El Festival Donizetti de Bérgamo siempre ofrece títulos poco frecuentes del compositor. Así, si el año pasado pudimos ver la primera ópera compuesta por Donizetti – Enrico di Borgogna – este año ha llegado el turno a la segunda, es decir a Pietro il Grande. Siempre es interesante conocer óperas prácticamente desparecidas de su autor, aunque la calidad musical entre estas primeras óperas y las del Donizetti de madurez sea muy grande.
Se cumplen este año los 200 del estreno de Pietro il Grande, que tuvo lugar también en Venecia en el Teatro San Samuele en el año 1819. Estamos hablando de una ópera bufa, que recuerda en su composición mucho a los trabajos de Rossini, que no hay que olvidar que era el compositor más que famoso en aquellos años.
Sobre la figura de Pedro el Grande, zar de Rusia, ha habido varias óperas que se han escrito a lo largo de la historia y todas han tenido que ver con el viaje de los zares a Lituania en busca de un posible pariente de la zarina, cuyo oficio era el de carpintero. Por no hacer la relación extensa, mencionaré una anterior, Pierre le Grand, de Gretry, y otra posterior, Zar und Zimmermann, de Albert Lortzing.
Si el año pasado la producción de Enrico di Borgogna se empeñó en convertir una comedia en un drama, este año la ópera bufa ha sido servida como tal de principio a fin. La producción, evidentemente, es nueva y de la Fondazione Teatro Donizetti de Bérgamo, y se debe a Marco Paciotti y Lorenzo Pasquali, apareciendo también en la regía Ondadurto Teatro. No pretende sino hacer pasar un buen rato y ponerse al servicio de la bufonería de la obra, ofreciendo un escenario a base de elementos móviles, que dan una gran agilidad a los cambios de escena, contando con un vestuario (K.B. Project) un tanto infantil y muy colorista, así como una estupenda iluminación de Marco Alba, con profusión de imágenes. La dirección de escena es buena, siempre al servicio de la ópera y no al revés y se ve con gusto. No es culpa de la producción que la obra pueda hacerse excesivamente larga.
La dirección musical estuvo encomendada a Rinaldo Alessandrini, director muy familiarizado con la ópera barroca. Aquí ha tenido una dirección adecuada, aunque he echado en falta algo más de ritmo e inspiración por su parte. No es esta ópera lo que podemos llamar una obra maestra y hace falta un plus por parte del director. A sus órdenes estuvo la Orquesta Gli Originali, que lo hizo bien, así como el Coro Donizetti Opera, que cumplió con su cometido en escena.
El reparto vocal no ofrecía nombres de relumbrón. Aunque el título de la ópera se refiere al Zar, los auténticos protagonistas son Carlo, el tenor, y Madama Fritz, la mezzo soprano. Tienen también importancia los dos bajos bufos, el Zar y el Magistrado, siendo menor el protagonismo del resto de personajes.
El Zar Pietro fue interpretado por el barítono Roberto de Candia, que mostró una voz bien timbrada y de no excesiva calidad. Cumple bien en escena y su actuación puede considerarse positiva.
Carlo, el carpintero, que será descubierto como hermano de la zarina Catalina, era el tenor Francisco Brito, que ofreció una voz de no mucha calidad, pero bien manejada, dejando una buena impresión-.
Lo mejor del reparto fue para mi gusto la actuación de la mezzo soprano Paola Gardina en la parte de Madama Fritz, la hostelera que recibe a los zares. La voz tiene calidad y canta siempre con gusto, adecuada al estilo rossiniano, en el que se mueve esta ópera.
El otro bufo, el Magistrado, era el barítono Marco Filippo Romano, que lo hizo bien, mejor casi escénica que vocalmente.
De menor importancia las intérpretes de los personajes de la joven Annetta y la zarina Caterina. La primera es el objeto de amoríos por parte de Carlo y todo terminará felizmente, aunque se descubre que es la hija de un enemigo del zar. Su intérprete fue la soprano rusa Nina Solodovnikova, que lo hizo bien, aunque me parece que tiene que madurar más. Correcta la zarina, que fue interpretada por Loriana Castellano.
En los personajes secundarios estaban Marcello Nardia como Hondedisky y Tommasso Barea en la parte de Firman.
El teatro ofrecía una ocupación algo superior al 90 % de su aforo, estando los mayores huecos en las localidades sin visibilidad. El público no mostró demasiado entusiasmo con la representación,
La ópera comenzó con 9 minutos de retraso y tuvo una duración d 3 horas y 10 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 40 minutos.
El precio de la localidad más cara costaba 85 euros, siendo el precio de la más barata con visibilidad plena de 50 euros.
José M. Irurzun