Crítica: Dessoff Choirs celebra su centenario con el «Requiem» de Verdi en Nueva York

Por Carlos J. López Rayward

Con motivo de su centenario, The Dessoff Choirs ofreció un importante concierto en la Trinity Church de Nueva York, combinando el estreno mundial de It’s a journey de Tania León con una vibrante interpretación del Requiem de Giuseppe Verdi.

Fundado en 1924 por la directora de coro austriaca Margarete Dessoff, The Dessoff Choirs se ha consolidado como una de las instituciones corales más destacadas de la ciudad de los rascacielos, reconocida por su compromiso con la excelencia musical, la innovación y la interpretación de obras tanto de repertorio como contemporáneas. A lo largo de su historia, ha colaborado con la Filarmónica de Nueva York, la Orquesta de St. Luke’s y otras entidades emblemáticas, convirtiéndose en un referente fundamental de la vida musical neoyorquina.

Malcolm J. Merriweather en la Trinity Church. CREDIT: José A. Alvarado Jr.
Malcolm J. Merriweather en la Trinity Church. CREDIT: José A. Alvarado Jr.

La celebración del centenario reunió a varias de las principales agrupaciones corales de la ciudad —Trinity Choir, Downtown Voices y NOVUS— bajo la sensible dirección de Malcolm J. Merriweather, nominado al Grammy y actual director del New York Philharmonic Chorus.

La noche se abrió con It’s a journey, una obra encargo de The Dessoff Choirs a la compositora Tania León, quien, sentada entre el público, vivió con emoción y orgullo su estreno. La pieza, con textos de Nikki Giovanni, comienza en un tono introspectivo, casi meditativo, para luego abrirse a pasajes sombríos de una belleza desolada y un optimismo desnudo. La dirección de Merriweather resultó amable, generosa, dejando espacio para que el nutrido coro se explayara con vigor.

El plato fuerte de la noche fue, sin duda, el Requiem verdiano, cuya interpretación se benefició del empuje colectivo de los conjuntos corales y de un cuarteto solista de verdadero lujo. Aunque la orquesta mostró en ocasiones más entusiasmo que precisión y echamos en falta algo más de empaque y quietud, la lectura de Merriweather fue siempre ordenada, honesta y profesional, sensible a las exigencias dramáticas de la partitura y atenta a los cantantes.

Angela Meade en la Trinity Church. CREDIT: José A. Alvarado Jr.
Angela Meade en la Trinity Church. CREDIT: José A. Alvarado Jr.

El bajo-barítono Kevin Short, de timbre oscuro y vibrato carnoso, estuvo algo apurado en la zona aguda, pero convenciente en su Mors stupebit, con un fraseo viril y sentido. La mezzo J’Nai Bridges, con un timbre de extraordinaria belleza y una línea de canto cuidada y refinada, deslumbró en su Liber scriptus, destacando por un dramatismo electrizante en el Nil inultum remanebit. El tenor Won Whi Choi, en muy buena forma vocal, ofreció un Quid sum miser lleno de intención, para luego lanzarse con un imponente Rex Tremendae que convenció a los asistentes en la Trinity Church, ya resignados a la sempiterna sequía de buenos tenores.

Uno de los momentos culminantes de la noche fue el maravilloso Recordare, donde J´Nai Bridges y Angela Meade combinaron sus voces en una plegaria de conmovedora belleza, sostenidas por un Merriweather atento e inteligente. El Ingemisco de Choi fue menos cómodo, pero valiente y entregado. Le siguió un Confutatis con Short en su zona de mayor lucimiento, de timbre viril y noble. El Lacrimosa, algo irregular, dio paso a un Libera me final sencillamente apabullante por parte de Meade: poderosa, expresiva, artísticamente generosa, capaz de arrastrar a coro y orquesta con su inspiración. A pesar de pequeños signos de fatiga, su voz sigue siendo un verdadero portento, un regalo que la audiencia supo premiar braveándola a placer.

Angela Meade, J’Nai Bridges, Malcolm J. Merriweather, Won Whi Choi y Kevin Short en la Trinity Church. CREDIT: José A. Alvarado Jr.
Angela Meade, J’Nai Bridges, Malcolm J. Merriweather, Won Whi Choi y Kevin Short en la Trinity Church. CREDIT: José A. Alvarado Jr.

La suma de los coros —Dessoff, NOVUS, Trinity y Downtown— logró un empaste sorprendentemente uniforme, merced al pulso firme de Merriweather, que supo sacar el mejor partido de la multiplicidad de fuerzas. El resultado fue una versión relevante, conmovedora y honesta del Requiem, que el público celebró con emoción y gratitud. Una noche memorable de música sacra en el corazón del antiguo Nueva York.

OW


Trinity Church de Nueva York, a 24 de octubre de 2024. Messa da Requiem de Giuseppe Verdi.

Dirección Musical: Malcolm J. Merriweather. Orquesta y coro NOVUS, Trinity Choir, Downtown Voices, y Dessoff Choirs. Solistas: Angela Meade, soprano; J’Nai Bridges, mezzo-soprano; Won Whi Choi, tenor; Kevin Short, bajo-baritono.