El triunfo del bel canto
Que la ópera está concebida para ser representada en obvio, sin embargo, con el paso del tiempo, algunas óperas , por su estatismo o por la simpleza de su acción o por las dificultades escénicas de puede conllevar, hacen inevitable presentarlas en los teatros en versión de concierto, sin que por ello disminuya lo más mínimo la emoción que la partitura transmite.
Roberto Devereux de Donizetti entre en los dos primeros supuestos, y raro es el teatro que la escenifica. La ópera de Tenerife ha optado por esta solución, que al abaratar costes de producción, permite la presencia de grandes voces.
El éxito ha sido apoteósico. Muchos números fueron aplaudidos y al final se desató el entusiasmo del público puesto en pié aplaudiendo y gritando bravos. No era para menos.
El protagonista Celso Albelo es ese grandísimo tenor que hace vibrar a los espectadores. Es cierto que no empezó del todo bien afectado por una dolencia de garganta, sin embargo su aria y cabaleta del inicio del tercer acto fue arrebatadora con una voz afinada, maravillosamente proyectada, hermosísimo timebre, uso de reguladores, pianos asombrosos… Allí estaba Celso Albelo con toda su artillería genial.
Yolanda Auyanet, verdadera protagonista de la ópera, se elevó a niveles artísticos excelsos. Esta soprano canaria está en la plenitud de su carrera y su presencia en los teatros y auditorios siempre supone un rotundo éxito. La belleza de su voz, unida a una expresividad fuera de lo común, una perfecta dicción, uso de reguladores maravilloso, unos pianos exquisitos provocaron el delirio de la audiencia.
El barítono italiano Damiano Salerno lució una voz impecable, fraseando perfectamente y con una acentuación magnífica. Silvia Tro fue una Duquesa de voz bellísima y delicada manejada con inteligencia y sentido.
Junto a ellos cabe destacar al coprimario Badel Albelo. El resto cumplió en sus particelas.
El coro de la ópera de Tenerife estuvo sobresaliente. Mejor ellos que ellas. La magnífica Orquesta Sinfónica de Tenerife lució un sonido espectacular y los solos de alguno de sus profesores fueron de verdaderos listas de empaque. Todos bajo la inspirada e impecable dirección del maestro Evelino Pidó, especialista en bel canto.
Concierto para el recuerdo.
El triunfo del bel canto
Que la ópera está concebida para ser representada en obvio, sin embargo, con el paso del tiempo, algunas óperas , por su estatismo o por la simpleza de su acción o por las dificultades escénicas de puede conllevar, hacen inevitable presentarlas en los teatros en versión de concierto, sin que por ello disminuya lo más mínimo la emoción que la partitura transmite.
Roberto Devereux de Donizetti entre en los dos primeros supuestos, y raro es el teatro que la escenifica. La ópera de Tenerife ha optado por esta solución, que al abaratar costes de producción, permite la presencia de grandes voces.
El éxito ha sido apoteósico. Muchos números fueron aplaudidos y al final se desató el entusiasmo del público puesto en pié aplaudiendo y gritando bravos. No era para menos.
El protagonista Celso Albelo es ese grandísimo tenor que hace vibrar a los espectadores. Es cierto que no empezó del todo bien afectado por una dolencia de garganta, sin embargo su aria y cabaleta del inicio del tercer acto fue arrebatadora con una voz afinada, maravillosamente proyectada, hermosísimo timebre, uso de reguladores, pianos asombrosos… Allí estaba Celso Albelo con toda su artillería genial.
Yolanda Auyanet, verdadera protagonista de la ópera, se elevó a niveles artísticos excelsos. Esta soprano canaria está en la plenitud de su carrera y su presencia en los teatros y auditorios siempre supone un rotundo éxito. La belleza de su voz, unida a una expresividad fuera de lo común, una perfecta dicción, uso de reguladores maravilloso, unos pianos exquisitos provocaron el delirio de la audiencia.
El barítono italiano Damiano Salerno lució una voz impecable, fraseando perfectamente y con una acentuación magnífica. Silvia Tro fue una Duquesa de voz bellísima y delicada manejada con inteligencia y sentido.
Junto a ellos cabe destacar al coprimario Badel Albelo. El resto cumplió en sus particelas.
El coro de la ópera de Tenerife estuvo sobresaliente. Mejor ellos que ellas. La magnífica Orquesta Sinfónica de Tenerife lució un sonido espectacular y los solos de alguno de sus profesores fueron de verdaderos listas de empaque. Todos bajo la inspirada e impecable dirección del maestro Evelino Pidó, especialista en bel canto.
Concierto para el recuerdo.
