La segunda de las óperas ofrecidas en el día ha sido nuevamente el Otello de Verdi, pero con un nuevo reparto, encabezado por Gregory Kunde. El resultado de la representación ha sido notablemente mejor que el de dos días antes con Jonas Kaufmann. Podemos decir sin muchas dudas que hemos pasado de la decepción (al menos relativa) al triunfo.
Nada nuevo diré sobre la producción de Keith Warner, que sigue sin gustarme.
En cambio, sí diré que la dicción musical de Antonio Pappano me ha resultado más brillante y plenamente convincente. Tengo la impresión de que su dirección estuvo el día anterior de alguna manera condicionada por la presencia de Kaufmann en su debut en personaje tan difícil. En cambio, ahora todo ha ido mejor y hemos asistido a un estupendo Otello en términos musicales. La diferencia más importante ha estado en los dos primeros actos, en los que he podido disfrutar mucho más que hace dos días. Antonio Pappano ha vuelto a demostrar su gran categoría.
Al frente del reparto estaba el americano Gregory Kunde, que tanto en términos vocales como escénicos hizo un gran Otello. A sus 63 años se encuentra en un estado nvocal sorprendente y es un magnífico cantante. Es verdad que hay algún signo de fatiga, pero es capaz de ocultarlo con habilidad. Aparte de que su prestación vocal fue impecable, la composición del personaje fue plenamente convincente de principio a fin. Todo lo hizo bien, pero destacaría especialmente su excepcional interpretación de Dio mi potevi scagliar. Un gran Otello.
Desdémona era la soprano alemana Dorothea Rösschmann, a quien siempre me ha encantado escuchar en óperas de Mozart. Aquí las cosas no son de la misma manera La voz es atractiva en el centro, canta con gusto y expresividad, pero tiene problemas en las notas altas, en las que tiene que recurrir a sonidos abiertos y un tanto descontrolados, lo que afea un tanto su prestación. Sigo prefiriéndola en Mozart.
El baritono serbio Zeljko Lucic fue un Iago muy superior a Marco Vetona en términos vocales y resultó también convincente en su interpretación. Hubo más intención interpretativa por parte del italiano, pero Lucic resultó muy convincente en este sinuoso y malvado personaje, aparte de ser muy superior vocalmente.
El resto de intérpretes eran los mismos del otro reparto. Es decir, Frederic Antoun, un correcto Cassio, Im Sung Sim, de nuevo muy adecuado como Ludovico, Thomas Atkins en Roderigo y Simon Shibambu en Montano. Correcta, Kai Rüutel como Emilia y sonoro el Heraldo de Thomas Barnard.
El Covent Garden estaba casi lleno, pero no totalmente. El público dedicó las mayores ovaciones a Gregory Kunde, Antonio Pappano y Zeljko Lucic.
La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 58 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 21 minutos. Seis minutos de aplausos, sin salir el coro a saludar..
El precio de la localidad más cara era de 270 libras, habiendo butacas de platea desde 216 libras. La localidad más barata con visibilidad costaba 43 libras.
José M. Irurzun