Ray Chen: dorados esplendores

Ray Chen
Ray Chen

Bajo el título The Golden Age, el violinista taiwanés Ray Chen rinde un particular homenaje en el sello Decca a dos míticos solistas del violín en el pasado: Fritz Kreisler y Jascha Heifetz. De esta forma, el repertorio seleccionado en este trabajo discográfico grabado en 2017 entre Londres y Berlín, lo integran diversas piezas muy diferentes entre sí que han ayudado de alguna forma a consolidar una edad dorada para el instrumento de cuerda. En su concepción de lo que significa la era Internet en cuanto al fenómeno de la aleatoria y dispersa escucha musical, Chen (enormemente activo en redes sociales) pretende hacer algo parecido, y rodea su interpretación del Concierto para violín nº 1 de Max Bruch de pequeñas piezas en las que se acompaña como en una reunión de buenos amigos tanto del conjunto de cámara Made in Berlin como del pianista Julien Quentin, dotando al compacto de una irresistible variedad de estilos interpretativos.

Chen cede su protagonismo solista uniéndose al cuarteto Made in Berlin en tres piezas. Siempre en arreglo de uno de sus integrantes, el violinista Stephan Koncz, se incluyen dos piezas de Satie y Debussy. Del primero, una particular versión improvisatoria titulada A new Satiesfaction de la Gymnopédie nº 1 con leve alusión al Guillermo Tell rossiniano. De Debussy, el cuarteto nos ofrece el “Claro de luna” de la Suite Bergamasque. Arreglos con los que las piezas originales adquieren nuevos prismas sonoros, tamizados por las cuerdas de este sensacional grupo de cámara cuyos miembros tocan en la Filarmónica de Berlín y con los que Chen colabora regularmente.

Los propios Kreisler y Heifetz son también protagonistas de la música compendiada en el álbum. Del primero como compositor se incluyen dos breves y salonísticas piezas, la ligera Syncopation y la célebre Schön Rosmarin, que le sirven al violinista taiwanés para lucir el luminoso timbre y la exquisita afinación de su Joseph Joachim de 1715. Como arreglista, Kreisler nos aparece en Lotus Land, una pieza de carácter exótico del inglés Cyrill Scout. Heifetz, por su parte, ofrece sus arreglos a la canción Estrellita del mexicano Manuel Ponce, y es autor de la sinuosa transposición del “Summertime” de la ópera Porgy and Bess de Gershwin. 

Bien sabe Chen que la joya de la corona del disco es el concierto de Bruch, y para él destina sus mejores cartas interpretativas, ofreciéndonos una elocuente y digna versión con un impecable discurso en el que hay muy buen fraseo así como un ensoñador halo lírico, con un Adagio de gran finura y calidez sonora. Le secundan correctamente la London Philarmonic a las órdenes de Robert Trevino, quienes se prestan al servicio del violinista en una lectura equilibrada y desprovista de vigorosos excesos. Como colofón, un entusiasta guiño a la formación australiana de Ray Chen: el arreglo de Koncz de Waltzing Matilda, un tema tradicional e himno no oficial de Australia, que Made in Berlin convierte en una lúdica pirueta virtuosística. Sólo nos resta decir que pasen y vean cómo Ray Chen y sus amigos reviven esplendores pasados y nos introducen de lleno con este disco en una era dorada para el violín.

Germán García Tomás