El compositor Ramón Humet (Barcelona, 1968) debuta en la ópera, con un texto inspirado en el Disco celeste de Nebra. Una pieza arqueológica construida en la Edad de Bronce y descubierta en 1999 en el monte Mittelberg, cerca de Nebra, situado en el Estado de Sajonia (Alemania). Supuestamente fabricado 1.800 años a. C., la UNESCO lo incluyó el pasado mes de junio en el Registro Mundial de la Memoria.
«Sky Disc» (Disco celeste), que se estrenará este miércoles en la Ópera de Halle (Alemania), cuenta con libreto de la británica -con residencia en Barcelona-, Rebecca Simpson, que fue el motor de este proyecto, según explica a ABC, Ramón Humet. «Ella hizo una investigación sobre el Disco celeste y propuso el proyecto a Halle [Ópera con la que ya había trabajado en ‘Juana’, con música de Enric Palomar, en 2005], donde le dieron libertad para elegir el compositor».
Libreto delicado e intimista
Simpson, que ya conocía la música de Humet, no lo dudó a la hora de llamar al compositor quien, tras leer alguno de los libretos anteriores de la escritora y actriz («Juana», sobre Juana la Loca; «Tales of Liberation», sobre la ocupación nazi en Dinamarca), se sumó al proyecto. «Rebecca tiene una manera de escribir delicada. Huye del morbo, que es muy habitual en la ópera, y va a lo más profundo de los personajes. Hace una aproximación intimista. Y eso me gusta. No quería hacer mi primera ópera sobre cualquier cosa», matiza el compositor.
«La ópera es un canto a la vida y al amor», explica Humet
Humet y Simpson han tejido alrededor de este Disco celeste –«un objeto del que se sienten muy orgullosos aquí y que está en el museo de Halle»–, una ópera-oratorio. «Son dos líneas que se interconectan. La parte dramática de la ópera, que se va entrelazando con la otra, es una representación en la Edad del Bronce de una hipótesis en la que al herrero se le acaba el oro para hacer las incrustaciones, que representan las estrellas, y eso interrumpe el trabajo. En ese momento vuelve una antigua amada, cargada de oro y otra sorpresa, pero al ser extranjera provoca el rechazo de los aldeanos», explica. El drama se resolverá de manera feliz. «Es el final de un viaje», indica Humet, que adelanta que no acabará de manera trágica, «como sucede en muchas óperas, sino que es un canto a la vida y al amor».
Ramón Humet
En cuanto al oratorio, este se desarrolla en la actualidad «desde el punto de vista arqueológico». El objeto visto hoy, y todo lo que representa «desde el punto de vista del conocimiento. Cada escena hace una reflexión filosófica e histórica sobre lo que va sucediendo». El oratorio representa el octavo personaje de la trama, el Disco celeste, al que pone voz el coro. «Es como una alegoría», indica el compositor catalán, cuyo trabajo ha sido reconocido con prestigiosos premios, como el Missiaen, concedido en 2007 y que supuso el encargo -a iniciativa de Kent Nagano- de la obra orquestal «Escenas de viento», que estrenó la Sinfónica de Montreal; y el de Composición Reina Sofía, en 2008, por la partitura «Escenas de pájaros».
Realismo mágico
El trabajo de Humet y Simpson ha ido casi en paralelo. Aunque la libretista le facilitó una copia del texto para crear la partitura, este se ha ido modificando para adaptarse a las necesidades de la música, y al contrario. «Trabajamos muy bien en equipo», asegura. También se muestra muy satisfecho con la colaboración que ha mantenido con el director de escena G. H. Seebach. «Tiene mucho prestigio y mucho carisma aunque no impone un criterio. He tenido suerte porque hemos sintonizado. Es un persona muy sensible que diseña un escenario en el que tiene mucho peso la iluminación, que funciona muy bien con ‘Sky Disc’. Seebach tiene un punto moderno pero al mismo tiempo mágico -indica-.
Con en gran parte de su obra, la naturaleza está muy presente en la partitura de Humet. «Hay una escena en el Mittelberg donde los personajes van a comprobar que el Disco celeste coinciden con el ángulo de la salida y la puesta de sol. Ese sueño que tienen allí los personajes lo ilustro con los sonidos del bosque».
La interpretación corre a cargo de la Orquesta y Coro del Teatro de Ópera de Halle, bajo la dirección musical de Andreas Henning. «Es una orquesta sinfónica a dos, donde el arpa tiene bastante presencia.Y cuenta con coro mixto».
Con un reparto de nueve voces solistas (G. Vogel, H. Kuhlmann, S. Maxheimer, M. Petrasovská, R. Sellier, U. Burdack, K-H. Park, J. Preubler, K. Sekigawa), asegura que la parte vocal, interpretada en inglés, alemán y catalán, «tiene dificultad en algunas partes pero aunque nunca simplifico procuro que la música sea amable, agradable para el intérprete. Aunque sea exigente no quiero que vaya en contra del cantante -subraya-. Tu puedes ir contra el instrumento físico, pero no contra la voz, pues el cantante solo tiene un instrumento toda la vida y no puedes forzarlo».