Raúl Angulo: «Veneno es de amor la envidia» o el poder destructivo de la pasión

El musicólogo e investigador Raúl Angulo, presidente de la Asociación Ars Hispana y uno de los más reputados especialistas de la vida y obra del compositor Sebastián Durón, expone en este artículo algunas claves y una hipótesis que arroja luz sobre Veneno es de amor la envidia, zarzuela que tendrá su estreno en tiempos actuales el sábado 2 de marzo (19:30) en el el madrileño Auditorio Nacional de Música, en una producción del Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música de la Universidad Autónoma de Madrid (CSIPM), como ya dimos a conocer en Opera World días antes. Sobre el autor de la música, Sebastián Durón, Angulo señala que «es un compositor fundamental en la historia de la música española» y del autor del libreto, Antonio de Zamora, añade que fue «uno de los más apreciados dramaturgos de la época, tanto en la corte como en los teatros públicos». Raúl Angulo es autor del libro La música escénica de Sebastián Durón, el más actualizado y exhaustivo estudio sobre la obra del gran compositor español del siglo XVIII, un gran volumen de más de 800 páginas que se ha convertido en el documento de referencia de la obra del autor de Brihuega. Raúl Angulo: «Veneno amor envidia»

Una página del manuscrito custodiado en la Biblioteca Nacional de España / Web: Biblioteca Nacional de España

Veneno es de amor la envidia o el poder destructivo de la pasión

Veneno es de amor la envidia pertenece al género de la zarzuela mitológica, género dramático que surgió en el siglo XVII como respuesta a las necesidades de propaganda y de ostentación que demandaba la corte de Madrid. A pesar de su carácter elitista, la zarzuela hunde sus raíces en las comedias que se representaban en los «corrales» o teatros públicos. Estas comedias se caracterizaban por estar escritas en versos polimétricos, por mezclar diferentes estilos y personajes, desde los más bajos hasta los más elevados, o por yuxtaponer pasajes serios con otros jocosos. Lo más destacable es que desobedecían el precepto clásico de las unidades de tiempo, lugar y acción, poniendo en escena una pluralidad de tramas que transcurrían en tiempos y lugares distintos.

En las comedias representadas en los teatros públicos la música se usaba de un modo limitado con el fin de apoyar la verosimilitud de la representación. En el teatro cortesano, sin embargo, la música alcanzó un gran protagonismo. La corte buscaba impresionar a súbditos y a embajadores extranjeros y, con este fin, se optó por representar argumentos mitológicos, muchos de ellos extraídos de las Metamorfosis de Ovidio. La presencia de dioses introducía lo maravilloso en escena, permitiendo a los ingenieros diseñar una escenografía espectacular, a los poetas imaginar argumentos que se saliesen de lo cotidiano y a los músicos componer una música seductora. Como peculiaridad hispana, fueron las actrices de las compañías de los teatros públicos las que cantaban en las zarzuelas mitológicas, incluso interpretando papeles masculinos. Las voces agudas femeninas se asociaban a lo ideal y transportaban a los espectadores al mundo lejano e irreal que se ponía en escena. Las voces graves masculinas cantaban papeles de ancianos, pues eran personajes que habían perdido la gracia de la juventud y no se movían ya por bellos sentimientos amorosos. Raúl Angulo: «Veneno amor envidia»

Detalle de la portada del libro «La música escénica de Sebastián Durón», escrito por Raúl Angulo.

La zarzuela Veneno es de amor la envidia es una de las obras escénicas más interesantes de Sebastián Durón (1660-1716), organista de la Real Capilla en tiempos de Carlos II y maestro de la misma al comienzo del reinado de Felipe V. El libretista fue Antonio de Zamora (1660-1727), uno de los dramaturgos más apreciados de la época tanto en la corte como en los teatros públicos. Seguidor de la tradición de Pedro Calderón de la Barca y de Francisco Bances Candamo, Zamora supo adaptarse, a su manera, a los nuevos géneros dramático-musicales procedentes de Italia, como bien se aprecia en Veneno es de amor la envidia. En esta zarzuela se observa una curiosa simbiosis entre el binomio recitativo-aria, procedente del dramma per musica italiano, y las tonadas heredadas del teatro musical hispano. 

De la música de esta zarzuela han llegado a nosotros dos fuentes: un elegante manuscrito, custodiado en la Biblioteca Nacional de España (MSS/19254), que presenta tanto la música como el texto hablado (algo excepcional), y una partitura, no tan elegante, que se conserva en Portugal y que posiblemente esté relacionada con representación de la obra en la corte lisboeta de João V. Del texto de la zarzuela se conservan cuatro fuentes distintas que apuntan a que Zamora – o quizá un editor – revisó el texto original, corrigiendo algunos versos que no tenían la medida debida y alterando algunos términos y expresiones. Uno de los libretos se cambió hacia 1730-1740 con el propósito de que se le pusiera nueva música. 

