‘Nabucco’ sin Abigaille en el Teatro Real

                                                             ‘Nabucco’ Abigaille Teatro Real Por Majo Pérez
La séptima de las quince funciones programas de Nabucco estaba reservada, junto a otras dos, para el maestro castellonense Sergio Alapont, quien ya había dirigido a la Orquesta titular del Teatro Real en un par de galas líricas, pero no en un título operístico. Se trataba, pues, de su debut en la casa en este género, y no defraudó. En sus manos la orquesta sonó bien empastada, con autoridad y sensibilidad, a pesar de que en la primera parte se le pudo achacar cierto exceso de volumen. Alapont encontró el difícil equilibrio entre tensión dramática y lirismo que requiere esta partitura verdiana, respetando los tempi indicados por el compositor sin menoscabo para los cantantes. La música del joven Verdi fue la protagonista indiscutible de la noche, dando vuelo a los solistas.
Nabucco
Una imagen de "Nabucco" en el Teatro Real
Una imagen de ‘Nabucco’ en el Teatro Real  (c) Javier del Real / Teatro Real 2022
En el rol titular, Luis Cansino volvió a demostrar que es un barítono todoterreno en el que confiar. Si hace un año se metió en el bolsillo al público madrileño como ‘Mamma Agatha’, en esta ocasión vuelve a hacerlo por su capacidad de transmitir credibilidad a las emociones de un personaje serio: el delirio de grandeza, la angustia, el sentimiento de fracaso… Junto al temperamento escénico adecuado, su voz generosa, de color muy personal, sirvió atinadamente a las necesidades de  Nabucco.
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La soprano Oksana Dyka, en cambio, no estuvo a la altura de su personaje ni de lo que un aficionado puede esperar de un coliseo con la posición que ocupa actualmente el Teatro Real. Dyka ya había pasado por este escenario como ‘Turandot’ en diciembre de 2018, cuando pudimos constatar su gran caudal sonoro. Sin embargo, en Abigaille el tamaño de la voz no lo es todo. Este personaje requiere, por un lado, agilidades y, por otro lado, un centro rico y consistente. Las primeras fueron abordadas de manera torpe y superficial por la ucraniana, mientras que su voz central quedaba en entredicho en los concertantes, en los que Maribel Ortega, como Anna, que ocupaba un espacio entre los miembros del coro, por detrás de la línea de solistas principales, destacaba con mucha más potencia y brillo que ella.
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Eduardo Aladrén, que está debutando en el Teatro Real, dio realce al personaje de Ismaele. El tenor zaragozano dispone de las cualidades necesarias para ser intérprete notable de personajes lírico-spinto: centro ancho y bien cincelado que asciende a las notas agudas con rotundidad, emitidas con vehemencia y sin trucos. Por su parte, la mezzosoprano japonesa Aya Wakizono interpretó, con voz de hermoso timbre y apropiada presencia escénica, a Fenena.
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De acuerdo al programa de mano, esa noche el personaje de Zaccaria iba a ser interpretado por Alexander Vinogradov. No obstante, y a pesar de que no hubo ningún anuncio al respecto por megafonía, el bajo que salió finalmente al escenario para encarnar al líder judío fue el surcoreano Simon Lim, originariamente contratado para el rol del Gran Sacerdote. Su desempeño como Zaccaria fue loable tanto musical como actoralmente y se ganó una calurosa ovación final del público.
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Correctos  en sus personajes comprimarios, el bajo Felipe Bou (Gran Sacerdote); el tenor Fabián Lara (Abdalo) y sobresaliente, como ya mencioné antes, la soprano Maribel Ortega.
Aya Wakizono (Fenena) y Luis Cansino (Nabucco)
Aya Wakizono (Fenena) y Luis Cansino (Nabucco) (c) Javier del Real / Teatro Real 2022
Nabucco representó el renacer como compositor de Giuseppe Verdi, el inicio del camino por el cual iría alejándose de la tradición para crear su propio lenguaje. En esta ópera, estrenada en 1842 en La Scala de Milán, creó otro personaje: el coro, algo que no pasó desapercibido para el público de la época. El famosísimo «Va pensiero su l’ali dorate», cantado por los esclavos hebreos, se convirtió inmediatamente en un himno al proceso de independencia y unificación del pueblo italiano y constituye desde entonces el número más importante de los que encierra la obra. El Coro titular del Teatro Real lo interpretó con lirismo de alto vuelo, apabullante en el sonido, sorprendentemente alargado en la nota final. Bello, bellísimo. Y muy aplaudido merecidamente. Nada más arrancar los enfervorecidos aplausos a su término, la señora que tenía por vecina de butaca le dijo entusiasmada a su acompañante: “¡y ahora lo van a repetir!”.  Efectivamente, como ya viene siendo costumbre, el bis se produjo a los pocos minutos de palmas. ¿Veremos bisar las danzas en la próxima Aida? Andando el tiempo quizá lo extraordinario termine siendo una función sin bis. ‘Nabucco’ Abigaille Teatro Real
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El montaje firmado por Andreas Homoki sitúa la trama temporalmente en la época del estreno de la obra, es decir, durante el llamado “Risorgimento”, convirtiendo al pueblo hebreo en italianos y a los asirios, en austriacos. La idea sobre papel parece atractiva pero lo visto en el escenario del Real fue algo bastante aburrido y hasta ridículo en cuanto al movimiento actoral y, sobre todo, en cuanto a las extemporáneas coreografías, más propias de una opereta de segunda. El vistoso vestuario y la escenografía única de Wolfgang Gussmann, la cual consistía en un gigante muro giratorio de mármol verde, tienen cierto interés, pero tanto estos elementos como la acción durante la obertura, con unos reveladores “flashes” sobre la vida privada de Nabucco que nos muestran la muerte de su esposa y la feliz convivencia de Abigaille y Fenena en la infancia, se van al trate con la entrada, absurda, de Nabucco al escenario como si fuera un personaje de dibujos animados con superpoderes. Nabucco se hizo esperar -no se veía en Madrid desde 1971 y en el Teatro Real desde 1871-, por lo que una puesta en escena con tan poco gancho teatral y varios reemplazos de solistas que deberían haberse resuelto antes de llegar a función empañan el feliz acontecimiento. ‘Nabucco’ Abigaille Teatro Real.  
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Madrid. Teatro Real. 13 de julio de2022.  Nabucco (G. Verdi). Luis Cansino, Oksana Dyka, Eduardo Aladrén, Aya Wakizono, Simon Lim, Felipe Bou, Maribel Ortega, Fabián Lara. Coro y Orquesta del Teatro. Director: Sergio Alapont. Director de escena: Andreas Homoki.