La discográfica Deutsche Grammophon ha editado un conjunto de cinco C.D.s en los que se recogen algunas grabaciones históricas para guitarra y orquesta que el guitarrista clásico, Narciso Yepes, realizó en su momento de algunos de los conciertos más famosos de este repertorio.
Estas grabaciones históricas para guitarra y orquesta constituyen una referencia para la generación de guitarristas que siguieron a la de Yepes, dejando una profunda huella en muchas personas entusiastas de la guitarra clásica y constituyendo, por tanto, unos documentos con muchísimo interés para cualquier aficionado a este instrumento y a la música en general.
Esta pequeña colección de grabaciones históricas para guitarra y orquesta recoge piezas de distintas épocas; los C.D.s que abren y cierran el conjunto están íntegramente dedicados a Joaquín Rodrigo pero, el primero cronológicamente sería el C.D. nº 2, en el que Yepes, junto a la Orchestre de Chambre Paul Kuentz, interpreta los Conciertos para laúd, dos violines y bajo continuo en Re mayor RV 93 y para viola d´amore, laúd, cuerdas y bajo continuo en Re menor RV 540 de Antonio Vivaldi, en unos arreglos para guitarra que, desde mi humilde opinión, se adaptan bastante bien a esa especial guitarra de diez cuerdas que el músico murciano utilizaba, muy apropiada para enfatizar las notas graves sin tener que cambiar de 8ª. Ejemplos prototipo de conciertos barrocos, de gran belleza ambos, son muy bien ejecutados por unos músicos bien coordinados, quienes sacan gran partido de las progresiones, diálogos y continuos contrastes de estas dos obras que ejemplifican la enorme maestría de Vivaldi en este género que supo engrandecer. Junto al buen hacer de Yepes, es también destacable el trabajo realizado por Monique Frasca-Colombier como violín solista en la segunda de las piezas. Este C.D. se cierra dando un salto estético y cronológico, pues la última obra es el Concierto para guitarra y orquesta de cuerda nº 1 en La mayor op. 30 de Mauro Giuliani. Absolutamente clásico en su estilo, Yepes y la English Chamber Orchestra dirigida por Luis Antonio García Navarro, se muestran eficaces en este concierto, bien coordinados, ejecutando eficazmente la dinámica y dándole frescura a las bonitas melodías que lo conforman. Eficaz es también la intervención de Yepes en las escalas, especialmente en las de la cadencia.
El tercer C.D. de grabaciones históricas para guitarra y orquesta nos lleva al siglo XX, comenzando con autores de la denominada generación de 27 musical. Es el famosísimo Concertino para guitarra y orquesta en La menor op. 72 de Salvador Bacarisse el que da inicio a este C.D., una obra realmente hermosa, con unas melodías de gran belleza, evocando un estilo antiguo pero con influencias nacionalistas, que combina la fuerza de algunos movimientos con el tremendo lirismo del segundo movimiento y la frescura y vitalidad del tercero. De enorme exigencia técnica e interpretativa para el solista, este concertino se ha convertido en una de las piezas de referencia en el repertorio de guitarra clásica. La versión de Yepes junto a la Orquesta Sinfónica de Radiotelevisión Española dirigida por Odón Alonso nos ofrece un alto nivel; bien trabajadas por el solista las virtuosísticas escalas omnipresentes en la obra, bien ejecutados los arpegios, trabajadas las dificilísimas cadencias de algunos movimientos y jugando con los matices de color, el solista consigue además musicalidad y expresividad, algo básico para que la pieza funcione en la medida que merece. Igualmente importante es que la orquesta esté equilibrada, siendo bueno el trabajo realizado por la misma; muy bien la cuerda en el segundo movimiento y realmente buena la contribución de la madera durante toda la obra. Continuando con esta generación de compositores, la siguiente obra que podemos escuchar es el Concierto para guitarra y orquesta de Ernesto Halffter, otra pieza con un fuerte contenido nacionalista y propia del lenguaje de la época en la que se creó; recursos como la politonalidad sirven de contexto para desarrollar temas totalmente españoles, en los que una orquesta con fuerte protagonismo de la madera y una rica percusión, se complementa con la guitarra, la cual, mediante rasgueos y buscando efectos colorísticos, ejecuta su papel con gran acierto. El tercer C.D. de grabaciones históricas para guitarra y orquesta de Narciso Yepes se cierra con el concierto Tres gráficos para guitarra y orquesta del compositor francés Maurice Ohana. Yepes colabora ahora con la London Symphony Orchestra bajo la dirección de Rafael Frübeck de Burgos, en una obra que crea una atmósfera tensa e inquietante en la que la percusión desarrolla un papel fundamental. El autor busca sacar partido a las posibilidades efectistas de la guitarra en esta obra con cierta inspiración en el flamenco, en la que Yepes toca de una forma más agresiva, buscando un timbre más duro y metálico tocando cerca del puente.
