Orígenes de la ópera en España: el caso de Ferrol

El Teatro Jofre de Ferrol en sus albores
El Teatro Jofre de Ferrol en sus albores

La primera inquietud por llevar el canto a la escena data de finales del siglo XVI, ocurre en la Camerana Forentina, y es orientada por Vincenzo Galilei, padre del matemático y astrónomo Galileo. Se puede afirmar que la primera aproximación a la ópera es la EURIDICE, de Jacopo Peri, estrenada en el Palacio Pitti de la ciudad de Florencia, el 6 de octubre de 1600. La obra, todavía un poema con apariencia de teatro, ya cuenta con voces que cantan individualmente y una acción que transcurre en un entorno adornado con vestuario y decorados.

Desde el punto estrictamente dramático, como pieza de teatro totalmente cantada, la primera ópera de la historia, tal y como hoy se entiende el género, resulta ser L’ORFEO, de Claudio Monteverdi, estrenada en Mantua el 24 de febrero de 1607.

Los espectáculos operísticos nacen como género aristocrático y símbolo de distinción social; al representarse en palacios y cortes, son privilegio de unos pocos. En 1637, Venecia será la primera ciudad que abra al público, con entrada de pago, un teatro dedicado casi en exclusiva a la ópera, aunque el gran centro de expansión del nuevo género será la ciudad de Nápoles.

El siglo XVIII será testigo de la inauguración de muchos de los teatros que, con las consiguientes reformas o reconstrucciones, todavía existen en la actualidad: el Covent Garden, de Londres, también conocido como Royal Opera House (1732); el San Carlo, de Nápoles (1737); la Opera de Berlín (1742), y el Nuevo Teatro de Viena (1763).

Una nueva ciudad de poco más de 4.000 habitantes, Ferrol, contará con un edificio para representar óperas mucho antes que otras capitales de Europa, América y Australia inauguren sus teatros, hoy auténticos emblemas del “bel canto”. Tal acontecimiento se debe a la iniciativa del empresario napolitano Nicolás Settaro, cuando construye, entre 1769 y 1770, un edificio dedicado para la ópera, conocido como “Teatro Settaro”, en el que dará a conocer el género a la incipiente población.

Nada más crearse el Teatro Settaro en 1770 (el mismo año en que a Ferrol se le declara plaza fuerte, y comienzan a construirse zonas de fortificación, bajo la dirección del ingeniero militar Dionisio Sánchez Aguilera), el empresario dirige una propuesta al concejo de la ciudad, de la que se deduce que no es la primera, donde refiere el número de representaciones y financiación para las mismas, instancia que se conserva en el Archivo Municipal de Ferrol, en la que se dice:

-Don Nicolás Settaro, empresario de óperas italianas, residente en esta villa de Ferrol, representa a V.I como tiene a su cargo una compañía para ejecutar dichas óperas, en cuyos términos:

Suplica a V.I. concederle el correspondiente permiso para los tres meses de Agosto, Septiembre y Octubre, en que se obliga al empresario a hacer treinta representaciones no alterando en nada los precios acostumbrados que son:

1: Por los palcos del primer piso, 600 reales de vellón y 2 reales de entrada por persona.

2: Por los palcos del segundo piso, 420 reales y 2 reales de entrada por persona.

3: Las lunetas de temporada, 150 reales.

4: Las lunetas diarias a 8 reales.

5: Los abonos para la platea a 20 reales cada mes.

6: La entrada para la platea a 4 reales.

7: La entrada para la cazuela a 2 reales.

Como también suplica el empresario que cuando le fuere conveniente el quedarse aquí por la temporada siguiente de carnaval, le valga este mismo permiso bajo las mismas condiciones; y habiéndose de hacer los bailes de casino que se acostumbran, deban correr por su cuenta, visto haber construido con tanto coste casa propia para éstas y otras públicas diversiones.

Favor que espera merecer de V.I.

  1. f) Nicolás Settaro.

