Serena Malfi triunfa como Cenerentola Por Carlos Javier López Sánchez
La Ópera de Los Ángeles, conocida en los Estados Unidos como LA Opera, pone en escena una radiante producción de Laurent Pelly de La Cenerentola de Rossini, con un reparto de gran nivel en el que destaca Serena Malfi en el papel titular.
La puesta en escena del director francés Laurent Pelly es una coproducción del Palau de les Arts de Valencia junto a la De Nederlandse Opera y el Grand Théâtre de Ginebra. Tras su triunfo en Europa, la propuesta de Pelly ha tenido también en Los Ángeles una calurosa acogida. Serena Malfi triunfa como Cenerentola

La Cenerentola de Gioachino Rossini (1817) y libreto en italiano de Jacopo Ferretti retoma la temática de La Cenicienta de Charles Perrault y se erige como un canto al candor y a la bondad. En esta versión, Pelly propone un viaje onírico que sólo ocurre en la mente de Angelina (La Cenerentola), pero no por ello menos mágico y emocionante. La música y la dulzura, con su poder transformador, son protagonistas en el sueño de Angelina, donde el drama de una vida abocada a la injusticia y al maltrato convive con una comicidad irresistible de tan humana.
Quienes no están habituados a acudir a la ópera con asiduidad encuentran en esta Cenerentola un oasis que permite acercarse al género más allá de la aridez de otros títulos. Es típico que las compañías americanas programen La Cenerentola en las fechas cercanas al Día de Acción de Gracias, una fiesta familiar que invita a disfrutar de obras como esta. Es refrescante escapar del hieratismo sofocante en que se sumen los artistas en algunos títulos del repertorio, y salir al paso de la adustez de los dramas más pesados con obras que reconfortan al espectador, para terminar el año de manera positiva.

El director de orquesta italiano Roberto Abbado ha viajado a los Estados Unidos para dirigir a la orquesta de la LA Opera con un resultado apreciable, más allá de tropiezos puntuales y algunos desajustes en los concertantes. Comunicativo y flexible con los cantantes, Abbado se empleó a fondo y consiguió hacer brillar a las secciones de cuerda y limar las brusquedades en los vientos que, si bien se hicieron presentes en la obertura, fueron desapareciendo conforme trascurría la ópera. Los tempi, algo pesados, lastraron la efectividad de algunos cuadros, aunque la fluidez escénica del montaje de Pelly resultó aquí salvadora.
La mezzo italiana Serena Malfi fue la voz triunfadora de la tarde en su estreno con la Ópera de Los Ángeles. Con un instrumento en sazón, ancho y limpio en todo el registro, una voz media bien trabajada y finura en las agilidades, la Malfi fue una Cenerentola incontestable en lo vocal, y creíble y energética en lo actoral. La artista se mostró segura y mantuvo el tipo del papel protagonista en un escenario que exige a los cantantes un esfuerzo físico adicional.
El príncipe Don Ramiro fue encarnado por el tenor sudafricano Levy Sekgapane, que también debutaba en la compañía. Algo inseguro en los recitativos, Sekgapane gestiona con habilidad un instrumento de prestaciones modestas que brilla y fluye en el agudo, pero escasea en la zona baja. El timbre, netamente metálico y apoyado en la máscara, no es la virtud principal de la voz del tenor que, por otra parte, sabe ajustarse a la partitura para apianar cuando se debe y servir las agilidades con garantías. En su dúo de amor con la Malfi en el primer acto, el tenor demostró tener maneras de buen cantante. El caluroso aplauso que le dedicó el público de Los Ángeles pareció premiar más el esfuerzo que el resultado.

Alessandro Corbelli fue un Don Magnífico expresivo y musical. El veterano barítono italiano es un especialista en el repertorio rossiniano y sus apariciones en escena son sinónimo de éxito. Con enorme generosidad artística, convenció encarnando un Don Magnífico muy cómico y creíble incluso en la exagerada e hilarante escena de la bodega.
Rossini y Ferretti incluyeron el papel Dandini para dotar a su Cenerentola de las escenas propias de la comedia de enredo. Para dar vida al paje real, el barítono ruso Rodion Pogossov hizo uso de toda su artillería cómica de muecas, piruetas y aspavientos. De voz grande, dúctil y varonil, con un rico uso de los resonadores de pecho, su actuación desató la risa del público de Los Ángeles. Pogossov se mostró cómodo en las partes más peliagudas de la partitura, aunque se le podría pedir una mayor precisión en las agilidades. Formado en el programa de jóvenes cantantes del MET de Nueva York, Pogossov es uno de los barítonos más solventes del panorama americano, lo que atestigua una agenda internacional cada vez más ocupada.
El sabio Alidoro fue interpretado por el célebre bajo italiano Ildebrando D´Arcangelo. Sobrado en lo actoral, con un nivel de canto más discreto de lo habitual, D´Arcangelo parecía más centrado en cuadrar un personaje sólido y creíble en escena, que en agotar las posibilidades vocales del rol. En la versión de Pelly, el personaje de Alidoro se transforma de mendigo en un sabio que, vestido de director de orquesta, transforma la música de Rossini en la magia que cambia el destino de la Cenerentola. El cálido timbre y la graciosa línea de canto de D´Arcangleo se hicieron presentes como de costumbre, si bien sus seguidores más fieles quedaron con ganas de más.
Las hermanastras Tisbe y Clorinda cobraron vida de la mano de la mezzo mexicana Gabriela Flores y la soprano estadounidense Erica Petrocelli. Su compenetración fue clave de éxito, así como el uso de sus voces, saludables y bien presentadas, siempre al servicio de la partitura, atentas a las indicaciones de Abbado y muy graciosas en su registro actoral.

La Ópera de Los Ángeles acertó con la elección de esta puesta en escena de Pelly y con la selección de un reparto que combina grandes nombres del universo rossiniano actual con la energía de voces jóvenes que reclaman su espacio con fuerza y trabajo. Al respecto, hay que resaltar que la compañía verá el año próximo el debut de la directora de orquesta colombiana Lina González-Granados como directora residente bajo la dirección artística de James Conlon. La joven batuta caleña estará encargada de distintos conciertos con la orquesta titular, así como al menos de la dirección de una ópera cada temporada.
La Cenerentola de Laurent Pelly finaliza donde comenzó: con la protagonista aún presa de un destino injusto. Pero a la salida del Dorothy Chandler Pavilion, el público de Los Ángeles parecía resistirse a aceptar que la magia de la música viva tan sólo en el mundo de los sueños.