Mucha producción, poco Rigoletto, brava Gilda en la Scala

                                                           Producción Rigoletto Scala Por Bernardo Gaitán

Giuseppe Verdi era conocido -sobre todo cuando estaba en vida- por su pasión por el teatro y por su incansable búsqueda de realismo escénico, preocupación que cristalizó años más tarde, durante el periodo verista, del cual indudablemente Verdi cimentó las bases. El drama teatral Le roi s’amuse de Victor Hugo representa, por su parte, el más puro romanticismo, por lo que una idea de ‘realidad’ en el drama francés es inconcebible. O más bien, ‘era inconcebible’ hasta que se estrenó la nueva producción de Rigoletto del Teatro alla Scala, concebida por Mario Martone. Producción Rigoletto Scala

Piero Pretti, Nadie Sierra y Anna Malavasi © Brescia / Amisano
Piero Pretti, Nadie Sierra y Anna Malavasi en ‘Rigoletto’ © Brescia / Amisano – Teatro alla Scala 2022

Tras la recurrente versión de Gilbert Deflo (repuesta una decena de veces desde que se estrenara en 1994), Mario Martone propone una producción actual y rebosante de tecnología de este clásico verdiano, que casi termina pareciendo verista. Durante sus dos horas de duración, el regista consigue que el público haga click con los personajes, los lugares o la atmósfera que rodea a la acción. Ello hace que nos sintamos más identificados con la historia, que se vuelve más cercana y, por ende, verdadera. La versión del napolitano matiza algunas escenas mientras que otras resultan mucho más violentas que en las puestas de escena tradicionales.

Por ejemplo, la polémica escena inicial, a veces identificada con una orgía, en esta ocasión se transforma en la típica fiesta de gente rica en una casa estilo minimalista que bien podría aparecer en la portada de una revista de diseño donde todos elegantemente vestidos -gracias al diseño de vestuario de Ursula Patzak– beben y presumen de posesiones materiales. Sin embargo, el final de la ópera se desvía del libreto y cambia radicalmente. Tras el mítico ‘Ah, la maledizione!’, Rigoletto es a su vez vengado cuando una horda de malvivientes irrumpen en la casa del Duque y lo asesinan a él y a toda su corte.  Mientras la sangre escurre por las paredes, el cuerpo del noble yace inerte en el proscenio y esto es lo último que se ve mientras cae el telón. Producción Rigoletto Scala

Una imagen de la producción de 'Rigoletto' en La Scala de Milán © Brescia / Amisano
Una imagen de la producción de ‘Rigoletto’ en La Scala de Milán © Brescia / Amisano 2022

Esta versión no gustó mucho al tradicional público lombardo, pero tampoco lo incomodó hasta el punto de recibir abucheos. La cuidadísima escenografía de Margherita Palli juega un papel fundamental para lograr el objetivo de Martone. La elegantísima casa del Duca del primer cuadro evoca la Milano bien actual, en contraste con el barrio de Rigoletto, donde solo hay pobreza y peligros, y finalmente la posada de Sparafucile es un antro de la periferia al que uno entra pero del que quizá no sale. Escenario giratorio, lluvia real durante la tormenta del IV acto y un rico y preciso diseño de iluminación de Pasquale Mari crean el marco perfecto para que el elenco pueda lucirse. 

Desde el foso, el apreciado Michele Gamba ofreció una propuesta interesante. Contribuyó a lo que sucedía en escena imprimiendo tempi bastante apresurados en los finale y se mostró empático con los cantantes, realizando frecuentes concesiones de tiempo para que estos brillaran en sus actuaciones. El único inconveniente del director milanés es que eventualmente no medía el volumen de su poderosa orquesta y cubría a los cantantes -e incluso al coro- en las stretta finale de casi todos los números. Digna de mención a su vez es la Orquesta del Teatro alla Scala, que siguió sin problema los prestissimo de Gamba en el agitato del ‘Cortigiani, vil razza dannata’ y acompañó con dulzura y suavidad los pasajes de Gilda. Producción Rigoletto Scala

