Deutsche Oper de Berlín. 4 Junio 2014.
Versión de concierto.
La presencia de Joyce DiDonato al frente del reparto de Maria Stuarda había levantado una gran expectación en Berlín, habiéndose convertido las entradas para este concierto en objeto de búsqueda por los aficionados desde hace meses. El resultado ha sido un triunfo espectacular para la mezzo (¿) americana, pero no ha sido únicamente ella la triunfadora de la noche.
No cabe duda de que Joyce DiDonato es una de las mejores cantantes de la actualidad. Tanto por belleza vocal como por el dominio de su instrumento la americana nunca puede pasar desapercibida. A todo eso, que es mucho, hay que añadir unas dotes interpretativas fuera de lo común, a lo que todavía habría que añadir una elegancia natural, que le hace ser el foco de atención en un escenario, sobre todo en una versión de concierto. Dicho todo esto, no me acaba de convencer su adecuación al personaje de María Stuarda. Evidentemente, la Reina de Escocía está escrita para una soprano y Joyce DiDonato no es exactamente eso, aunque tampoco la considero una mezo soprano al uso. Más bien creo que se trata de una soprano corta, a la que le faltan los sobreagudos, aunque todo lo compensa con sus excepcionales dotes como cantante. Su interpretación en el primer acto fue irreprochable, cantando con un gusto exquisito la cavatina y resultando muy convincente en la gran escena del enfrentamiento de las dos reinas. La americana nunca cae en el amaneramiento ni en el mal gusto, pero me resultó menos convincente en el segundo acto, para el que creo que a su voz le falta algo más de peso. Tanto la siempre esperada plegaria como la intervención final quedan algo cortas de dramatismo, aunque hay que reconocer que su interpretación consigue dar una imagen excepcional de vulnerabilidad, que suele escaparse a sopranos más dramáticas. La tesitura del rol no le crea problemas y únicamente corta los sobreagudos al final de los concertantes que cierran los dos actos de la ópera. Puede discutirse sobre su adecuación, pero no sobre su calidad excepcional de cantante.
Evidentemente, el hecho de que estas representaciones tengan como foco de interés la presencia de Joyce DiDonato condiciona la elección de la intérprete del personaje de Elisabetta. Cuando Maria Stuarda es una soprano, lo normal es que Elisabetta sea interpretada por una mezzo soprano o quizá mejor por una falcon. En esta ocasión la elegida ha sido la soprano italiana Carmen Giannattasio, cuyas características vocales responden a las de una soprano lírica, lo que no resulta particularmente adecuado para el personaje. La voz es atractiva y esta bien manejada, pero resulta corta de personalidad y un tanto monótona.
El tenor maltés Joseph Calleja fue un convincente Leicester, a quien encontré muy desenvuelto en el personaje, siendo, junto a Joyce DiDonato, quien menos tuvo que echar mano de la partitura. Calleja ofreció su amplia y atractiva voz y buenas dosis de expresividad. Para mi gusto, bastante mejor que en Fausto el mes pasado en Londres. Me llamaba mucho la atención su desenvoltura, teniendo en cuenta que Leicester no es un rol habitual para Calleja, quien hoy siempre se enfrenta a personajes de mayor importancia. Revisando mi archivo, me encontré con que la primera que le vi en escena fue precisamente como Leicester y de eso han pasado más de 12 años. Entonces era un desconocido y Leicester era habitual en su repertorio, habiéndolo cantado poco después también en Oviedo.
El bajo Marco Mimica era Talbot, personaje de una gran nobleza, que no siempre estuvo debidamente traducida por él. Cuando utiliza su media voz, su acento resulta atractivo y noble. Lamentablemente, en muchos momentos se dedica a ofrecer decibelios y entonces la voz resulta basta. Davide Luciano se empeñó en ofrecer sonidos abiertos para traducir la maldad de Lord Cecil y acabó por aburrir. Adecuada la joven Christina Sidak como Anna Kennedy.
En estos conciertos con presencia de grandes figuras del canto todos sabemos qué puede esperarse del director musical. Paolo Arrivabeni no fue una excepción a la regla, aunque el inicio de su actuación me hizo temer lo peor. Durante las dos primeras escenas su lectura se caracterizó por unos tiempos muy apresurados y hasta atropellados, que ponían en dificultades a los cantantes. Me entraron ganas de gritarle: ¡Calma, maestro! A partir del momento de la entrada en escena de Joyce DiDonato – la jefa – Paolo Arrivabeni se calmó y las cosas funcionaron bastante mejor que lo que el arranque hacía presagiar. A partir de entonces su lectura resultó eficaz y adecuada, obteniendo una notable prestación de la Orquesta de la Deutscheoper. Hay que destacar una vez más la actuación del magnífico Coro de la Deutscheoper, uno de los mejores del mundo. No en balde su director es William Spaulding.
La Deutsche Oper estaba prácticamente llena, aunque había oferta de entradas en los alrededores del teatro. El público se mostró entusiasmado con el concierto, tanto duranteel mismo como a su finalización, dedicando un triunfo espectacular a Joyce DiDonato.
También Joseph Calleja fue festejado por la audiencia. Pude escuchar algún abucheo leve y aislado dirigido a Paolo Arrivabeni.
El concierto comenzó con 4 minutos de retraso y tuvo una duración de 2 horas y 44 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 6 minutos. Nada menos que 14 minutos de ovaciones y bravos.
El precio de la localidad más cara era de 124 euros, siendo el precio de la más barata de 40 euros.
José M. Irurzun