y en lo malo y ha sido un apoyo estupendo para mi vida artística. He tenido una hija, que ahora tiene 17 años. Yo continúo cantando, haciendo conciertos y con esta nueva responsabilidad en Les Arts con la que estoy muy ilusionada. En resumen, creo que tengo los pies firmes en el suelo en mis “dos vidas”, la privada y la profesional.
¿La zarzuela ha sido importante en su carrera?
Sí, lo ha sido, aunque he hecho pocas veces zarzuela arriba de un escenario, es decir, con una puesta en escena. La primera vez fue en el Teatro Colón de Buenos Aires como protagonista de Doña Francisquita, que había grabado junto a Alfredo Kraus y el maestro Ros Marbá. La experiencia en la capital argentina fue maravillosa. Yo lo disfruté como artista y el público se mostró entusiasmado. Después, en el Teatro de la Zarzuela también me la pidieron. Era la misma producción pero yo no podía hacer muchas funciones porque tenía compromisos en otros teatros. Así que solo pude hacer dos o tres funciones. En este mismo teatro hice una zarzuela barroca, Iphigenia en Tracia de José de Nebra, y el concierto “Ecos Barrocos” el año pasado en el que canté muchas piezas de zarzuela barroca. En mis recitales y conciertos en el extranjero trato siempre de incluir zarzuela y el público lo aprecia. He grabado varios discos dedicados al repertorio español, tan nuestro, tan olvidado y maltratado.
¿Este repertorio está presente en su propuesta para los alumnos de Les Arts?
Por supuesto. Intentaré hacer lo más posible en este repertorio. Creo que se canta mal, en parte, porque se piensa que es fácil. Y en esto hay una gran equivocación, por la ambigüedad propia de la zarzuela, de la composición musical, de no saber si la parte es para soprano o mezzosoprano, si es de barítono o de tenor. Hay que tener una técnica adecuada para enfrentarse a estos personajes que requieren habilidades especiales. Y falta que los programadores apuesten por el repertorio lírico hispano. Yo les pido que sean imaginativos, que no encasillen al público y, mucho menos, a los artistas.
¿Usted se ha sentido encasillada?
Puedo decir que en los años de carrera que tengo, solo Gérard Mortier fue capaz de “verme” en diferentes personajes sin haberlos yo misma imaginado. Me invitó a debutar en el Festival de Salzburgo como Cherubino, cuando yo estaba cantando con éxito el personaje de Susanna (ambos personajes de Le nozze di Figaro). Lo hice y descubrí otras posibilidades expresivas. Tras esto, regresé a este mismo festival cuatro años consecutivos con diferenes personajes. Por otro lado, he protagonizado La Calisto de Cavalli, Manon de Massenet y Pelléas et Mélisande en diversos teatros. Es curioso que todavía no haya debutado sobre el escenario de Les Arts. Cuando hace años me invitaron a interpretar un personaje que yo ya no deseaba hacer, no me “vieron” en otros que yo me sentía preparada para abordar. Por eso pido a los programadores el interés para pensar un poco más y no repetir el mismo planteamiento de otros teatros. No me he sentido encasillada porque he luchado para no estarlo. Hice Musetta y después Mimì de La bohème. He interpretado a Susanna, Cherubino y a la Condesa de Le nozze di Figaro y también a Zerlina, Donna Anna y Donna Elvira de Don Giovanni. Igualmente hice de Fiordiligi y años después de Despina, ambas de Così fan tutte.
¿Se puede ver a sí misma en la dirección artística de un teatro?
Sí. ¿Por qué no? Es un camino que también se hace poco a poco y es complicado. Se va viendo a mujeres y artistas mujeres en lugares como Salzburgo (Cecilia Bartoli) y Lisboa (Elisabete Matos), lo cual me parece muy necesario. Yo estoy aprendiendo muchas cosas aquí en Les Arts y existen muchos festivales y teatros donde, a medio plazo, podría encajar como directora artística.
En nombre de Opera World agradezco su tiempo y atención para realizar esta entrevista, y deseamos verla pronto sobre un escenario.
Gracias a vosotros por el interés en mi carrera y un saludo a todos los lectores de Opera World.