Nadine Sierra y Amartuvshin Enkhbat © Brescia / Amisano
Nadine Sierra (Gilda) y Amartuvshin Enkhbat (Rigoletto) © Brescia / Amisano – Teatro alla Scala 2022

En el rol protagónico, Amartuvshin Enkhbat interpretó un Rigoletto vocalmente convincente pero escénicamente carente de gracia. El barítono mongol, de voz robusta y potente, con buena dicción y fraseo decente, cumplió en la cuestión musical, pero en la parte actoral -fundamental en el repertorio verdiano- no transmitió nada. Con evidente dificultad para moverse en el escenario y nula expresividad corpórea -algo imprescindible para un rol como Rigoletto- Enkhbat nos dejó a medias, más aún si tenemos en cuenta que en esta propuesta contemporánea lo ‘visual’ es todo.

Por fortuna, el resto del cast estuvo muy bien vocalmente y, sobre todo, actoralmente. Lo mejor de la noche fue sin duda la soprano Nadine Sierra, quien encarnó una Gilda espectacular. Sus agudos y sobreagudos dejaron sin aliento a los asistentes. Si entre estos había quien se esperaba la típica técnica americana, desde luego la soprano estadounidense demostró ser capaz de ir más allá. Su color vocal sedoso y fiato prolongando hicieron que la cadenza de su aria ‘Caro nome che il mio cor’ estremeciera de la platea al loggione, desde donde se la vitoreó efusivamente. Interpretó con melancolía el ‘Tutte le feste al tempio’ y su mortuorio duetto final, mientras que imprimió brío y encanto a sus virtuosos finales con el Duca.

De igual forma el tenor Piero Pretti como el Duca di Mantova deparó una grata sorpresa. Un legato elegante y un fraseo regio esculpieron un noble distinguido. Sus poderosos y canoros sobreagudos hicieron que su ‘Ella mi fu rapita’ y obviamente ‘La donna é mobile’ fueran aplaudidas con entusiasmo. Su squillo preciso y su desenvoltura escénica lo hacen un gran intérprete del rol. Producción Rigoletto Scala

Una escena de ‘Rigoletto’ en la versión de Mario Martone © Brescia / Amisano – Teatro alla Scala 2022

En el rol del tenebroso asesino Sparafucile, el bajo milanés Gianluca Buratto demostró ser poseedor de un registro grave envidiable. Su dueto ‘Pari siamo’ y todo el cuarto acto evidenciaron su perfecta forma vocal. Formó una excelente mancuerna con la Maddalena de Marina Viotti. El registro grave de la mezzosoprano suiza es sobrio y refinado y brindó una muy placentera actuación, a pesar del poco recorrido de su personaje.

Igualmente interesante fue el pequeño pero importante rol de Monterone, interpretado por Fabrizio Beggi. Cumplió cabalmente no solo con su parte vocal, sino también con las tareas dramáticas que le dio el director escénico, reforzando positivamente la propuesta de Martone.


Teatro alla Scala de Milán, a 27 de junio de 2022. Rigoletto, con música de G. Verdi y libreto de Francesco Maria Piave. Michele Gamba, dirección musical. Mario Martone, dirección escénica. Margherita Palli, escenografía. Ursula Patzak, vestuario. Pasquale Palli, iluminación. Daniela Schiavone, coreografía. Alberto Malazzi, maestro del coro. Reparto: Piero Pretti, Duca di Mantova. Amartuvshin Enkhbat, Rigoletto. Nadine Sierra, Gilda. Gianluca Buratto, Sparafucile. Marina Viotti, Maddalena. Anna Malavasi, Giovanna. Fabrizio Beggi, Monterone. Costantino Finucci, Marullo. Francesco Pittari, Matteo Borsa. Andrea Pellegrini, Ceprano. Rosalia Cid, Contessa. Mara Gaudenzi, paggio. Corrado Cappitta, usciere. Orquesta y Coro del Teatro alla Scala. Nueva producción del Teatro alla Scala. Opera World