Francisco García-Rosado
El triunfo del bel canto
Que la ópera está concebida para ser representada en obvio, sin embargo, con el paso del tiempo, algunas óperas , por su estatismo o por la simpleza de su acción o por las dificultades escénicas de puede conllevar, hacen inevitable presentarlas en los teatros en versión de concierto, sin que por ello disminuya lo más mínimo la emoción que la partitura transmite.
Roberto Devereux de Donizetti entre en los dos primeros supuestos, y raro es el teatro que la escenifica. La ópera de Tenerife ha optado por esta solución, que al abaratar costes de producción, permite la presencia de grandes voces.
El éxito ha sido apoteósico. Muchos números fueron aplaudidos y al final se desató el entusiasmo del público puesto en pié aplaudiendo y gritando bravos. No era para menos.
El protagonista Celso Albelo es ese grandísimo tenor que hace vibrar a los espectadores. Es cierto que no empezó del todo bien afectado por una dolencia de garganta, sin embargo su aria y cabaleta del inicio del tercer acto fue arrebatadora con una voz afinada, maravillosamente proyectada, hermosísimo timebre, uso de reguladores, pianos asombrosos… Allí estaba Celso Albelo con toda su artillería genial.
Yolanda Auyanet, verdadera protagonista de la ópera, se elevó a niveles artísticos excelsos. Esta soprano canaria está en la plenitud de su carrera y su presencia en los teatros y auditorios siempre supone un rotundo éxito. La belleza de su voz, unida a una expresividad fuera de lo común, una perfecta dicción, uso de reguladores maravilloso, unos pianos exquisitos provocaron el delirio de la audiencia.
El barítono italiano Damiano Salerno lució una voz impecable, fraseando perfectamente y con una acentuación magnífica. Silvia Tro fue una Duquesa de voz bellísima y delicada manejada con inteligencia y sentido.
Junto a ellos cabe destacar al coprimario Badel Albelo. El resto cumplió en sus particelas.
El coro de la ópera de Tenerife estuvo sobresaliente. Mejor ellos que ellas. La magnífica Orquesta Sinfónica de Tenerife lució un sonido espectacular y los solos de alguno de sus profesores fueron de verdaderos listas de empaque. Todos bajo la inspirada e impecable dirección del maestro Evelino Pidó, especialista en bel canto.
Concierto para el recuerdo.
Francisco García-Rosado
El triunfo del bel canto
Que la ópera está concebida para ser representada en obvio, sin embargo, con el paso del tiempo, algunas óperas , por su estatismo o por la simpleza de su acción o por las dificultades escénicas de puede conllevar, hacen inevitable presentarlas en los teatros en versión de concierto, sin que por ello disminuya lo más mínimo la emoción que la partitura transmite.
Roberto Devereux de Donizetti entre en los dos primeros supuestos, y raro es el teatro que la escenifica. La ópera de Tenerife ha optado por esta solución, que al abaratar costes de producción, permite la presencia de grandes voces.
El éxito ha sido apoteósico. Muchos números fueron aplaudidos y al final se desató el entusiasmo del público puesto en pié aplaudiendo y gritando bravos. No era para menos.
El protagonista Celso Albelo es ese grandísimo tenor que hace vibrar a los espectadores. Es cierto que no empezó del todo bien afectado por una dolencia de garganta, sin embargo su aria y cabaleta del inicio del tercer acto fue arrebatadora con una voz afinada, maravillosamente proyectada, hermosísimo timebre, uso de reguladores, pianos asombrosos… Allí estaba Celso Albelo con toda su artillería genial.
Yolanda Auyanet, verdadera protagonista de la ópera, se elevó a niveles artísticos excelsos. Esta soprano canaria está en la plenitud de su carrera y su presencia en los teatros y auditorios siempre supone un rotundo éxito. La belleza de su voz, unida a una expresividad fuera de lo común, una perfecta dicción, uso de reguladores maravilloso, unos pianos exquisitos provocaron el delirio de la audiencia.
El barítono italiano Damiano Salerno lució una voz impecable, fraseando perfectamente y con una acentuación magnífica. Silvia Tro fue una Duquesa de voz bellísima y delicada manejada con inteligencia y sentido.
Junto a ellos cabe destacar al coprimario Badel Albelo. El resto cumplió en sus particelas.
El coro de la ópera de Tenerife estuvo sobresaliente. Mejor ellos que ellas. La magnífica Orquesta Sinfónica de Tenerife lució un sonido espectacular y los solos de alguno de sus profesores fueron de verdaderos listas de empaque. Todos bajo la inspirada e impecable dirección del maestro Evelino Pidó, especialista en bel canto.
Concierto para el recuerdo.
