«Norma» también triunfa en A Coruña

                                             Los triunfos de «Norma» también triunfa en A Coruña 

«Norma» también triunfa en A Coruña Por Julián Carrillo Sanz

El personaje de Norma siempre triunfa, por contradictorio que pudiera parecer, con su inmolación en la pira ritual. Esto es así porque esta contiene la única energía posible capaz de sublimar esa costa llena de bajíos que la llevan al naufragio final. Y de evaporar el océano de contradicciones que la ahoga: como supuesta virgen, tiene dos hijos; como madre amantísima, es filicida arrepentida en el último momento. Y, como máxima contradicción, la doble como mujer de vida consagrada a su dios Irminsul y amante de Pollione, cabeza de los invasores, cuando debería ser, ante todo, la guardiana de su pueblo. Como suele suceder a nada que la versión tenga un mínimo de calidad, Norma, la ópera, también ha triunfado en su primera representación de esta temporada lírica de A Coruña. 

Veronika Dzhioeva, protagonista de "Norma" en A Coruña / Foto: © Alfonso Rego
Veronika Dzhioeva, protagonista de «Norma» en A Coruña / Foto: © Alfonso Rego

La parte teatral de la función es un “monovarietal”, con todos sus aspectos -excepto el figurinismo, a cargo de Naiara Berastegui– encomendados a Emilio López. Con ello, tal vez se pierde la riqueza de aromas teatrales que solo las que podríamos llamar producciones “plurivarietales” pueden aportar. La escenografía, bastante más tétrica que misteriosa o solemne, está presidida casi en todo momento por tres enormes calaveras con los ojos iluminados por una luz vacilante y unas gradas de 6 escalones que van cambiando de posición en las diferentes escenas. Estos prácticos elementos corpóreos se complementan con videoproyecciones sobre un telón instalado en el foro. En un par de ocasiones -las escenas en el bosque sagrado- la proyección se hace sobre uno en la embocadura del escenario, que vela de forma sutil lo que ocurre en este. La iluminación -con momentos de cierto posible simbolismo como ese tono anaranjado en la escena final del primer acto Vanne, si, mi lascia, indegno-, tiene una eficacia algo irregular. La dirección de actores se salva en los protagonistas y comprimarios, bien sea por lo ideado por López, bien por lo que aporta la experiencia de cada uno de ellos. Sus movimientos expresan bien las situaciones y su expresión facial o corporal hace lo propio con los sentimientos de los personajes. 

Una imagen de "Norma" de A Coruña / Foto: © Alfonso Rego
Moises Marín, Aya Wakizono y Veronika Dzhioeva en «Norma» de A Coruña / Foto: © Alfonso Rego

La coreografía de grupos queda reducida a movimientos -siempre limitados por el tamaño del escenario y los decorados corpóreos- más o menos variados pero siempre finalizando en formaciones rígidas y estáticas del coro. Es esto algo que nunca sabremos si es causado por falta de imaginación del director de turno o por la imposibilidad de que el coro de turno pueda cantar en movimiento o en formaciones más abiertas, pero que suele repetirse año tras año en estas temporadas coruñesas. El vestuario, con aspiraciones realistas pero algo cutre en los grupos, resulta correcto en los protagonistas, aunque cabría preguntarse si esa corona de rayos de Norma, que le da un cierto aspecto de Estatua de la Libertad, pretende tener algún significado simbólico. En el de los grupos y tal vez por razones presupuestarias, resulta cuando menos curioso que el de los varones sea casi común -incluido el calzado- entre galos y romanos, salvo la protección pectoral cuando representan a la tropa imperial.

En el aspecto vocal, cabe destacar la gran regularidad en el canto de la Adalgisa de Aya Wakizono, y la gran composición del personaje por su capacidad de expresión tanto vocal como corporal o gestual a lo largo de toda la ópera; es notable su registro agudo. Como Norma, Veronika Dzhioeva -se notan sus tablas- dio el personaje sin problemas en el aspecto teatral. En el vocal, su voz tiene potencia y un timbre grato, se permite un fraseo generoso gracias a un gran fiato y su sutilísimo filado, que de alguna manera compensa una cierta falta de agilidad- contrasta con su dramatismo. Los contrastes dinámicos en el aria «Casta diva» resultaron algo excesivos entre  forte, fortissimi y pianissimi y se echó en falta más matices y mezzovoce. La voz de Moisés Marín tiene una potencia más que suficiente para el espacio del Colón y rueda muy bien en este teatro. Vocalmente destacó su hermoso timbre y unos notables agudos, aunque estos fueron perdiendo algo de brillo a lo largo de la noche. Tal vez algún insólito sobreagudo algo forzado en «Meco al altar di Venere» fuera la causa. El Oroveso de Amoretti tuvo una imponente presencia escénica que cuadra a la perfección con lo que se espera de un Sumo Sacerdote y fue una idónea materialización visual de una línea de canto llena de franqueza y altura de miras. Lis Teuntor y Francisco Pardo cumplieron más que dignamente en sus breves papeles como Clotilde y Flavio.

Moises Marín (Pollione) en la "Norma" de la Temporada Lírica de A Coruña / Foto: © Alfonso Rego
Moises Marín  y Francisco Pardo en la «Norma» de la Temporada Lírica de A Coruña   /    Foto: © Alfonso Rego

Pérez-Sierra mostró su pericia creciente en el foso, aunque los concertantes solo fueron ganando precisión a medida que avanzaba la función; el fuerte contraste de tempi en la obertura fue preludio de la gran expresividad que siempre trató de lograr en el acompañamiento de la orquesta a coro y solistas. La Orquesta Sinfónica de Galicia sufrió con la conocida falta de espacio del foso del Teatro Colón, que solo permite un reducido número de efectivos en las cuerdas. «Norma» también triunfa en A Coruña

Estas sufren siempre tal desequilibrio y solo se perciben con claridad cuando tocan solas o con unos pocos instrumentos de viento-madera. Los metales las tapan continuamente y los platillos resultan siempre algo desabridos por la irregular proyección del foso. Por su parte, el Coro Gaos adoleció de una cierta falta de precisión y un timbre menos rico y empastado que en anteriores ocasiones, con notables tensiones de las voces femeninas en el registro agudo. 


Ficha:

A Coruña, Teatro Colón, 22 de septiembre. Norma, de Vincenzo Bellini, sobre libreto de Felice Romani. 

Reparto: NORMA, Veronika Dzhioeva, soprano; POLLIONE, Moisés Marín tenor; ADALGISA, Aya Wakizono¸mezzosoprano; OROVESO, Rubén Amoretti, bajo; CLOTILDE, Lis Teuntor, soprano FLAVIO, Francisco Pardo, tenor. 

Orquesta Sinfónica de Galicia, Coro Gaos. Dirección Coro, Fernando Briones; maestro repetidor, Damiano Cerutti; dirección musical, José Miguel Pérez-Sierra. Dirección escénica, videocreación, iluminación y escenografía, Emilio López. Figurinista, Naiara Beistegui.      OW