In memoria Gerard Mortier

In memoria Gerard Mortier

Ha fallecido el que fuera anterior Director Artístico del Teatro Real Gerard Mortier.

Nacido en Bélgica y de padre panadero, se educó en los jesuitas; educación que caló profundamente en su personalidad, haciendo de él una persona culta, un intelectual de ideas firmes y poco dado al diálogo e influencia. Siempre fue  muy educado, amigo de sus amigos, afectuoso y generoso.

Como director artístico comenzó su carrera en el Teatro La Monnai de Bruselas donde cosechó importantes éxitos. De ahí pasó a dirigir el Festival de Salzburgo, donde actuó como un elefante en una cacharería. Prescindió de los grandes cantantes y comenzó su trayectoria “revolucionaria” con declaraciones altamente ofensivas hacia cantantes y público, lo que le provocó alguna querella- como la de José Carreras- y la desaparición del aficionado importante del Festival. En su mérito está en  haber introducido un público más joven pero que no llegó a fidelizar. Su éxito más importante en esta ciudad autríaca fue sin duda la producción de Peter Sellars Sant François d´Assiese de Messiaen, quizá una de sus óperas favoritas de la que llegó a producir en su carrera tres distintas. Su despedida de Salzburgo fue sonada con una producción de El murciélago de Strauss realmente ofensiva y deformada.

Desde allí pasó a dirigir el Festival del Ruhr, profundamente elitista de los más snobs. E inmediatamente marcho a París a dirigir sus dos teatros de ópera, La Bastille y Palais Garnier. Realizó importantes trabajos de gran éxito frente a otros lamentables que también terminaron alejando al publico fiel aunque atrajera a espectadores más jóvenes. Al final de esta etapa la deuda era importante.

Se le llamó de Nueva York para encargarse de la City Opera pero sus propuestas iniciales no gustaron ni su presupuesto por lo que no llegaron a firmar con él. Intentó entonces recalar en el Liceo de Barcelona que tampoco fructificó para terminar el el Real de Madrid por obra y gracia del presidente de la Fundación Teatro Real, Gregorio Marañón y su consejero aúlico.

En Madrid se le recibió con los brazos abiertos aún conociendo su estilo de programación, pero ya en la primera rueda de prensa afirmó que los cantantes españoles no sabían cantar y confundían los estilos. Esto provocó el primer escándalo de los muchos habidos durante su estancia en Madrid, insultando al público a instituciones, dirigentes políticos hasta que se decide su marcha como Director Artístico con lo que llegó a amenazar al ministerio de Cultura si no nombra él a su sucesor. Todo terminó bien quedando como consejero de su sucesor Joan Mataboch, con sueldo incluido.

En Madrid ha tenido importantes éxitos como Lady Macbeth, La clemenza de Tito o Cosí fan tutte, pero sobre todo por su capacidad mediática extraordinaria que dio lugar a que se hablara del Real en todo el mundo operístico, pero la realidad es que se habló puntualmente. Madrid sigue siendo una isla hasta ahora.

Mortier ha sido una persona fundamentalmente de teatro y espectáculo provocador en su  ánimo de politizar la ópera y suscitar toma de conciencia de diversos asuntos; también conocía la música pero las voces eran algo extraño a él, así como los directores musicales, eligiendo en ambos casos a personas de su entorno. Muy importante su labor con el coro del real que lo convirtió en su principal herencia positiva.

Tenía asumido su desenlace de forma muy consciente y valerosa, siendo en este sentido un verdadero ejemplo. Descanse en paz.

Francisco García-Rosado