 El Ayuntamiento le responde a la referencia citada, con fecha 27 de julio de 1770:

-… Acuerdan concederle por los citados tres meses, sin que fenecidos pueda hacer obra alguna sin el permiso del Ayuntamiento. Obligándose primero dicho empresario: De no hacer más óperas a la semana que dos, sino que haya algún día especial o festivo de esta ciudad.

El texto que sigue alude a la condición de que no se verá alterado el precio, y para rematar:

 

Que en el intermedio de dicha temporada hará una ópera, que elegirá el Ayuntamiento, aplicando su producto para los pobres enfermos del Hospital de Caridad de esta villa. A cuyas condiciones se arreglará irremediablemente. Bajo las que se concede el citado permiso y no en otra forma.

 

Repertorio y precios de abonos de la Compañía de José Tolosa
Repertorio y precios de abonos de la Compañía de José Tolosa

De donde estaba emplazado el “Teatro Settaro” y sus características, deja constancia Montero Aróstegui, en el año 1858, y -posteriormente- Eduardo Arana (Pizzicato), en 1907.

Aróstegui, refiere:

“El antiguo teatro del Ferrol fue construido en el año 1769 por Nicolás Settaro, director de la primera compañía de óperas italianas que principiaron a trabajar en el expresado año. Hallábase situado en la acera del S. de la calle San Bernardo, y se extendía hasta la de San Simón, ocupando por ambos el frente de dos casas cuyas paredes aún hoy existen. Pasó después a ser propiedad de otro particular, y en aquella época era de los más grandes y mejores de Galicia. Tenía un espacioso escenario, dos órdenes de palcos, galerías, lunetas para hombres y para mujeres y una extensa platea. Contaba con buenas decoraciones, y en él se efectuaban los bailes de carnaval y otros espectáculos.

La grande afluencia de tropas y buques de las escuadras nacionales y extranjeras atraía al Ferrol las mejores compañías; así es que, relevándose unas a otras, y aún habiendo dos a la vez, pues el Ayuntamiento cedía en algunas temporadas la casa de la villa, contaba El Ferrol con espectáculos variados y constantes. Pero el horroroso incendio que redujo a cenizas el teatro el día 15 de noviembre de 1807 dejó al pueblo sin aquel recurso.

Desde entonces, no hubo otro edificio digno de la capital de aquel Departamento por las vicisitudes que ha sufrido con la rápida decadencia de la Marina; pues aunque en el año 1817 se ha construido por un particular el pequeño teatro provisional que hoy existe, ocupando el frente de las casas números 46, 47 y 48 de la misma calle San Bernardo, es de muy escasas dimensiones y está muy lejos de cubrir las crecientes necesidades de la población de Ferrol”.

 

Con el fin de situar la calle San Bernardo, el propio Montero Aróstegui, referente a la población de la Magdalena, nos deja escrito: “… Las seis calles longitudinales se nombran de la Iglesia y San Simón, Magdalena, San Bernardo, Real y San Benito, Dolores y Galiano, María y Trinidad, y la del Sol… No sabemos a que atribuir la impropiedad que se nota de que, dichas calles enteramente seguidas, tengan dos nombres distintos, tomando el segundo desde la acera el E. de la calle traviesa del Castañar (hoy calle de la Tierra), que sube de la cárcel a la Puerta de Canido…”.

Eduardo de Arana, en crónica mucho más reciente que la de Montero, ubica el teatro en la denominación que la calle tiene actualmente, citando las peculiaridades del mismo:

“Nicolás Settaro, maestro de óperas, natural de la ciudad de Osma, en el antiguo reino de Nápoles, construyó en 1769-70 en la calle de la Magdalena, una casa-teatro, entre las de la viuda de D. Agustín Salomón y Rosa Quijano, vecina de la Graña, es decir, en el mismo solar que hoy ocupa el Café del Comercio, Magdalena, 41 (En la actualidad, se corresponde con el 75, donde -hasta hace unos años- se hallaba la Administración de Hacienda), e Iglesia, 47 (Hoy, el número 28, que ocuparon las oficinas del Banco de Santander).

