Mantiene su disciplina diaria de acondicionamiento físico y clase de ballet en el salón de su casa. Como los miles de bailarines de todo el mundo no adscritos a ninguna compañía, Sergio Bernal tenía en su agenda varias galas para esta primavera que han movido sus fechas por la pandemia que sufrimos. Eso sí, en su calendario están activas las actuaciones previstas a partir de julio.
Cristina Marinero
Es la figura de danza española más internacional del momento. En los últimos años, Sergio Bernal ha formado parte del cartel de las más prestigiosas galas de estrellas de ballet y su arte ha sido destacado por la crítica internacional de Nueva York a Moscú, Londres o Roma.
Tras haber recibido en 2012 el prestigioso Premio Positano, en Italia, ha compartido escenario con Sergei Polunin, Marianela Núñez y Tamara Rojo, entre muchos otros. También, en acontecimientos como la Gala de Estrellas del Palacio del Kremlin de Moscú, en 2017, en el Castillo de Windsor o en la gala Ave Maya Russian Ballet Icons, en el Coliseum de Londres.
Bernal es uno de los pocos españoles, además, que han compartido escenario con Maya Plisetskaya. Con ella actuó en la Acrópolis de Atenas y en la Gran Noche de Danza del Festival de Cap Roig (Gerona), y tras su fallecimiento, en mayo de 2015, en las galas en su honor, en el Palacio de Festivales de Cannes y en la celebrada en la Ópera de Zurich. Además de otras en Miami, Italia, Rusia y Nueva York, celebradas en los últimos años, en enero de este año participó en la Gala 70º Aniversario del English National Ballet, invitado por Tamara Rojo, con gran éxito y alabanzas de la crítica.
Esta carrera estelar la realiza Sergio Bernal junto al director de danza y coreógrafo Ricardo Cue, quien vio su luz hace más de una década y quiso trabajar con él para llevar su talento a los grandes escenarios del mundo. Y desde entonces, en paralelo hasta julio de 2019 con su puesto de primer bailarín en el Ballet Nacional de España, ha triunfado por el mundo con el solo del Molinero de El sombrero de tres picos, en la coreografía de Antonio, en el paso a dos El último encuentro, junto a Mirian Mendoza, solista del Ballet Nacional y, desde hace tres años, con El cisne, solo de Ricardo Cue, también coreógrafo del paso a dos anterior, sobre la famosa composición de Saint-Saëns.
“Sergio Bernal es el bailarín de su generación”, subraya Cue, quien afirma tener “la ilusión como el primer día”, en su trabajo con él. “Con una persona como Sergio, tienes el mundo por delante. El talento sigue intacto. Habrá que salir a la calle en algún momento… Y el público quiere ver gran talento cuando se abre el telón: la emoción de la belleza. Eso me lo decía Martha Graham: ‘salir al escenario tiene que ser un momento sagrado’. El virus no podrá con el arte”.
En su calendario, tienen por delante varias galas y actuaciones en Europa y al otro lado del charco. El 11 de julio, la Gala Homenaje a Alicia Alonso en el Teatro del Liceo de Barcelona; al día siguiente, Les Etoiles en el Festival de Spoleto y, también en Italia, tres actuaciones con Andrea Bocelli (24, 25 y 26 de julio), en el Teatro del Silenzio de Toscana. En agosto, harán un preestreno, el día 2, de su espectáculo Imparable, en el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial y los días 28 y 29, una Gala de Estrellas en Buenos Aires. Por eso, Sergio Bernal debe tener su cuerpo al cien por cien. Cada día cuenta.
¿Qué disciplina sigues durante este mes largo que ya cumplimos en casa por este virus que ha cambiado al mundo?
La verdad es que creo que en los bailarines el «secreto» es el mismo en todas las circunstancias: seguir creciendo cada día. Nuestras carreras son limitadas en el tiempo y siempre vamos a contrarreloj, por ello creo que la necesidad de trabajar y de seguir mejorando la seguimos aplicando aunque estemos confinados. También es de gran ayuda compartir clases con amigos a través de videollamada y así, por lo menos, nos corregimos y nos motivamos juntos.
¿Y qué ves que has necesitado trabajar más en tus sesiones de ballet caseras?
En las clases que estoy haciendo en casa, lo que más estoy trabajando en profundidad cuando bailo es la respiración. Era una asignatura pendiente y ahora me estoy centrando mucho en ella. Primero hago acondicionamiento físico y, después, clase de ballet, como la que da Tamara Rojo en directo cada día por Youtube, o las que ofrece Tyler Peck [primera bailarina del New York City Ballet] por Instagram. También, la clase de ballet de Pablo Savoye, que me viene muy bien. Antes de esta situación, iba con él a la escuela que tiene con Carmina Ocaña.
¿Te han surgido ideas coreográficas a propósito de esta situación?
Como estoy en el proceso de creación del espectáculo Imparable que quiero estrenar cuando sea posible -está programado para el 2 de agosto-, le dedico cada día un tiempo. En silencio, dejo que mi mente y cuerpo escuchen cómo necesito moverme para darle un espacio nuevo.
¿Son movimientos más expresivos y menos espaciales, por la limitación de ensayar en casa?
La verdad que los movimientos y pasos los imagino en mi cabeza y aunque no pueda realizarlos como quisiera, sí que intento coger sensaciones para luego poder transportarlas a los ensayos en el estudio, cuando podamos ir.
¿Estás en contacto con los gestores de las galas que tienes previstas? Ya nos has dicho que algunas han atrasado sus fechas…
Sí, estoy continuamente hablando con los empresarios sobre las fechas de actuaciones, que han cambiado; con Monica Hamill, que lleva la producción de mi compañía y con Ricardo Cue, por supuesto. Hablo también con otros compañeros de profesión y todos estamos en la misma situación. No sabemos cómo va a ser el proceso de reincorporación al trabajo, pero sí que todos coincidimos en que, por desgracia, los teatros serán de los últimos en abrir. Si ya los profesionales de la cultura son sufridores y luchadores natos, en esta situación todo es más difícil. Pero confío en que, cuando termine el confinamiento, nos reunamos para hacer mesas de trabajo, crear estatutos y nuevas fórmulas de distribución y visualización de espectáculos teatrales. La situación de muchos artistas que no se pueden sujetar a ninguna ayuda, es muy preocupante. Hay que salvaguardar a todas las personas, incluido el sector de la cultura, tan importante ahora, cuando todo el mundo está consumiéndola en sus casas para hacer más amenos estos momentos.
¿Crees que este «frenazo» te ha aportado algo como bailarín, a pesar de todo?
En algún momento hemos dicho «necesito parar» y aunque ahora evidentemente las circunstancias son muy malas, creo que es algo que en general a la gente le está costando. Evidentemente, la incertidumbre, el miedo y la tristeza de la situación crean cierta ansiedad, pero, aún así, habíamos perdido la sensación de pararnos. Por supuesto, durante el confinamiento, tengo momentos con sentimientos muy dispares. A veces pienso que estoy en la montaña rusa del Parque de Atracciones, pero no, qué más quisiera. Me estoy dando espacio para conocerme más profundamente y trabajar mis emociones. Había hecho meditación en momentos de descanso y en vacaciones, pero ahora es cuando lo estoy trabajando más intensamente. Creo que me va a servir mucho como intérprete y como persona.