El sello Decca nos presenta, en un doble C.D., a la violinista Sonig Tchakerian interpretando las Sonatas y Partitas para violín sólo de Johann Sebastian Bach, un conjunto de piezas en las que podemos apreciar claramente el enorme talento y la sublime genialidad de Bach.
Estas piezas constituyen, sin ningún género de dudas, unas de las obras cumbres de la literatura universal para violín sólo, ejemplo de la creatividad de uno de los más grandes compositores de toda la historia, exigiendo un enorme virtuosismo a los intérpretes que se embarquen en la compleja tarea de prepararlas, así como una capacidad expresiva que se aleje de la mera perfección en la ejecución técnica, ya que a ésta hay que unir la capacidad para transmitir las emociones que llevan latentes las obras del genio alemán. El desafío al que se enfrenta Tchakerian en este trabajo es, por tanto, de grandes dimensiones, pues sólo un intérprete de altísimo nivel puede sacar el partido necesario a estas piezas.
La Sonata nº. 1 en Sol menor BWV 1001 abre este doble C.D., una pieza que presenta los contrastes tan propios del Barroco en cuanto a ritmo, a dinámica, que, con esa capacidad de Bach para hacer una rica polifonía incluso con el violín, obliga al intérprete a un estudio intenso, no sólo por el gran virtuosismo que contiene, sino también para lograr tocar con calidez, con emoción, teniendo que ser cuidadosamente meditada la forma de articular y, en conclusión, de interpretar. Desde el sosegado Adagio, a la compleja Fuga o el frenético Presto, esta obra, como las cinco restantes (a cada sonata le sigue una partita siguiendo el orden de catalogación), la sonata es ejecutada con una excelsa maestría por Tchakerian, siendo capaz de aunar virtuosismo, técnica, expresión y musicalidad y, por tanto, haciendo llegar la sublime genialidad de Bach al oyente.
El buen hacer de Tchakerian es evidente también en la Partita nº 1 en Si bemol menor BWV 1002, donde el relajante Double, la hermosa Sarabande, el frenético Double. Presto y el resto de piezas que la configuran son ejecutadas con una gran calidad técnica, con lirismo y fuerza según el fragmento, con un sonido limpio y eficaz que nos hace llegar de forma muy convincente la sublime genialidad de Bach. De la misma manera, Tchakerian continúa interpretando a un altísimo nivel las otras dos excelentes Sonatas y Partitas, con momentos de especial agrado para un servidor, tales como la brillante Fuga o el Allegro de la Sonata nº 2, la maravillosa y magistral Ciaccona de la Partita nº 2, la espectacular Fuga y el sosegado Largo de la Sonata nº 3, el ágil y complejísimo Preludio o la célebre Gavotte en Rondeu de la Partita nº 3 por citar sólo algunos de los grandes momentos musicales que nos brindan este conjunto de obras.
Estas joyas de la música no podrían ser efectiva sin un intérprete de gran talla musical, por lo tanto, es evidente que debemos elogiar el fantástico trabajo realizado por Sonig Tchakerian en este doble C.D., luciendo un sonido limpio y brillante, con una ejecución eficaz de la dinámica, con un fraseo minuciosamente estudiado para favorecer la expresividad, con una diferenciación efectiva de los distintos planos sonoros de las piezas, con una solvente interpretación de la densa escritura contrapuntística, especialmente complicada en el violín, que tienen estas obras. A ello debemos unir la musicalidad de la violinista, la sensibilidad con la que interpreta a Bach, desmintiendo esas ideas, que no puedo llegar a comprender ni compartir, de que la música barroca carece de emociones, de sentimientos y es demasiado mecánica. El autor alemán, uno de los más grandes e influyentes compositores de la historia de la música, cumbre del Barroco, de una personalidad artística única y arrolladora, demuestra en estas Sonatas y Partitas, como en la práctica totalidad de su producción, su excelsa maestría; no puedo dejar de recomendar este doble C.D. a cualquier aficionado al violín ni a cualquier aficionado a la música, sean cuales sean sus preferencias, pues en él podemos disfrutar de la enorme figura de Bach.
Emilio Lacárcel Vílchez