Auditorio Nacional
La temporada dse la OCNE sigue siendo un éxito, esta vez coin la monumental partituta de Olivier Messiaen, Turangalila-synphonie, paras piano, ondas Martenot y gran orquesta.
Obra de muy difícil ejecución que obtuvo con la OCNE un rotundo éxito. Josep Pons su anterior titular hizo un magnifico trabajo en la Orquesta Nacional como se viene demostrando desde hace temporadas y una vez más en esta, iniciada con el War Requiem de Britten. Armonizar un conjunto de más de 100 profesores no es trabajo fácil, y menos obtener unos resultados excelentes en todas sus secciones. Tiempos, clara diferencia de secciones intrumentales, brillante actuación delos metales, extraordinaria intervención del pianista Steven Osborne con unos solos espectaculares, y las ondas Martenor manejadas impecablemente por Philippe Arrierus.
Mas de dos años tardó el compositor en escribirla, siendo finalmente estrenadas por la Orquesta de Bostón que se la había encargado y dirigida por un joven Leonard Berstein. El título viene a significar, “canto de amor, vida y muerte”.
Células temáticas reconocibles van sucediéndose en un vertiginoso ritmo con claras referencias a Debussy y resonancias de la músicas americana.; Gershwin no está lejos.
Ocenta minutos que se pasaron en un suspiro.
Francisco García-Rosado