Rubén Amón
Del 17 al 28 de julio, el director granadino gobernará el foso de la Orquesta Sinfónica de Madrid para el estreno en España de Il Postino, del compositor mexicano Daniel Catán. Plácido Domingo, que iba a interpretar el rol de Pablo Neruda, se ha visto obligado a cancelar su participación en el proyecto por motivos de salud.
Cada vez que se estrena una ópera sobreviene no tanto la expectativa de la novedad como las dudas de su recorrido. Se trata de las primeras funciones y al mismo tiempo de las últimas. Sirvan como prueba los títulos estrenados en el Teatro Real que permanecen sepultados en los desvanes, aunque esta vez el coliseo madrileño aloja una ópera, Il Postino, que ha sobrevivido a su estreno mundial -Los Ángeles, 2010- y que ha sobrevivido a su propio autor, pues se da la circunstancia de que el compositor mexicano Daniel Catán murió hace dos años de un prosaico ataque al corazón mientras ultimaba la adaptación de Juan Nadie de Frank Capra.
Il Postino proviene también de una inspirada y laureada película de Michael Radford (1994), aunque el verdadero embrión del éxito cinematográfico al abrigo de una terna memorable -Noiret, Troisi, Cuccinotta- se remonta a la novela original de Antonio Skármeta. Que la concibió en 1985 sin imaginar entonces las extrapolaciones que iban a sucederse a propósito del lirismo, incluso del aforismo que vertebra el homenaje a Pablo Neruda: “La poesía no es de quien la escribe, sino de quien la necesita”.
Tres años de recorrido operístico jalonan la obra de Catán, aunque su repercusión internacional hubiera sido menos ambiciosa de no haber intervenido el apadrinamiento de Plácido Domingo, alter ego de Neruda en Il Postino y garante del testamento del compositor mexicano en el Teatro Châtelet parisino y en la Ópera de Viena.
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