Francisco García-Rosado
El triunfo del bel canto
Que la ópera está concebida para ser representada en obvio, sin embargo, con el paso del tiempo, algunas óperas , por su estatismo o por la simpleza de su acción o por las dificultades escénicas de puede conllevar, hacen inevitable presentarlas en los teatros en versión de concierto, sin que por ello disminuya lo más mínimo la emoción que la partitura transmite.
Roberto Devereux de Donizetti entre en los dos primeros supuestos, y raro es el teatro que la escenifica. La ópera de Tenerife ha optado por esta solución, que al abaratar costes de producción, permite la presencia de grandes voces.
El éxito ha sido apoteósico. Muchos números fueron aplaudidos y al final se desató el entusiasmo del público puesto en pié aplaudiendo y gritando bravos. No era para menos.
El protagonista Celso Albelo es ese grandísimo tenor que hace vibrar a los espectadores. Es cierto que no empezó del todo bien afectado por una dolencia de garganta, sin embargo su aria y cabaleta del inicio del tercer acto fue arrebatadora con una voz afinada, maravillosamente proyectada, hermosísimo timebre, uso de reguladores, pianos asombrosos… Allí estaba Celso Albelo con toda su artillería genial.
Yolanda Auyanet, verdadera protagonista de la ópera, se elevó a niveles artísticos excelsos. Esta soprano canaria está en la plenitud de su carrera y su presencia en los teatros y auditorios siempre supone un rotundo éxito. La belleza de su voz, unida a una expresividad fuera de lo común, una perfecta dicción, uso de reguladores maravilloso, unos pianos exquisitos provocaron el delirio de la audiencia.
El barítono italiano Damiano Salerno lució una voz impecable, fraseando perfectamente y con una acentuación magnífica. Silvia Tro fue una Duquesa de voz bellísima y delicada manejada con inteligencia y sentido.
Junto a ellos cabe destacar al coprimario Badel Albelo. El resto cumplió en sus particelas.
El coro de la ópera de Tenerife estuvo sobresaliente. Mejor ellos que ellas. La magnífica Orquesta Sinfónica de Tenerife lució un sonido espectacular y los solos de alguno de sus profesores fueron de verdaderos listas de empaque. Todos bajo la inspirada e impecable dirección del maestro Evelino Pidó, especialista en bel canto.
Concierto para el recuerdo.
Francisco García-Rosado
El triunfo del bel canto
Que la ópera está concebida para ser representada en obvio, sin embargo, con el paso del tiempo, algunas óperas , por su estatismo o por la simpleza de su acción o por las dificultades escénicas de puede conllevar, hacen inevitable presentarlas en los teatros en versión de concierto, sin que por ello disminuya lo más mínimo la emoción que la partitura transmite.
Roberto Devereux de Donizetti entre en los dos primeros supuestos, y raro es el teatro que la escenifica. La ópera de Tenerife ha optado por esta solución, que al abaratar costes de producción, permite la presencia de grandes voces.
El éxito ha sido apoteósico. Muchos números fueron aplaudidos y al final se desató el entusiasmo del público puesto en pié aplaudiendo y gritando bravos. No era para menos.
El protagonista Celso Albelo es ese grandísimo tenor que hace vibrar a los espectadores. Es cierto que no empezó del todo bien afectado por una dolencia de garganta, sin embargo su aria y cabaleta del inicio del tercer acto fue arrebatadora con una voz afinada, maravillosamente proyectada, hermosísimo timebre, uso de reguladores, pianos asombrosos… Allí estaba Celso Albelo con toda su artillería genial.
Yolanda Auyanet, verdadera protagonista de la ópera, se elevó a niveles artísticos excelsos. Esta soprano canaria está en la plenitud de su carrera y su presencia en los teatros y auditorios siempre supone un rotundo éxito. La belleza de su voz, unida a una expresividad fuera de lo común, una perfecta dicción, uso de reguladores maravilloso, unos pianos exquisitos provocaron el delirio de la audiencia.
El barítono italiano Damiano Salerno lució una voz impecable, fraseando perfectamente y con una acentuación magnífica. Silvia Tro fue una Duquesa de voz bellísima y delicada manejada con inteligencia y sentido.
Junto a ellos cabe destacar al coprimario Badel Albelo. El resto cumplió en sus particelas.
El coro de la ópera de Tenerife estuvo sobresaliente. Mejor ellos que ellas. La magnífica Orquesta Sinfónica de Tenerife lució un sonido espectacular y los solos de alguno de sus profesores fueron de verdaderos listas de empaque. Todos bajo la inspirada e impecable dirección del maestro Evelino Pidó, especialista en bel canto.
Concierto para el recuerdo.