El cuarto C.D. de grabaciones históricas para guitarra y orquesta de Narciso Yepes comienza con la obra Tablas para guitarra y orquesta del compositor granadino Antonio Ruiz-Pipó, pieza que, desde un lenguaje alejado del tonal, crea un ambiente tenso en el que, de nuevo la orquesta londinense dirigida por Frübeck, comparte prácticamente de igual a igual el protagonismo con la guitarra solista. El compositor saca partido de efectos sonoros de la guitarra tales como los armónicos, los sonidos percusivos, los violentos rasgueos y los cambios de color; los cambios bruscos en la dinámica y la sonoridad agresiva, tanto en la orquesta como en la guitarra, son constantes en esta interesante obra que da paso al magistral Concierto para guitarra y pequeña orquesta del compositor brasileño Heitor Villa-lobos. Este músico, del que me declaro ferviente admirador, es de esos músicos cuya personalidad artística es claramente reconocible en sus obras; la pieza, rica rítmicamente y de una gran belleza, combina con gran habilidad a la orquesta, en esta ocasión la orquesta londinense es dirigida por Luis Antonio García Navarro, con la guitarra, siendo totalmente evidente el profundo conocimiento que Villa-lobos tenía de este instrumento. La utilización de melodías en la línea grave acompañadas simultáneamente por la acordes en un registro más agudo, el hábil uso de armónicos, las virtuosísticas pero idiomáticas escalas hacen de este brillante concierto una obra exigente para el solista, con momentos especialmente interesantes como la cadencia del segundo movimiento. Una espléndida obra que el guitarrista murciano demostró haber trabajado con intensidad en esta buena versión. La última obra de este C.D. es el Concierto para guitarra y orquesta nº 1 en Re mayor op.99 del compositor italiano Mario Castelnuovo-Tedesco, otra estupenda obra, de gran belleza, con melodías alegres, momentos melancólicos y un tercer movimiento con aire muy español. Muy bien escrita esta obra, tanto en la parte orquestal como en la buena utilización de la guitarra, la versión que nos ofrecen García Navarro y Yepes es muy convincente.