 

De cómo había sido este coliseo y con que elementos contaba, nos da idea el expediente de embargo del teatro, que se instruyó consecuentemente por la condena a pena de muerte y secuestro de todos los bienes de Nicolás Settaro, acusado de pecado nefando, en la villa de Bilbao, del que fue absuelto el 17 de octubre de 1774, declarando por nulos los autos hechos y obrados por el Corregidor del Señorío de Vizcaya, y sentencia en ellos dada y pronunciada en 23 de junio de 1773, y mandando se le desembarguen a dicho Nicolás Settaro todos sus bienes y se le entreguen sin desfalco alguno a los herederos, porque el protector de óperas falleciera durante el litigio.

Tenía el teatro, que redujo a cenizas un voracísimo incendio el 15 de noviembre de 1807, cuatro puertas e igual número de ventanas, custodiándose en él varios efectos pertenecientes al servicio y representaciones de Comedias y festejos de Casino.

Contaba con 29 palcos, todos pintados y 11 lunetas, 12 bancos de madera de pino, lisos, de una tabla, con tres pies cada uno, y otros 11 bancos de la misma madera, con sus respaldos y asientos, para el servicio de las lunetas. También había 16 bastidores de pino con sus letras pintadas; 2 telones de lona pintada, 8 bastidores de madera de pino, una araña grande de cristal, 12 mecheros de hoja de lata, 5 bancos pequeños, 2 escaleras de madera para acceder al escenario, y 8 bancos largos para el servicio de escena”.

 

Como el comportamiento ciudadano no siempre es el idóneo cuando es mero espectador de las artes escénicas, como se verá más adelante, el hacer guardar el orden da lugar a unos reglamentos de la policía de espectáculos, elaborados con carácter político, cívico y moral. Estas medidas, reguladas por las autoridades civiles y militares, consistían en dar a conocer al público asistente, a través de un edicto, las normas de conducta que deberían mantenerse durante todo el espectáculo, además de hacer concurrir un piquete de tropa que debería permanecer en el teatro durante toda la representación.

Una vez que la ciudad contó con un teatro donde ofrecer representaciones, diversas fueron las compañías de operistas, concertantes, comediantes, bailarines, gimnastas, marionetas y prestidigitadores que viajaron a Ferrol para mostrar su arte y habilidades a los ciudadanos de entonces. Entre todos ellos, la ópera adquirió una mayor categoría social, como lo demuestra el hecho de que habiendo desembarcado en Ferrol el 9 de diciembre de 1779 el estadista norteamericano John Adams (quien años más tarde sería vicepresidente con George Washington, de 1788 a 1797, y segundo presidente de los EE.UU., de 1797 a 1800). Después de ser cumplimentado por las autoridades militares de la plaza, le serí ofrecida una recepción en la que se incluyó la asistencia a una representación operística en el Teatro Settaro, en el que actuaba la compañía del italiano, residente en la ciudad, Alfonso Niccolini. Curiosa fue la impresión del político americano, quien relató que en el teatro había muchos oficiales y pocas señoras, y respecto de la ópera, que le fueron tolerables las danzas, mientras que el canto le resultó aburrido, porque no comprendía la lengua italiana.

Seguramente, para los ferrolanos residentes en la nueva población de la Magdalena, aquel teatro era el idóneo para presenciar los dramas cantados, ya que en años venideros, durante la década de 1790, las compañías de ópera tendrían que solicitar de las autoridades competentes el representar casi una treintena de nuevas interpretaciones, tras la conclusión de la temporada, como muestra el documento manuscrito que a continuación transcribo:

Instancia del empresario italiano Josef Ancinelli al Gobernador Político y Militar (1799)
Instancia del empresario italiano Josef Ancinelli al Gobernador Político y Militar (1799)

SELLO QVARTO, QVARENTA MARAVEDIS, AÑO DE MIL SETECIENTOS NOVENTA Y NUEVE

Señor Gobernador Político y Militar

Josef Ancinelli Empresario de la Compañía Ytaliana de operistas que actualmente travaja en esta villa, por si, y anombre de mi espresada Compañía, haca presente a Vds. que cuando para concluirse la temporada de dos meses que les concedió para poder representar en el teatro público de esta villa.

