Gran éxito de la ópera de Ramón Carnicer Elena y Malvina en el Auditorio Nacional, importante ópera española estrenada en Madrid en el Teatro del Príncipe en 1829.
Ramón Carnicer, compositor del siglo XIX y que ya había estrenado 3 óperas en el Teatro de la Santa Cruz en Barcelona, es uno más de nuestros compositores románticos injustamente olvidados. Elena y Malvina fue repuesta en el Teatro Real en versión concierto hace algunas temporadas. En esta ocasión se interpretó en forma de concierto en el Auditorio Nacional como concierto extraordinario de la OCNE que no pudo celebrarse la pasada temporada que es cuando estaba programado.
Se trata de una bellísima ópera en la línea de Bellini y Rossini con la estructura propia de la época. En italiano, como era inevitable por la moda, y con libreto de Felice Romani. Se presentó con algunos cortes y la supresión de los recitativos. Aún así el concierto tuvo una duración musical de 2 horas y 45 minutos. El público aplaudió todos los números y al final estalló en bravos y aplausos puesto en pié.
Este hecho nos hace reflexionar sobre la presencia en nuestros teatros líricos de nuestro patrimonio operístico. Mientras en algún teatro importante se recupera una de las primeras óperas wagnerianas como es La prohibición de mar, sin ningún interés, se olvidan de recuperar estas óperas espléndidas que hacen las delicias del público. Baste recordar el importante éxito de Ildegonda cuando se presentó en el Real. Muy injusto e incoherente. A esto hay que añadir la escasa publicidad que se ha hecho ante un hecho musical importante. Si esto hubiera ocurrido en cualquier otro país de Europa, el despliegue de información y publicidad habría sido extraordinario.
Bajo la espléndida dirección del maestro Guillermo García Calvo se pudo disfrutar de este concierto lírico. García Calvo llevó a orquesta, coro y solistas de forma impecable. Elegante en sus formas transmite una energía incontestable con unos resultados magníficos y sin que la tensión caiga.
Vocalmente se pudo escuchar a un sexteto sorprendentemente bueno. Raquel Lojendio es una soprano coloratura espectacular. Su rol está plagado de dificultades que supo superar con una técnica magnífica. La mezzo Clara Mouriz cantó su parte con buenos medios y una zona grave sonora teniendo en la zona aguda lo más brillante de su canto. Gustavo Peña lució una voz de tenor impecable con un color de gran belleza y magnífica proyección. José Antonio Sanabria, el otro tenor, posee una voz bellísima, muy clara y de tratamiento fácil. Una delicia escucharle. El barítono Josep Ramón cantó con mucho gusto con un centro poderoso, y Javier Franco, unos de nuestros jóvenes barítonos con más proyección, bordó su papel de forma impecable.
Si hemos de señalar algún número espectacular podría ser el concertante del final del primer acto y el dúo de soprano y mezzo al final del segundo de una belleza increíble.
La ONE sonó espectacular en las manos del García Calvo con especial atención al solo de cello de Miguel Jiménez Peláez. El coro muy bien impostado y con rotunda presencia.
El concierto se grabó para editarlo en CD. Entonces será la ocasión de saborear despacio esta joya y que los que no asistieron la puedan disfrutar.
Un éxito total.
Francisco García-Rosado
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