Pablo García-López y su feliz ruta por España

Ruta por España Por Germán García Tomás

El joven tenor Pablo García-López (Córdoba, 1982) presenta Rutas, su álbum debut dedicado a la canción española de concierto grabado en junio de este año en compañía del pianista Aurelio Viribay, un recital español en el que se convocan piezas para voz y piano de dos autores deudores de la tradición nacionalista como son Eduard Toldrá y Òscar Esplà (compositores de un intachable talento creativo como atestiguan sus obras en los más diversos y variados géneros) junto a otras canciones de autores netamente relacionados con la actividad musical del Conservatorio de Música de la propia tierra natal del tenor, el jienense Joaquín Reyes y el cordobés de adopción Ramón Medina. El oportuno título del compacto está extraído de la primera de las Canciones playeras de Esplá, -concisa y descriptiva-, escritas sobre poemas de Rafael Alberti y las más célebres de todas las compendiadas aquí, sobre todo porque la inolvidable Victoria de los Ángeles, como hizo en tantas otras obras hispanas, las elevó a una enorme categoría en su ya mítico registro dirigido por Rafael Frühbeck de Burgos. Además de estas cinco melodías que exhalan la embriagadora brisa levantina y sus esencias marinas, aunque aludiendo momentáneamente a la región castellana en “Rutas” (“por allí, por allá a Castilla se va”), del alicantino se incluyen dos más pertenecientes a su heterogénea colección Lírica española: “Castellana” y “Mediterránea”.

Carátula del álbum Rutas, del tenor Pablo García-López
Carátula del álbum Rutas, del tenor Pablo García-López

La ruta por España comienza, no obstante, en Cataluña, de la mano de otro gran cultivador de canciones, el barcelonés Eduard Toldrà, todo un recorrido por la poesía del Siglo de Oro español en sus hermosísimas Seis canciones, -con otros tantos referentes interpretativos-, que ponen en pentagrama textos de poetas como Garcilaso (“Nadie puede ser dichoso”), Pablo de Jerica (“La zagala alegre”), Lope de Vega (“Cantarcillo”) y Quevedo (“Después que te conocí”), además de la anónima “Mañanita de San Juan”.

En el apartado menos divulgado de los compositores andaluces, los famosos poemas infantiles de Federico García Lorca sustentan las cinco Canciones para niños de Joaquín Reyes Cabrera, además de incluirse una sexta (“Caballito soñado”) con texto de Antonio Machado, y que pertenece a sus Canciones de Andalucía. Estas desenfadas pero muy cuidadas melodías siguen los modelos de la canción tradicional y se graban ahora por primera vez, por lo que su carácter de primicia y exclusividad las aporta un valor añadido. No así las dos únicas canciones de Ramón Medina Hidalgo elegidas por el tenor cordobés, Se peinaba la niña, sobre un poema de Pablo García Baena, y La adelfa, exaltada y apasionada recreación sonora de versos de Carlos Clementson. Como señalan las notas al disco, ambas ya contaban con el registro del tenor Juan Luque y el pianista Antonio López Serrano.

Íntimo y delicado, Pablo García-López revive el encanto de unas canciones cuya sencillez y directa expresión es transmitida por su voz de grato y ligero timbre a través de un canto noble y natural, que fluye ora espontáneo ora susurrante, preñado de delicadas inflexiones, realzando con elocuencia y sutileza (deliciosas sus medias voces en “Cantarcillo” o La adelfa) la prosodia de cada una de estas pequeñas joyas de nuestro repertorio. Su compañero de viaje, Aurelio Viribay, auténtico especialista como acompañante de cantantes, vuelve aquí a rescatar y situar estos pentagramas en el lugar que merecen, dotándolos en su plasmación pianística, revestida de una capacidad sugestiva y evocadora, de toques rutilantes y coloristas. Ambos intérpretes penetran en el sustrato expresivo de una música, nuestro patrimonio más melódico en definitiva, de la que esperamos sigan siendo embajadores comprometidos para reivindicarla y hacerla presente dignamente.