Suplican rendidam.te a Vds. Se digne concederle otros dos meses más, en los que se obligan hacer veinte y quatro representaciones, los mas los días festivas que el yntermedio dicho.

Dos meses huviere, gracias que esteran recurrir de la notoria bondad de Vs. Ferrol y Maio 22 de 1799. (sic)

  1. F) Josef Ancinelli.

 

La respuesta, inscrita en el margen izquierdo, dice:

Ferrol 24 de mayo de 1799

Se les admite á otra temporada con las mismas condiciones de precios que en la anterior, y con las veinte y quatro óperas que ofrecen, y las de los días festibos. (sic)

Contador, f)

 

Otra carta del citado empresario, en esta ocasión, enviada a los señores Alcalde Mayor y Regidores, con el mismo sello y encabezamiento que la anterior, dice:

Josef Ancinelli Empresario de la Compañía Ytaliana, agradezido con sus compañeros a la Lizencia Conzedida para otra Temporada de dos meses de Agosto y Septiembre, dá a Vs. las debidas grazias y dize.

Que como por falta de Lunetas que había en la Temporada primera el Sr. Gobernador le mandó que hiziera otros seis Bancos de Lunetas. Tres por lado, con motibo de que los Caballeros Oficiales no tenían asientos, con dicho motibo tenían que irse a la cazuela, obserbándose en ella Alborotos, y por lo mismo mandó berificar, en esta atención y ser nuestros gastos Excesivos en un todo.

Suplican a Vs. Se digne mandar queden las Lunetas en la misma disposición, que están por aora, de lo contrario se berán precisados a tener que dejar la temporada, que les sería Sensible, gracia que espera ver del justo proceder de Vs. (sic)

Ferrol, 29 de julio de 1799.

f)Josef Ancinelli

 

En respuesta que figura en el margen izquierdo del escrito, puede leerse:

Ayuntam.to de 21 de Agosto de 1799.

No ha lugar a lo que este ynteresado solicita y cumplase lo acordado en Ayuntamiento de 27 de Julio. (sic)

Por lo que puede deducirse de ambos escritos, es seguro que la compañía ofreció dos meses de temporada, más las veinticuatro representaciones que se solicitan, que se desconoce si se llevaron a cabo en su integridad, por los alborotos originados al carecer de lunetas, es todo un récord que convendrá pormenorizar, habida cuenta que la ópera conocida entonces distaba mucho de los títulos en los que se fundamenta, en la actualidad, la mayoría del repertorio ofrecido en todos los teatros del mundo.

Hay que situarse en que Rossini nace en 1792, Donizetti en 1797, Bellini en 1801, Verdi y Wagner en 1813, Puccini en 1858 y Strauss en 1864. De Mozart (1756-1791), sus óperas más famosas: EL RAPTO EN EL SERRALLO, LAS BODAS DE FIGARO, DON GIOVANNI, COSI FAN TUTTE, LA FLAUTA MÁGICA y LA CLEMENZA DI TITO, se estrenan en Europa entre 1782 y 1791, o lo que es igual, que sólo tres de las veinte escritas por el genio de Salzburgo se representaron entre 1767 y 1769, APOLLO ET HYACINTUS, BASTIEN UND BASTIENNE y LA FINTA SEMPLICE; es decir, de uno a tres años antes de la construcción del “Settaro”, no siendo probable que se ofrecieran al público ferrolano de finales del XVIII.