Hemos dejado para el final de este comentario del disco de grabaciones históricas para guitarra y orquesta de Narciso Yepes los C.D.s que abren y cierran la colección, por interpretarse en los mismos dos versiones distintas de dos de las obras más populares del repertorio de guitarra clásica y orquesta como son el Concierto de Aranjuez y la Fantasía para un gentilhombre de Joaquín Rodrigo. Hablar del Concierto de Aranjuez y la importancia que tuvo para llevar a la guitarra clásica a ocupar un puesto como instrumento solista junto a una orquesta sería reiterativo, pues es mucho lo que se ha escrito a ese respecto. Describir esta obra tan conocida también así que nos centraremos en estas versiones de Yepes, consideradas como referencia durante muchísimo tiempo y que, sin duda, han influído en muchos guitarristas y aficionados. La versión del primer C.D., quizás la más conocida, es la que el guitarrista de Lorca grabó junto a la Orquesta de Radiotelevisión Española bajo la batuta de Odón Alonso; no son muchos los años que pasaron desde esta versión a la que el guitarrista realizara junto a la Philarmonia Orchestra dirigida por Luis Antonio García Navarro y, consecuentemente, no hay diferencias demasiado significativas a la hora de entender la obra. Sin entrar en demasiados detalles por cuestión de espacio, hay que mencionar que la primera versión presenta un tempo ligeramente más lento en el primer y segundo movimiento, mientras el tercero es ligeramente más lento en la versión del quinto C.D. En ambas versiones Yepes juega con cambios de color, ataca las cuerdas buscando un timbre dulce y otras veces cerca del puente en busca de un sonido más metálico y agresivo, alternando ambas opciones cada vez que se repiten motivos melódicos. Quizás suenan algo más contundentes los ligados y notas de adorno del solista en la primera versión pero, en cualquier caso, ambas están bien trabajadas, con las escalas ejecutadas solventemente, con los rasgueos llenos de energía; la orquesta, en la primera versión hace los cambios dinámicos de forma más evidente. En la versión del primer C.D. Yepes busca más el timbre dulce en el segundo movimiento, si bien en ambas grabaciones el concepto del solista es muy semejante, jugando con el color, sacando partido del vibrato, de la dinámica y del rubato. Bien las orquestas en ambas versiones, siendo destacable el trabajo del corno inglés en ambas. Consecuentemente, se trata de dos versiones muy válidas de esta obra en las que las diferencias existentes son muy sutiles.
Otra de las obras más famosas para guitarra y orquesta es la Fantasía para un gentilhombre, también presente en los dos C.D. s que esta pequeña colección dedica íntegramente a Rodrigo. Este hermoso concierto para guitarra y orquesta, basado en las magníficas danzas para guitarra que Gaspar Sanz compuso en el siglo XVII, es ejecutado en cada C.D. por los mismos intérpretes citados al comentar la anterior obra y, de igual manera, las diferencias son sutiles. De nuevo Yepes juega con la alternancia de colores al presentar motivos, usando timbres dulces y otros más secos y agresivos. Las diferencias de tempo son mínimas y ambas orquestas están a buen nivel, con una buena actuación de todo el viento. Hay algunos detalles, por ejemplo algo más picadas las notas y algo más pausada la Danza de las hachas en la segunda versión, algo más fluído el ritmo en la primera versión pero, en cualquier caso, versiones muy semejantes. El quinto C.D. de estas grabaciones históricas para guitarra y orquesta incluye además el Concierto madrigal para dos guitarras y orquesta en el que, junto a Yepes, podemos escuchar a Godelieve Monden en la segunda guitarra. Otra obra de gran belleza, con un estilo claramente inspirado en música de otras épocas, fundamentalmente con un aire renacentista, de clara inspiración española, recreando incluso algunas danzas populares de nuestro país. Muy destacable es la buena coordinación de las guitarras, en diálogos continuos, ejecutando muy bien los pasajes más complejos, con rápidas escalas. Esta buena coordinación se extiende también al diálogo con la orquesta, bien en todas sus familias, siendo meritorio el trabajo realizado por el viento.
No puedo, como entusiasta de la guitarra clásica que soy, dejar de recomendar este disco de grabaciones históricas para guitarra y orquesta, en el que un guitarrista mítico como fue Narciso Yepes abordó una serie de obras fundamentales para entender la evolución de este instrumento en el mundo del concierto. Sin duda, estas grabaciones han contribuído a extender el interés por la guitarra y constituyen, tanto las obras como el solista, un importante eslabón en la historia de la guitarra clásica, que goza actualmente de unos intérpretes de un altísimo nivel y de compositores de la máxima altura interesados en las muchas posibilidades expresivas y sonoras de este instrumento.
Emilio Lacárcel Vílchez