
Se llenó por completo el Teatro de la Zarzuela en el Concierto de Navidad que ofreció el sábado día 28 de diciembre. Y el público, bastante variopinto, salió muy satisfecho de lo que se ofreció sobre el escenario del teatro. Dos cantantes con buena carrera, con un suficiente prestigio: la soprano Rocío Ignacio y el tenor Jorge de León. El coro que con tanto acierto dirige Antonio Fauró y la orquesta, esta vez en el escenario bajo la dirección de Óliver Díaz, como siempre muy seguro y solvente en su tarea. En el programa obras de Pablo Luna, Amadeo Vives, Manuel Fernández Caballero, Jacinto Guerrero, Manuel Penella, G. Gershwin, Andrew Lloyd Webber, Franz Léhar, Leonard Bernstein y Claude Michel Schönberg. Teatro lleno, ya lo hemos escrito, y público entusiasta y entregado.
Tengo muchas dudas sobre la idoneidad del programa ofrecido. Mi opinión particular es que en el Teatro de la Zarzuela tendría que haber primado nuestro género sobre cualquier otro. Y con títulos importantes, como ocurre con la excelente programación habitual del teatro. Pero tengo la impresión de que se desaprovechó una oportunidad de ofrecer momentos muy brillantes de nuestro género lírico. Bien está que aparezcan nombres como Luna y Guerrero que son muy populares, aunque no alcancen la alta calidad de otros autores. Muy bien la presencia de Vives, Fernández Caballero y Manuel Penella. Pero eché de menos más Vives, a Chapí, a Barbieri, a Sorozábal, a Guridi, a tantos y tantos que han escrito páginas de verdadero rango, a tantos otros que han contribuído a engrandecer la zarzuela y que, además, gozan bastante del fervor popular. Muy acertado el comienzo con el preludio del Niño Judío, de Luna que es en realidad el mismo tema de la Canción española. Lo mismo puedo decir del bello intermedio de La Pícara Molinera, también de Luna de la que también se ofreció el Brindis que tiene tantas connotaciones asturianas. Pero me pregunto ¿no hubiera sido acertado incluir alguna romanza, como la bellísima Paxarin tú que vuelas? . De Vives pudimos escuchar el estupendo coro de los románticos de Doña Francisquita. De Guerrero dos momentos del Huésped del Sevillano, inspirados y sencillos en su estructura. De Fernández Caballero la bonita romanza Yo quiero a un hombre, de su zarzuelita El Cabo Primero. Pero ¿no hubiera estado bonito escuchar alguna jota, tan hermosas, tan vibrantes, en las que late la pasión de lo puramente español? Y del valenciano Manuel Penella el dúo entre Soleá y Rafael de su ópera El Gato Montés, dúo muy bonito y bien acabado donde también se escuchan los sones del famoso pasodoble.
Segunda parte con referencias americanas y vienesas sobre todo en las músicas del austrohúngaro Franz Léhar y los americanos George Gershwin y Leonard Bernstein. Música muy bonita y asequible, de alta calidad como en la obra de Bernstein y que se vió complementada por la presencia del francés Claude Michel Schönberg y del inglés Andrew Lloyd Webber. Una segunda parte sin duda atractiva con referencias a la opereta y a los musicales, pero donde también hubiera estado interesante programar algo español.
Vayamos con la interpretación. En primer lugar la soprano Rocío Ignacio, con una voz bonita, bien impostada y que fue de menos a más. Quizá al comienzo, algo fría en la emisión pudimos apreciar un vibrato que fue diluyéndose hasta alcanzar momentos muy estimables. Tiene una voz de soprano lírico dramática con un registro agudo muy limpio y donde no sufre menoscabo la musicalidad. Cumplió en la romanza del Cabo Primero, para gustar y gustarse en el dúo con el tenor de la zarzuela El Huésped del Sevillabno. Y derrochó gracia, saber estar y buen hacer musical en el dúo del Gato Montés. Y donde más me gustó, pero muchísimo, fue en la romanza o canción de Vilia de La viuda alegre. Cantó con un buen gusto, con una delicadeza realmente espléndidos. Cantó con emoción transmitiendo una sensación de lirismo, de una elegante belleza y en el mismo estilo estuvo con el dúo de Ana y Danilo de la misma opereta. Graciosísima, pícaramente ingenua en el famoso vals I feel pretty, de West Side Story y con mucho gusto y apasionamiento en el formidable dúo Tonight de la misma obra de Bernstein.
Es Jorge de León un tenor con unas cualidades vocales formidables. Tiene una voz tersa, pura, muy bien timbrada. Es bella y según los momentos puede convertirse en una verdadera delicia escucharlo. Su registro central es convincente, seguro, limpio de timbre muy hermoso. El registro agudo puede llegar a ser formidable, con una enorme facilidad para el sobreagudo que suele conseguir sin menoscabo de la musicalidad. Pero creo que también es conveniente que sepa utilizar adecuadamente esas condiciones innatas que posee. A veces se deja llevar por cierta tendencia a la exageración, valiéndose de la gran potencia vocal que tiene y en perjucio de una interpretación más matizada, más lírica. En su participación en el concierto de Navidad estuvo brillante con la convencional romanza Fiel espada triunfadora, del Huésped del Sevillano. Aceptable su dúo de la misma zarzuela y muy conseguido el del Gato Montés. En la segunda parte cantó con buen gusto la famosa María, de West side Story, aunque pudo haber matizado mejor, haberla hecho un tanto más intimista. Estuvo acertado, simpático y con bastante gracia en la canción de Danilo, en La viuda alegre, convincente en el dúo de la misma opereta y cantando con eficacia, con seguridad y buen estilo el dúo Tonight. Todos los intérpretes y el coro hicieron una versión muy buena del coro de Los Miserables, de Schönberg, Claude Michel. También brilló el coro en la Masquerade del Fantasma de la Öpera, de A. Lloyd Webber. En la parte de zarzuela interpretación muy ajustada coral en los Románticos de Doña Francisquita y muy en la buena l´çínea con el Brindis de La Pícara Molinera. Óliver Díaz tuvo una actuación afortunada, muy respetuoso con los cantantes, colaborando al mayor brillo de la sesión y consiguiendo momentos muy felices en las oberturas e intermedios- Niño judío, La pícara molinera, Girl Crazy, de Gershwin y el Mambo de West side story.
Luego villancicos que cerraron, en medio de los grandes aplausos de los espectadores, una sesión en la que la zarzuela, el musical y la opereta tuvieron el protagonismo.
José Antonio Lacárcel