Otello. Rossini. Amberes. Opera World

Otello5.-Rossini El Otello de Rossini, o la Desdémona de Romeu La compañía de Ópera de Flandes reparte sus espectáculos entre las ciudades de Gante y Amberes. Durante estos días, ofrece al público una versión del Otello (1816) de Gioachino Rossini dirigida por Moshe Leiser y Patrice Caurier, con el veterano Maestro Alberto Zedda en el foso, y un elenco de voces de primer nivel. Se trata de una visión de la obra ya vista en otros teatros de Europa, que sitúa la acción en una época imprecisa a mediados del siglo XX, sin ninguna referencia al ambiente típicamente veneciano. Propone una escena de interiores, acaso sobria en exceso, que no aporta demasiado a la historia, exceptuando el hábil final, en el que con un simple movimiento de tramoya consigue acentuar la terrible tensión con la que termina la historia: a un lado de la puerta, Otello y Desdémona, la muerte y el desengaño; del otro lado, Rodrigo, Yago y el Dogo, impotentes ante la tragedia. Sin duda, lo mejor de la obra son las voces, acompañadas por el incombustible Maestro Zedda, que conoce el oficio y lleva en volandas al resto de intérpretes. “La música de Rossini me da brío. Está llena de vitalidad y fuerza” nos confiesa el maestro Zedda tras la función. Resulta un acierto la combinación de las voces de dos tenores muy distintos, un veterano y un debutante en la obra, Gregory Kunde (Otello) y Maxim Mironov (Rodrigo). Los dos con instrumentos grandes, aunque el de Kunde se expande con enorme generosidad en el agudo. Mironov canta con una línea más nítida y elegante, acentúa con gusto y matiza a placer cuando la partitura lo exige. El resultado en un todo uniforme y contenido, de gran detallismo expresivo. Gregory Kunde, sobrado de voz para el papel, cantó a un nivel espléndido durante toda la ópera, sin dar señales de cansancio. Aunque su media voz no goza de la gracilidad de la de su compañero, su timbre oscuro y sus agudos timbradísimos, colocados en todo lo alto, hicieron las delicias del público de Amberes; llevó el peso del drama con soltura, y sus intervenciones eran esperadas por su calidad. Su vertiginoso y exigente dúo del segundo acto sonó fantástico dada la diferencia de color de sus voces, muy complementarias. Otello6.-Rossini Otro tenor ligero, pero con arrestos, es Robert McPherson, al que le toca cantar un Iago un tanto ninguneado en la versión de Rossini (el marqués de Salsa no coincidió con Arrigo Boito), pero que tiene un bello duo en el primer acto. Sus agudos, aunque demasiado aflautados, conserva  el metal propio de los tenores jóvenes. McPherson se vio claramente eclipsado por sus compañeros, si bien completó con oficio la terna tenoril. Otello3.-Rossini En el lado femenino, dos cantantes de la misma quinta, una valenciana (Carmen Romeu debutando en el papel de Desdémona) y una italiana nacida en Acri (Raffaella Lupinacci como Emilia). Lupinacci es una mezzo de voz tersa y una actriz disciplinada, de las que gusta ver sobre las tablas. Sin duda le saluda un futuro muy prometedor. La Romeu, por su parte, es una artista con un gran abanico de recursos, que estuvo en todo momento a la altura del papel, tanto en lo vocal como en lo actoral. Ya la vimos triunfando en el Teatro de la Zarzuela con La del manojo de Rosas. Si allí demostró sus dotes actorales, ahora ofrece una Desdémona poliédrica, también de gran calado actoral, pero con una solidez vocal sorprendente dada su juventud. Sin duda es una de los triunfadores de esta producción. Su conexión con Zedda en el foso produce chispas. La Desdémona de Rossini es un papel complejo, que exige resistencia y un registro medio y bajo muy sólidos (el papel también lo interpretan mezzos). Al final del segundo acto, la soprano valenciana dibuja una escala cromática descendente que pone los pelos de punta, y es toda una declaración de intenciones, el “aquí estoy” de una artista que se ha encontrado a sí misma en este repertorio. Una voz a seguir, y una Desdémona para no perdérsela. La podremos ver esta temporada en La Maestranza de Sevilla y de nuevo en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Otello1.-rossini.- La propuesta dramática introduce con más o menos acierto el asunto racial en la obra. Si bien tanto en el libreto como en la propuesta musical no es algo de gran importancia, la tensión que deriva del racismo y la exclusión se presenta con frecuencia. Resulta interesante observar a Otello desde esa óptica.  No obstante, la distorsión de esta escena con la música, e incluso con la elección de un Otello explosivo como Kunde (poco creíble como víctima de una sociedad racista), no terminan de cuajar. La sensación final es muy positiva, pues todos los intérpretes reman en la misma dirección, y el espectáculo deja entrever un concienzudo trabajo de ensayos. Las voces brillaron con esta música de belcanto rossiniano, que si bien al Maestro Zedda le da la energía necesaria para llevar a la orquesta en la punta de la batuta durante tres horas, al público de Flandes le inocula la dosis calor mediterráneo necesaria para sobrellevar el frío del invierno belga. Otello2.-Rossini

Alberto Zedda (dirección musical), Moshe Leiser & Patrice Caurier (dirección escénica), Christian Fenouillat (escenógrafo), Agostino Cavalca (vestuario), Christophe Forey (iluminación) Orquesta Sinfónica y Coro de la Ópera de Flandes Gregory Kunde (Otello), Carmen Romeu (Desdémona), Josef Wagner (Elmiro Barberigo), Maxim Mironov (Rodrigo), Robert McPherson (Iago), Raffaella Lupinacci (Emilia), Maarten Heirman (El Dogo de Venecia), Stephan Adriaens (un gondolero)

Audio: http://youtu.be/iouoovw2J8Q

Rossini Otello Ah Vieni! – Gregory Kunde vs Maxim Mironov 2014

Carlos Javier López Sánchez

@CarlosJavierLS