El repertorio que ofrece Settaro debe ser básicamente ópera barroca, a través de los músicos que más se prodigaron en la composición de nuevos títulos: Monteverdi (1567-1643), Lully (1632-1687), Purcell (1659-1695), Scarlatti (1660-1725), Rameau (1683-1764), Haendel (1685-1759) y Paisiello (1740-1816), entre otros.

Estableciendo un baremo comparativo entre la antigüedad de alguno de los teatros dedicados a la ópera, el Settaro había sido inaugurado ocho años antes que La Scala, de Milán (1778); veintidós antes que La Fenice, de Venecia (1792); cincuenta y cinco antes que el Bolshoi, de Moscú (1825); setenta y siete antes que el Gran Liceo, de Barcelona (1847); ciento trece antes que el Metropolitan, de Nueva York (1883); doscientos tres años antes que la Opera de Sydney (1973), etc.

A lo largo del XIX, y tras la desaparición del “Settaro”, a consecuencia de un incendio, el 15 de noviembre de 1807, la ciudad quedará durante diez años sin tener un edificio destinado a las actividades escénicas, hasta que en 1817 se construye el Teatro Principal. Algunos años después se inaugura el Teatro Filarmónico, y con posterioridad a éste, los teatros “Circo” y “Romea”.

No existe documentación alguna acerca de si en los primeros llegaron a representarse espectáculos operísticos, habiendo constancia de que el “Circo”, y con más rotundidad en el “Romea” de la calle del Sol, tuvieron lugar este tipo de manifestaciones musicales, como las que figuran, correspondientes a este último teatro, en los carteles elaborados en la Imprenta de R. Pita, fechadas en 1891, que pertenecen a los autores clásicos del repertorio y a los títulos habituales de las temporadas de los teatro de ópera del mundo. De Donizetti LUCIA DI LAMMERMOOR, de Bellini LA SONNAMBULA, y de Verdi ERNANI y RIGOLETTO, interpretados por la Compañía de Ópera Italiana de don Pedro Urrutia, que cuenta con la célebre diva Signora Repetto Trisolini.

Cartel de Ernani fechado en 1891
Cartel de Ernani fechado en 1891

Tras la inauguración del Teatro Jofre, el 19 de mayo de 1892, será en este coliseo, símbolo teatral de Ferrol, donde se dé cabida a todos los espectáculos operísticos de la ciudad, como los llevados a cabo por la Compañía de Ópera Italiana de don José Tolosa, que representa del 26 al 31 de marzo de 1895 LA SONNAMBULA, de Bellini, con la eximia prima donna Signorina Isabella Svicher y el tenor don Ignacio Varela; LUCREZIA BORGIA, de Donizetti, con el debut de la soprano dramática doña Natividad Martínez y del barítono Signor Aristodemo Zanón, y LA TRAVIATA, de Verdi, con la Svicher y el tenor Signor Garibaldi Pellegrini.

En cuanto al número de representaciones, nunca se volvió a igualar la cota de esplendor vivida por la ópera en Ferrol, al tiempo en que se mantuvo activo el Teatro Settaro, reincentivada después de un siglo, en los primeros años que siguieron a la inauguración del Teatro Jofre, donde se pudo disfrutar de alguna temporada por abono, como suele acontecer, en época actual, en otras ciudades de Galicia.

De esta última conclusión da cuenta una publicación de ámbito nacional, especializada en ópera, en un reportaje acerca de los teatros del género en España, con respecto a las temporadas musicales que en ellos acontecen. Dentro del contexto de Galicia, la reseña que concierne a la ciudad departamental haría sonrojar a nuestros antepasados, en la que textualmente puede leerse:

“De las (temporadas) que se dan en Ferrol -ciudad que en otro tiempo sentó plaza de interpretación operística- a los 600 espectadores que con buena voluntad tienen cabida en el Teatro Jofre, deberá hacerse abstracción por su precariedad y mínima incidencia”.

Juan J. Rodríguez de los Ríos

Cartel de La Traviata en el Jofre
Cartel de La Traviata en el Jofre