Francisco García-Rosado
El triunfo del bel canto
Que la ópera está concebida para ser representada en obvio, sin embargo, con el paso del tiempo, algunas óperas , por su estatismo o por la simpleza de su acción o por las dificultades escénicas de puede conllevar, hacen inevitable presentarlas en los teatros en versión de concierto, sin que por ello disminuya lo más mínimo la emoción que la partitura transmite.
Roberto Devereux de Donizetti entre en los dos primeros supuestos, y raro es el teatro que la escenifica. La ópera de Tenerife ha optado por esta solución, que al abaratar costes de producción, permite la presencia de grandes voces.
El éxito ha sido apoteósico. Muchos números fueron aplaudidos y al final se desató el entusiasmo del público puesto en pié aplaudiendo y gritando bravos. No era para menos.
El protagonista Celso Albelo es ese grandísimo tenor que hace vibrar a los espectadores. Es cierto que no empezó del todo bien afectado por una dolencia de garganta, sin embargo su aria y cabaleta del inicio del tercer acto fue arrebatadora con una voz afinada, maravillosamente proyectada, hermosísimo timebre, uso de reguladores, pianos asombrosos… Allí estaba Celso Albelo con toda su artillería genial.
Yolanda Auyanet, verdadera protagonista de la ópera, se elevó a niveles artísticos excelsos. Esta soprano canaria está en la plenitud de su carrera y su presencia en los teatros y auditorios siempre supone un rotundo éxito. La belleza de su voz, unida a una expresividad fuera de lo común, una perfecta dicción, uso de reguladores maravilloso, unos pianos exquisitos provocaron el delirio de la audiencia.
El barítono italiano Damiano Salerno lució una voz impecable, fraseando perfectamente y con una acentuación magnífica. Silvia Tro fue una Duquesa de voz bellísima y delicada manejada con inteligencia y sentido.
Junto a ellos cabe destacar al coprimario Badel Albelo. El resto cumplió en sus particelas.
El coro de la ópera de Tenerife estuvo sobresaliente. Mejor ellos que ellas. La magnífica Orquesta Sinfónica de Tenerife lució un sonido espectacular y los solos de alguno de sus profesores fueron de verdaderos listas de empaque. Todos bajo la inspirada e impecable dirección del maestro Evelino Pidó, especialista en bel canto.
Concierto para el recuerdo.
Francisco García-Rosado
El triunfo del bel canto
Que la ópera está concebida para ser representada en obvio, sin embargo, con el paso del tiempo, algunas óperas , por su estatismo o por la simpleza de su acción o por las dificultades escénicas de puede conllevar, hacen inevitable presentarlas en los teatros en versión de concierto, sin que por ello disminuya lo más mínimo la emoción que la partitura transmite.
Roberto Devereux de Donizetti entre en los dos primeros supuestos, y raro es el teatro que la escenifica. La ópera de Tenerife ha optado por esta solución, que al abaratar costes de producción, permite la presencia de grandes voces.
El éxito ha sido apoteósico. Muchos números fueron aplaudidos y al final se desató el entusiasmo del público puesto en pié aplaudiendo y gritando bravos. No era para menos.
El protagonista Celso Albelo es ese grandísimo tenor que hace vibrar a los espectadores. Es cierto que no empezó del todo bien afectado por una dolencia de garganta, sin embargo su aria y cabaleta del inicio del tercer acto fue arrebatadora con una voz afinada, maravillosamente proyectada, hermosísimo timebre, uso de reguladores, pianos asombrosos… Allí estaba Celso Albelo con toda su artillería genial.
Yolanda Auyanet, verdadera protagonista de la ópera, se elevó a niveles artísticos excelsos. Esta soprano canaria está en la plenitud de su carrera y su presencia en los teatros y auditorios siempre supone un rotundo éxito. La belleza de su voz, unida a una expresividad fuera de lo común, una perfecta dicción, uso de reguladores maravilloso, unos pianos exquisitos provocaron el delirio de la audiencia.
El barítono italiano Damiano Salerno lució una voz impecable, fraseando perfectamente y con una acentuación magnífica. Silvia Tro fue una Duquesa de voz bellísima y delicada manejada con inteligencia y sentido.
Junto a ellos cabe destacar al coprimario Badel Albelo. El resto cumplió en sus particelas.
El coro de la ópera de Tenerife estuvo sobresaliente. Mejor ellos que ellas. La magnífica Orquesta Sinfónica de Tenerife lució un sonido espectacular y los solos de alguno de sus profesores fueron de verdaderos listas de empaque. Todos bajo la inspirada e impecable dirección del maestro Evelino Pidó, especialista en bel canto.
Concierto para el recuerdo.
Francisco García-Rosado