Raúl Angulo, musicólogo e investigador, presidente de Ars Hispana / Foto: Cortesía de R. Angulo

Sabemos que Veneno es de amor la envidia se representó con gran éxito en el Corral de la Cruz entre el 22 de enero y el 6 de febrero de 1711. Sin embargo, estas representaciones no deben tomarse como el estreno de la zarzuela, como se ha venido haciendo hasta ahora. El hecho de que Durón estuviese exiliado en Francia desde agosto de 1706 y la ausencia de pagos tanto al libretista como al compositor en las cuentas de los corrales correspondientes al año 1711 indican que la zarzuela no era nueva, sino que era una obra que ya se había representado previamente, posiblemente en un contexto cortesano. Este es el caso de otras zarzuelas representadas en los teatros públicos durante esos años, como Acis y Galatea (representada en la corte en 1708 y en los corrales en 1710) o Hasta lo insensible adora (representada en la corte en 1704 y en los corrales en 1713). Proponemos la hipótesis de que Veneno es de amor la envidia se representó por primera vez en septiembre de 1705 con el propósito de celebrar el cumpleaños de la reina María Luisa Gabriela de Saboya. Una de las razones que tenemos para sostener esta hipótesis es que Durón compuso para el cumpleaños de la reina del año 1704 otra zarzuela, titulada Hasta lo insensible adora y con libreto de José de Cañizares, cuyo argumento exhibe una gran similitud con el de Veneno es de amor la envidia, pues ambas zarzuelas ponen en escena las consecuencias destructivas de los celos. Otra de las razones es que las zarzuelas que compuso Durón a comienzos del siglo XVIII y que están destinadas al rey Felipe V exhiben una temática bélica que está ausente tanto en Hasta lo insensible adora como en Veneno es de amor la envidia. La temática bélica de zarzuelas como Las nuevas armas de Amor (ca. 1702-1703), Apolo y Dafne (ca. 1705) y Coronis (ca. 1705) se explica bien dentro del contexto de la Guerra de Sucesión que azotaba entonces a Europa. En estas obras se pone en escena la lucha de dos dioses olímpicos por convertirse en dios tutelar de una región, metáfora de la lucha entre Felipe de Anjou y Carlos de Austria por hacerse con la Monarquía Hispánica. Así pues, mientras que las zarzuelas destinadas al rey manifestaban la confianza en su victoria final, las zarzuelas destinadas a la reina mostraban los peligros que podrían tener para la vida cortesana el descontrol de las propias pasiones. 

Cartel promocional de la nueva producción de «Veneno es de amor la envidia»

Así, en la zarzuela Veneno es de amor la envidia asistimos a la puesta en escena de dos acciones diversas, aunque entrelazadas entre sí por compartir los mismos personajes. La acción principal se centra en los amores de la pastora Escila y el príncipe Glauco. Este último ha adoptado el modo de vida de un pescador para vivir en el mismo entorno rústico que su amada. Los amores de Escila y Glauco se ven truncados por la pasión de amor y celos de la semidiosa Circe. Enamorada de Glauco, Circe aplica sus artes mágicas contra la inocente Escila, que acaba convertida en un horrible monstruo marino. La trama secundaria de la zarzuela se centra en la figura del noble Anteo, que naufraga mientras se dirige a Delfos en busca de una dama cuyo retrato porta y a la que Glauco toma celosamente por Escila debido a los engaños mágicos de Circe. En contraste con otras zarzuelas mitológicas, los dioses olímpicos apenas tienen protagonismo en Veneno es de amor la envidia. El único dios que interviene es Apolo y su importancia resulta secundaria en comparación con otros personajes, desempeñando el papel de contención de las acciones destructivas que inicia su hija Circe. Otro elemento a destacar es que Zamora evitó el convencional final feliz que era característico del género de la zarzuela. Veneno es de amor la envidia termina con el desgarrador lamento de Escila: no solo Glauco pierde a su amada para siempre, sino que ni Anteo ni Circe logran satisfacer sus propósitos amorosos. En realidad, toda la sociedad rústica, antes feliz, ha quedado dolorosamente herida. 

Los dos personajes más destacados de la zarzuela son los de Circe y Escila. La maga Circe es el personaje más complejo y el que cuenta con las intervenciones musicales más exigentes. Posiblemente en el estreno de la zarzuela el papel lo desempeñó la actriz-cantante Teresa de Robles, que en 1704 había encarnado un personaje similar, el de la celosa Clicie en Hasta lo insensible adora. Zamora caracterizó a Circe mezclando personajes que eran habituales en el teatro del siglo XVII, como son los de maga, mujer selvática, mujer seductora y monstruo. Circe se presenta como un personaje que actúa al margen de la sociedad que le rodea y que antepone sus propios intereses y pasiones a las normas sociales. De ahí deriva su peligroso potencial destructivo. El otro personaje principal de Veneno es de amor la envidia es Escila. Posiblemente en el estreno de la zarzuela lo representó María de Navas, primera actriz de las compañías que también cantaba. María de Navas destacaba más por su belleza y por su actuación que por sus habilidades canoras, de ahí que sus intervenciones musicales sean menos exigentes que las de Circe. El personaje de Escila está caracterizado de acuerdo a las convenciones de la literatura pastoril: es una bella joven sin dobleces que está profundamente enamorada de Glauco. Antes de convertirse en monstruo marino, sus intervenciones musicales son dulces canciones de amor o tristes lamentos por la ausencia del amado. Se advierte, por tanto, una fuerte oposición entre la música asociada a la pastora Escila y la música que caracteriza a la maga Circe. Mientras que la música de Escila es dulce y sencilla, de carácter amable o melancólico, la música de Circe es agitada y llena de contrastes bruscos, expresiva de pasiones violentas y opuestas. Incluso convertida en monstruo, Escila no da rienda suelta a sus pasiones coléricas, sino que opta por manifestar tranquilamente su dolor en la excelente aria-lamento «Ondas, riscos, peces, mares». Raúl Angulo: «Veneno amor envidia»

Raúl Angulo
 Ars Hispana